(Versión en English)
Seis países de África Central se han visto gravemente afectados por el derrumbe de los precios de las materias primas. El precio del petróleo cayó, el crecimiento económico se estancó, la deuda pública aumentó y las reservas de divisas disminuyeron. La tardía reacción de las autoridades y un conflicto regional ha agravado más la situación de los habitantes de la región.
Los países de la Comunidad Económica y Monetaria de África Central son Gabón, Camerún, Chad, la República Centroafricana, la República del Congo y Guinea Ecuatorial. Tienen una moneda común, el franco CFA, con un tipo de cambio fijo frente al euro, y comparten un banco central común donde están depositadas las reservas mancomunadas de divisas de la región.
En respuesta a las graves dificultades que están atravesando, los países han trazado una estrategia para revertir la situación de sus economías, cuyo éxito depende de que los países apliquen políticas bien coordinadas, tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Además, estos países han recurrido al apoyo del FMI. En las últimas semanas, el FMI aprobó nuevos programas para Gabón, Camerún y Chad, y un aumento del financiamiento para la República Centroafricana. Y están en curso conversaciones con la República del Congo y Guinea Ecuatorial.
Derrumbe del precio del petróleo
El petróleo representa aproximadamente un 60% de las exportaciones de la región. De ahí que el derrumbe del precio del crudo en 2014 haya asestado un duro golpe económico al reducir a la mitad los ingresos públicos derivados de las exportaciones entre 2014 y 2016. El déficit de cuenta corriente de la región por lo tanto aumentó considerablemente, de 3,9% del PIB en 2014 a 9,3% en 2016.
Pese a que se realizaron algunos recortes del gasto público para compensar la disminución de los ingresos fiscales, la deuda pública aumentó de 29% del PIB en 2014 a 47% del PIB en 2016.
A las dificultades económicas se suman las amenazas de seguridad provenientes de Boko Haram en la región del Lago Chad y los conflictos civiles en la República Centroafricana.
La reacción inicial de los países a estos shocks fue lenta, para fines de 2016 las reservas de divisas habían disminuido en USD 10.000 millones, situándose en un nivel equivalente a casi dos meses de importaciones, que es muy inferior al necesario, en especial para una región con tipo de cambio fijo.
Frente unido
En reconocimiento de la gravedad y la urgencia de la situación, en una cumbre celebrada en Yaundé el pasado mes de diciembre, las autoridades nacionales decidieron adoptar las medidas necesarias para hacer frente a las dificultades económicas actuales y sentaron las bases para una recuperación económica gradual. Uno de los pilares de la estrategia económica es el mantenimiento del actual tipo de cambio fijo. Las autoridades tomaron la importante decisión de que todos los países adoptarían las medidas necesarias para solucionar el problema colectivo. Esta decisión fue crucial, ya que la economía de la región en su conjunto solo podría comenzar a recuperarse mancomunando sus esfuerzos.
Aunque cada país formulará sus propias políticas, su estrategia mancomunada se centra en cuatro esferas de reformas:
- Incrementar los ingresos de sectores no petroleros a través de reformas fiscales, definir mejor las prioridades de gasto para ayudar a estabilizar los niveles de deuda pública y reforzar la transparencia y la eficiencia del gasto público.
- Proteger el gasto público y crear nuevos programas de protección social para amortiguar el impacto de la crisis económica en la población pobre.
- Afianzar el sector financiero a fin de promover la estabilidad y la inclusión.
- Mejorar el entorno empresarial y fomentar la diversificación de la economía para evitar la dependencia excesiva del petróleo.
Respaldo del FMI
El FMI está brindado respaldo a través de financiamiento, asesoramiento en materia de política económica y asistencia técnica.
Financiamiento. El financiamiento que estamos aportando, junto con otros socios en el desarrollo, facilitará una corrección más gradual de los desequilibrios de la que ocurriría en otras circunstancias. Esto también otorgará a los países más tiempo para aplicar las reformas económicas tan necesarias para adquirir mayor resiliencia ante shocks y crisis en el futuro.
Nuestra labor de asesoramiento de política económica y asistencia técnica es de amplio alcance, pero hay tres factores fundamentales para que las reformas sean fructíferas:
- Coordinación de las políticas económicas, entre los países y con las instituciones regionales. Todos los países deben ejecutar sus programas de reforma de manera coherente para evitar que algunos se beneficien sin aportar nada a cambio. Al mismo tiempo, el banco central regional debe mantener su compromiso de apoyar los programas nacionales y subir las tasas de interés cuando sea necesario para reconstruir las reservas externas y apuntalar el tipo de cambio fijo. También es necesario afianzar el sector financiero, entre otras formas, reforzando el marco de supervisión bancaria y su aplicación.
- Reformas fiscales que propicien el crecimiento y la inclusión. Los países pueden mitigar los efectos de los recortes del gasto con medidas que mejoren la eficiencia del gasto público y ayuden a proteger a los pobres. Es más probable que la población respalde las reformas si los gobiernos son capaces de demostrar que el ajuste fiscal está distribuido equitativamente y que se protege a los más vulnerables.
- Combatir la corrupción y aumentar la transparencia en el uso de los recursos públicos. La corrupción puede suponer un importante drenaje de los escasos recursos públicos y un freno para el crecimiento económico. Los seis países pueden demostrar que las reformas actuales son capaces de subsanar las deficiencias del pasado adoptando medidas concretas. Por ejemplo, entre otras políticas, recomendamos a los países que se adhieran a la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas que fomenta la divulgación de información relativa a los ingresos provenientes de las materias primas.
En definitiva, el éxito de la estrategia trazada por estos países dependerá de la eficacia con que apliquen las reformas y la habilidad que demuestren a la hora de utilizar las políticas para responder a los shocks futuros. El FMI está preparado para respaldar la labor de los países para mejorar las perspectivas económicas de su población.