(Versión en English)
En la última década, Perú ha ampliado en gran medida el acceso a los servicios financieros y sociales. ¿Es posible lograr nuevos avances en un entorno de precios más bajos de las materias primas y menor crecimiento económico? Creemos que sí, pero para lograrlo el gobierno tendrá que ampliar los programas de inclusión que ya han dado resultado y poner en marcha nuevas iniciativas.
Progreso social
En los últimos años América Latina ha dado pasos importantes hacia la reducción de la pobreza, gracias a las condiciones externas favorables y a programas sociales bien focalizados. En Perú, la tasa de pobreza se redujo en más de la mitad, de 59% en 2004 a 23% en 2014, y alrededor de un tercio de la población pasó a engrosar las filas de la clase media. La tasa de pobreza extrema descendió a aproximadamente 4% en 2014, y el coeficiente de Gini (un indicador de desigualdad del ingreso en el que 0 denota igualdad perfecta y 100 denota desigualdad absoluta) disminuyó a 44. La tasa de pobreza rural, no obstante, permanece por encima de 46%, y aproximadamente un 15% de los niños sufren malnutrición crónica.
Los estudios indican que aproximadamente la mitad de la reducción de la pobreza es atribuible al crecimiento, y el resto está vinculado a las políticas redistributivas. Un informe reciente del personal técnico sobre el estado de la economía peruana indica que los términos de intercambio menos favorables pueden suponer un menor crecimiento potencial en el futuro. Además, los conflictos sociales en el ámbito de la minería —debidos a inquietudes sobre el uso y la distribución de la riqueza de recursos naturales y al estado actual de la inclusión social— también pueden ensombrecer las perspectivas de crecimiento.
Iniciativas pasadas y futuras
En este contexto, las autoridades están poniendo en marcha una serie de iniciativas —algunas conocidas, otras nuevas— para seguir fomentando la inclusión social y financiera:
● Mayores asignaciones para programas sociales. La red de protección social de Perú comprende cinco programas que se enfocan en la alimentación escolar (Qali Warma), el desarrollo de capital humano en hogares encabezados por mujeres (Juntos), el apoyo a ancianos (Pensión 65), la asistencia rural (Haku Winay, Foncodes, FONIE) y el apoyo al desarrollo de niños recién nacidos (Cuna Más). Estos programas forman parte de una estrategia nacional de desarrollo e inclusión social (Incluir para crecer) que abarca todas las etapas de la vida. En 2015 el gasto social aumentará 26% para ampliar la cobertura de algunos de estos programas.
● Reformas educativas. Los esfuerzos están centrados en mejorar la calidad de la infraestructura, la educación y la administración de los establecimientos de educación primaria y secundaria. El plan consiste en elevar la remuneración en función de evaluaciones y capacitación de los maestros, incrementar el número de donaciones y bonificaciones para docentes conforme al desempeño e invertir tanto en construcción de escuelas como en renovación de instalaciones. En varias escuelas experimentales se alargará la jornada educativa diaria, y se introducirán gradualmente clases de inglés a escala nacional. La meta es elevar el gasto en educación —del actual nivel de menos de 3% a aproximadamente 4% y 6% en 2016 y 2020, respectivamente— con incrementos anuales de ½ punto porcentual del PIB.
● Inclusión financiera. Tan solo un 29% de los adultos en Perú tienen cuentas de depósito en bancos, en tanto que las relaciones crédito/PIB y depósitos/PIB (inferiores a 35%) siguen siendo bajas en comparación con los niveles regionales. El aislamiento geográfico, los altos costos, la informalidad y la falta de confianza en el sistema bancario suelen citarse como factores clave que obran en contra de una mayor inclusión financiera. En años recientes, las autoridades han ampliado el acceso y el uso de servicios financieros a través de mejoras de la regulación y supervisión, la transparencia, la protección del consumidor y la educación financiera. En 2013, la institución encargada de la supervisión bancaria llevó a cabo un programa de capacitación para profesores sobre temas financieros, y a finales de 2014 se presentó un “mapa de oportunidades de inclusión financiera”. Este mapa es una herramienta interactiva que proporciona información geográfica detallada de más de 150 indicadores de acceso y uso de servicios financieros en todo el país. Además, el mapa propició la creación de más productos de ahorro de bajo costo dentro del sistema financiero. En procura de mejorar el acceso a los servicios financieros, el sistema bancario está promoviendo un innovador “modelo peruano” basado en legislación sobre dinero electrónico aprobada en 2012 y en una plataforma unificada de pagos móviles que enlaza a las instituciones financieras con los proveedores de servicios telefónicos y los clientes. Una Comisión Multisectorial de Inclusión Financiera de alto nivel coordinará estas iniciativas multidisciplinarias dentro del marco de la Estrategia Nacional del Inclusión Financiera.