(Versión en English)
En un contexto de crecimiento mundial moderado y un aumento de riegos, el FMI y el Banco de Guatemala organizaron la XIV Conferencia Regional de Centroamérica, Panamá y la República Dominicana, para discutir opciones de políticas que permitan alcanzar un crecimiento más robusto y sostenible, que conduzca a la reducción de la pobreza y la desigualdad en toda la región.
Las economías de la región continúan beneficiándose de la recuperación de la economía estadounidense, los bajos precios del petróleo y condiciones financieras internacionales aún favorables, principalmente el bajo nivel de las tasas de interés. Estas condiciones positivas ofrecen una oportunidad única para eliminar obstáculos a la inversión y promover el progreso social.
En ese sentido, esbozamos las principales conclusiones de la conferencia.
Mejorando las perspectivas de crecimiento
Nuestras últimas proyecciones anticipan que la región continuará creciendo cerca del 4% anual en 2016–17. Si bien este ritmo es más elevado que el del resto de Latinoamérica, es insuficiente para reducir la pobreza y la desigualdad con mayor rapidez (véase el gráfico 1). Por ende, los conferencistas dejaron claro que la región necesita lograr un crecimiento más rápido y duradero. Con ese objetivo, será primordial avanzar en dos frentes.
Primero, se necesitan políticas más sólidas para lograr que el crecimiento sea más resistente a condiciones económicas cambiantes. Un reto crítico en la mayoría de los países es la reducción de la deuda pública (véase el gráfico 2) y la reconstrucción del espacio necesario para activar respuestas fiscales anti-cíclicas (políticas que van en dirección opuesta al ciclo económico). Una vez corregida esta situación fiscal, la salud presupuestaria debe protegerse mediante reglas fiscales bien diseñadas. Una mayor flexibilidad del tipo de cambio contribuirá a proteger la producción y el empleo de choques externos adversos, en tanto que la política monetaria deberá mantenerse atenta a contener posibles presiones inflacionarias y afianzar su transmisión a la economía. Con bancos más sólidos —que dependan menos del endeudamiento externo a corto plazo, limiten el crédito en moneda extranjera a prestatarios desprotegidos y sigan prácticas estrictas en contra del lavado de dinero—, la movilización del ahorro hacia la inversión será más segura, aun si los mercados de capital internacionales experimentan episodios de alta volatilidad. En general, una mayor consolidación de la estabilidad macroeconómica y financiera mejorará las perspectivas de inversión y creación de empleos.
Segundo, como las economías de la región están operando prácticamente al máximo de su capacidad, los países deberían incrementar la inversión, el capital humano y la productividad para elevar su crecimiento potencial. Una recaudación tributaria mayor y un gasto público más eficiente son elementos esenciales para modernizar la infraestructura, mejorar la calidad de la educación y fortalecer la seguridad pública. Atacar la corrupción y, en términos más generales, mejorar el clima de negocios —simplificando regulaciones y reduciendo barreras de entrada a nuevas empresas— constituyen medidas cruciales para fomentar una mayor inversión privada.
Enfocándose en reformas clave
A la luz del reciente aumento de las actitudes proteccionistas en las economías avanzadas y perspectivas de un débil comercio mundial, los conferencistas enfatizaron en la importancia de reformas que generen nuevas fuentes de crecimiento para la región y reduzcan sus disparidades sociales.
La inclusión financiera ofrece oportunidades de crecimiento y reducción de la desigualdad social, ya que contribuye a elevar el ingreso de los segmentos más vulnerables de la sociedad. De hecho, la región ha dado grandes pasos en aumentar el acceso a los servicios financieros básicos, lo cual facilita a las familias de menores ingresos el ahorro o la toma de crédito para educación y atención de salud, y a las empresas pequeñas, la inversión y el crecimiento. Los pasos siguientes consisten en reducir más los costos de acceso, mejorar la educación financiera y ampliar el uso de la tecnología en la red bancaria, salvaguardando al mismo tiempo la estabilidad financiera.
Con base en la experiencia de integración de México dentro del marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y de España con la Unión Europea, los participantes indicaron que existen considerables oportunidades de crecimiento, de lograrse una mayor integración económica dentro de la región y con la economía mundial. El comercio dentro de Centroamérica es muy bajo, en comparación con otras regiones más dinámicas en el mundo. Por lo tanto, la ampliación del mercado regional y una mayor participación en cadenas mundiales de producción elevarían la exportación, la inversión y la creación de empleos en toda la región. A su vez, las políticas comerciales deben garantizar que los beneficios de la integración se distribuyan equitativamente dentro de la sociedad.
Una estrategia bien diseñada para el desarrollo de infraestructura también podría estimular el crecimiento, reducir la pobreza y apoyar la integración regional. La mayoría de los países de la región padecen de la mala calidad de las carreteras, los puertos, los aeropuertos, la generación de energía y los servicios aduaneros. Por ende, mejorar la calidad de la infraestructura a los niveles de las economías emergentes más dinámicas reduciría sustancialmente los costos de producción y facilitaría la incorporación efectiva de productores de menores ingresos a la economía. Pero la modernización de la infraestructura requiere reformas para crear el espacio fiscal necesario para la inversión pública y fomentar la participación del sector privado sin poner en peligro el presupuesto.
En resumen, Centroamérica, Panamá y la República Dominicana todavía pueden hacer más para mejorar sus indicadores sociales. Aprovechando las perspectivas económicas positivas, la región debería reorientar decisivamente las políticas para reducir la desigualdad social y eliminar los obstáculos por el lado de la oferta que obstaculizan el crecimiento. A lo largo de los años, la conferencia ha compartido importantes lecciones de política para la región y continúa siendo un foro vital para el diálogo de políticas dentro de la región y con el FMI.