(Versión en English)
Guatemala ha sido un ejemplo de estabilidad macroeconómica y financiera en Centroamérica. En nuestro informe anual sobre la economía de Guatemala elogiamos el sólido desempeño económico del país luego de la crisis financiera global 2008-09, respaldado por medidas de política apropiadas y fundamentos económicos saludables.
Aprovechando estos logros, Guatemala debería centrarse en los siguientes grandes desafíos que enfrenta su economía:
• ¿Cómo preservar la estabilidad macroeconómica y manejar los riesgos globales e internos?
• ¿Cómo crear las condiciones para un mayor crecimiento sostenido y mejorar la distribución del ingreso para satisfacer las necesidades sociales?
Perspectivas de crecimiento favorables
Las condiciones económicas en Guatemala son favorables para 2014 y los próximos 2 a 4 años. En particular, esperamos que la economía crezca cercana a su tasa potencial de 3½ por ciento anual, que la inflación permanezca baja, y que el sector externo continúe siendo robusto (ver gráfico 1). Según la tendencia actual, las necesidades de financiamiento del gobierno central seguirán siendo moderadas y la razón de deuda pública a PIB subirá lentamente hasta alcanzar 27 por ciento al final de esta década.
Vemos dos vulnerabilidades. Primero, mientras que la razón de deuda/PIB es baja, la deuda pública es alta como porcentaje del ingreso tributario en comparación con los pares regionales. Segundo, el ritmo de crecimiento es demasiado bajo para permitir una reducción sustancial en los niveles actuales de pobreza y desigualdad, que están entre los más altos de la región (ver gráfico 2).
Además, hay riesgos que pueden afectar esta perspectiva macroeconómica. En tanto que Guatemala se encuentra en buena posición para manejar los riesgos de una normalización ordenada de la política monetaria en los EUA, hay un limitado espacio de política para proteger la economía (en especial, la producción y empleo) contra otros choques adversos al crecimiento mundial o perturbaciones graves en los mercados financieros mundiales. Internamente, el bajo nivel de ingresos tributarios podría afectar la inversión en capital físico y humano, afectando el potencial de crecimiento y las condiciones sociales en el largo plazo.
Por tanto, nuestro informe se enfocó en diseñar una estrategia para consolidar la estabilidad macroeconómica y lograr un mayor crecimiento incluyente en el largo plazo. Hemos identificado las siguientes prioridades de política, para lograr estos objetivos:
Mantener una política neutral
Las políticas planificadas por las autoridades para 2014-15 apoyan la estabilidad macroeconómica. Creemos que el déficit fiscal (cercano a 2 por ciento del PIB) previsto para este periodo es apropiado, dado que no crea una presión indebida sobre la demanda agregada.
Para mantener el déficit fiscal dentro de este límite, las autoridades deben continuar atendiendo los obstáculos a la implementación de la reforma tributaria 2012, incluyendo a través de una mejor administración tributaria y aduanera. El Congreso debería aprobar de forma oportuna el presupuesto fiscal para 2015 y los préstamos multilaterales, para evitar potenciales recortes indeseados al gasto social. También creemos que la política monetaria es ligeramente expansiva, pero las autoridades han manifestado que están preparadas para restringir las condiciones monetarias en caso que emerjan presiones inflacionarias.
Mejorar la resistencia a choques adversos
Por el lado fiscal, estabilizar el nivel de deuda pública como porcentaje del PIB a los niveles actuales abriría el espacio para una política fiscal contra cíclica (gastar más en tiempo malos y menos durante los tiempos buenos), sin exacerbar riesgos de fondeo (ver gráfico 3). Esto requeriría una modesta mejora en el balance primario (½ por ciento del PIB), lo que debería ser adoptado gradualmente para minimizar su impacto en el crecimiento. Además, el incremento en el nivel de ingresos fiscales, que es uno de los más bajos en la región, ayudaría a resolver las apremiantes necesidades sociales y crear las condiciones para un mayor crecimiento inclusivo. Una vez que la adopción de la reforma tributaria 2012 vaya por mejor camino, Guatemala debe avanzar más por el lado de los ingresos con medidas tales como reducir el gasto tributario, alinear la tasa del impuesto al valor agregado al promedio regional, y eliminar el destino específico de los ingresos.
Un marco de política monetaria más sólido también podría permitir respuestas más eficaces a choques adversos. Esto podría lograrse elevando gradualmente la flexibilidad cambiaria en congruencia con el objetivo primordial de la política monetaria de mantener una inflación baja. Medidas para revertir la dolarización financiera, fortalecer las operaciones monetarias del banco central, y el desarrollar el mercado de valores, también ayudarían sustancialmente en mejorar la transmisión de la política monetaria hacia los sectores real y financiero de la economía, y así neutralizar los efectos de choques adversos
La estabilidad del sistema financiero también podría reforzarse al reducir aún más los riesgos que enfrenta el conjunto del sistema. A la luz de las sustanciales reformas financieras llevadas a cabo en años recientes, la atención ahora debe centrarse en mejorar la supervisión consolidada y el monitoreo de riesgos a los conglomerados financieros. La actualización de otros aspectos regulatorios también ayudaría a reducir las vulnerabilidades provenientes de créditos relacionados y la banca off-shore. Guatemala también está bien posicionada para adoptar gradualmente los estándares de Basilea III (las nuevas reglas de la banca internacional) y aliviar los riesgos de la creciente integración financiera. Estas medidas ayudarán a una profundización ordenada de la intermediación financiera y hacer la asignación del ahorro más eficiente.
Lograr un mayor crecimiento inclusivo en el largo plazo
Un mayor gasto público en educación, salud e infraestructura social tiene el potencial de mejorar los indicadores sociales y de capital humano, que a su vez, mejorarían la productividad y ayudarían a integrar a los grupos vulnerables al tejido social. La agenda de gobierno también apunta a elevar la productividad a través de reformas para mejorar el clima de negocios y mejorar la seguridad. En particular, las medidas previstas para fomentar la creación de empresas, mejorar la flexibilidad laboral, y estimular la inversión a través de asociaciones publico-privadas, limitando al mismo tiempo los riesgos fiscales, son pasos en la dirección correcta.