Ya sea luchando contra la malaria con mosquiteros o construyendo escuelas y proporcionando saneamiento básico, la filantropía está ayudando a transformar el mundo en desarrollo. Los donantes ricos dedican muchísimo dinero —obtenido en muchos casos a través de sus negocios en los sectores de la informática y el entretenimiento, o de inversiones de capital-riesgo— a luchar contra la pobreza y mejorar la calidad de vida de las personas, complementando y, en algunos casos, superando la ayuda oficial.
Desde los multimillonarios Bill y Melinda Gates y Warren Buffett a Aliko Dangote y George Soros, los titanes del capitalismo respaldan las buenas causas con su dinero. Ya sea financiando nuevas vacunas, contribuyendo a mejorar la salud materna, apoyando la enseñanza, construyendo bibliotecas o adquiriendo tierras en la selva amazónica para proteger el medio ambiente, los filántropos respaldan distintos proyectos y enfoques innovadores que están cambiando la vida de la gente y construyendo sueños.
En el nuevo número de Finanzas & Desarrollo se examinan el mundo de las donaciones focalizadas y el empresariado social.
El impulso inicial
“El papel de la filantropía es poner en marcha el proceso”, dice el cofundador de Microsoft, Bill Gates, el filántropo más generoso del mundo. “Usamos los fondos de la fundación para establecer un sistema que pusiera a las fuerzas del mercado a trabajar para los pobres”. Según Gates, la filantropía catalizadora puede tener un gran impacto. “Las buenas ideas necesitan divulgación. Las comunidades olvidadas necesitan apoyo activo”.
Y la filantropía no es solo para los ricos. El ex Presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, señala que todos podemos contribuir. ”Nuestro mundo es hoy más interdependiente que nunca, y nuestra eficacia como ciudadanos mundiales será juzgada por lo que hagamos para crear un entorno que permita a todos lograr mejores resultados y progresar”, escribe Clinton. Las redes de cooperación creativa entre el gobierno, las empresas y la sociedad civil pueden hacer las cosas mejor para resolver los problemas más apremiantes que afronta el mundo.
Según Clinton, los humanos —al igual que otras especies como las hormigas, abejas y termitas— son “grandes cooperadores”. “Los seres humanos tenemos tanto las ventajas como las desventajas propias de nuestra conciencia psíquica y moral. Somos capaces de autodestruirnos, pero poseemos una asombrosa capacidad para superar las adversidades y aprovechar las oportunidades cuando optamos por la cooperación en vez del conflicto”.
Reemplazar los ODM
Una de las iniciativas de cooperación mundial más ambiciosas han sido los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el conjunto de ocho metas de desarrollo de las Naciones Unidas, entre las que se encuentran reducir a la mitad la pobreza extrema y frenar la propagación del VIH/SIDA, así como lograr la enseñanza primaria universal, todas ellas antes de la fecha meta de 2015. Estos objetivos constituyen una hoja de ruta acordada por todos los países y las principales instituciones del mundo centradas en el desarrollo, y han reavivado esfuerzos sin precedentes para ayudar a los más pobres del mundo.
Los economistas especializados en el desarrollo ya están pensando en lo que vendrá después. El marco sucesor, escribe la Subdirectora Gerente del FMI, Nemat Shafik, “deberá reflejar aspiraciones mundiales y ser fruto de extensas consultas. En mi opinión, debe encarnar una nueva concepción del desarrollo, que sea relevante para todos los países, tanto ricos como pobres”.
Uno de los principales defensores de los ODM es el economista Jeffrey Sachs, sobre el que Prakash Loungani traza una semblanza. Sachs participó en la campaña a favor del alivio de la deuda de las economías en desarrollo. Se logró la meta: en 1999, el Grupo de los Ocho (el G-7 más Rusia) comprometió US$100.000 millones a fin de cancelar la deuda para fines de 2000. “Cuando este tipo se pone las pilas, se parece más a un pastor de Harlem que a un ratón de biblioteca de Boston”, escribió con admiración el cantante Bono acerca de Sachs. Como señala Clinton, “La buena noticia es que todos podemos hacer algo, mucho o poco, para promover las oportunidades”.