Por Vitor Gaspar y Paolo Mauro
Esta entrada del blog forma parte de una serie especial sobre la respuesta al coronavirus.
Una función principal de los gobiernos es proteger el bienestar de la gente, de forma más decisiva y visible durante emergencias como el reciente brote de coronavirus. El FMI ha puesto a disposición USD 50.000 millones en financiamiento de emergencia de desembolso rápido para ayudar a los países afectados por el coronavirus. Como afirmó nuestra Directora Gerente, Kristalina Georgieva, lo que queremos es asegurar que no haya fallecimientos debido a la falta de dinero.
Salvar vidas
La prioridad de los gobiernos y la comunidad internacional es evitar que la gente contraiga la enfermedad y curar a aquella que la haya contraído. Un mayor gasto en atención sanitaria puede salvar vidas tanto en el país como a escala mundial.
Debido al rápido contagio del virus, actuar puede contribuir a garantizar que los sistemas sanitarios de los países, inclusive aquellos con una capacidad limitada, no se vean desbordados.
El gasto en atención de la salud debe realizarse independientemente del margen presupuestario que tenga el país. Los países de bajo ingreso necesitan con urgencia donaciones o préstamos sin intereses para financiar gastos sanitarios que de otra forma no podrían costear. La experiencia recogida en epidemias pasadas, como el ébola , muestra que la velocidad en el despliegue de financiamiento concesionario es fundamental para contener la propagación de la enfermedad.
Para desarrollar una vacuna eficaz también se necesita dinero público.
Un plan para proteger a la gente y las empresas
Los gobiernos deben proteger a la gente del impacto económico de esta crisis sanitaria mundial. Aquellos más afectados no deben arruinarse y perder sus medios de vida por circunstancias ajenas a ellos mismos. Un restaurante de gestión familiar en un país que depende del turismo, o los empleados de una fábrica cerrada debido a una cuarentena local, necesitarán apoyo para capear esta crisis.
En función de su capacidad administrativa, los gobiernos pueden ayudar ya mismo a la gente y las empresas de varias formas:
1. Dedicar recursos a la prevención, la detección, el control, el tratamiento y la contención del virus , así como proporcionar servicios básicos a las personas que deben permanecer en cuarentena y a las empresas afectadas. Por ejemplo, los gobiernos nacionales pueden asignar recursos a los gobiernos locales para que los destinen a estos ámbitos o para que movilicen clínicas y personal médico a los lugares afectados, como han hecho China y Corea .
2. Proporcionar alivio temporal, selectivo y oportuno en materia de liquidez a las personas y las empresas más afectadas, hasta que se reduzca la emergencia.
- Ofrecer subsidios salariales a las personas y las empresas para ayudar a contener el contagio. Por ejemplo, Corea, Francia y Japón están ofreciendo a empresas e individuos subsidios para cubrir su ausencia en el trabajo cuando deben quedarse a cuidar a los niños durante el cierre de las escuelas. Francia está ofreciendo licencias médicas a las personas directamente afectadas por el virus que se autoimponen una cuarentena.
- Aumentar y ampliar las transferencias, tanto en efectivo como en especie, en particular a los grupos vulnerables. China está acelerando el pago de las prestaciones de seguro de desempleo y ampliando las redes de protección social. Corea está aumentando las prestaciones a los adultos jóvenes que buscan empleo y ampliándolas para los hogares de bajo ingreso.
- Proporcionar alivio tributario a las personas y las empresas que no pueden hacer frente al pago de sus impuestos. China está relajando la presión tributaria sobre las empresas en las regiones y sectores más vulnerables, entre ellos transporte, turismo y hotelería. Corea ofrece prórrogas en el pago del IVA y los impuestos sobre la renta a empresas de las industrias afectadas. China, Italia y Vietnam están ofreciendo prórrogas fiscales a empresas faltas de liquidez. Irán está simplificando la tributación de sociedades y empresas. China está permitiendo la suspensión temporal de las contribuciones de las empresas a la seguridad social.
3. Crear un plan de continuidad de las operaciones. Ya se trate de un ministerio de Hacienda o de una administración aduanera o tributaria, debe suministrar servicios a los ciudadanos, contribuyentes e importadores en caso de contagio generalizado, apoyándose lo máximo posible en medios electrónicos. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Agencia Federal para la Gestión de Emergencias coordina la continuidad de las operaciones y actividades del gobierno federal.
Algunas de estas medidas pueden aplicarse mediante procedimientos administrativos, mientras que otras necesitarán un presupuesto de emergencia, que también deberá tener en cuenta el costo fiscal global.
También es importante comunicar al público de qué forma las medidas de emergencia y los cambios en los presupuestos originales son compatibles con la estabilidad y la sostenibilidad. El fortalecimiento de las capacidades que ofrece el FMI puede ayudar a los países a reforzar su capacidad administrativa para responder a emergencias en la gestión financiera pública y la administración tributaria.
Para respaldar a los gobiernos que necesiten asistencia financiera, el FMI y la comunidad internacional han puesto a disposición varios servicios financieros , como puso de manifiesto el Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI) .
En este momento, las medidas de respaldo fiscal más eficaces para la economía son las expuestas anteriormente. Estas medidas evitarán o limitarán la propagación de la enfermedad y protegerán a las personas y a las empresas más afectadas. Los denominados estabilizadores automáticos de los países —la reducción de los impuestos y el aumento de las prestaciones por desempleo y otras prestaciones para quienes ven disminuir sus ingresos y beneficios— también contribuirían.
En el próximo Monitor Fiscal del FMI de abril de 2020 volveremos a estas cuestiones y ofreceremos más detalles sobre las políticas adoptadas hasta entonces por nuestros países miembros.