Evolución reciente de las relaciones entre el FMI y las organizaciones de la sociedad civil Las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial de 2004, que marcaron el sexagésimo aniversario del acuerdo de Bretton Woods por el que se crearon ambas instituciones, fueron las primeras para el nuevo Director Gerente del FMI, Rodrigo de Rato, que tomó posesión de su cargo en junio. Las reuniones se celebraron tras varios periplos realizados por el Sr. De Rato, incluidas dos visitas a África, una a América Latina y otra a Asia, en las que recabó opiniones muy diversas sobre la economía mundial, los problemas a los que se enfrentan los países en desarrollo y el papel del FMI. En las reuniones, De Rato pronunció un discurso en el que expuso sus perspectivas en desarrollo. En cuanto a las necesidades de los países de bajo ingreso, se centró en los aspectos clave en los que se especializa el FMI (asesoramiento en materia de políticas para lograr estabilidad macroeconómica) y la necesidad de una mayor apertura del comercio, sobre todo mediante la Ronda de Doha, y de más ayuda de las economías avanzadas:
Además, en las Reuniones Anuales los representantes de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) tuvieron oportunidad de debatir con los funcionarios del Banco y del FMI algunos problemas de mutuo interés. Unos 150 miembros de organizaciones de 30 países participaron en los diálogos de la sociedad civil, incluido el segundo cabildo abierto anual con dirigentes de ambas instituciones. No obstante, los encuentros recientes no se han limitado a las Reuniones Anuales; al cabo de estas, altos funcionarios del FMI y del Banco se reunieron con representantes del movimiento internacional de trabajadores, y antes de que finalizara el mes, las autoridades de las organizaciones de Bretton Woods se reunieron con dirigentes del Consejo Mundial de Iglesias en Ginebra. Reunión de alto nivel del Consejo Mundial de Iglesias, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional El 22 de octubre tuvo lugar la primera reunión de dirigentes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el FMI y el Banco Mundial en la sede del CMI, en Ginebra. Los principales oradores que representaron a las tres instituciones fueron el Presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, el Subdirector Gerente del FMI, Agustín Carstens, y el Secretario General del CMI, Reverendo Dr. Samuel Kobia. La reunión estuvo moderada por el ex Presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, Cornelio Somarruga, de la organización Caux Initiatives for Change, y dirigida por la Dra. Agnes Abuom, Presidenta para África del CMI. El Director Gerente del FMI, Rodrigo de Rato, estuvo ausente debido a un compromiso oficial, pero asistió a una reunión privada anterior que se celebró ese mismo día con S. Kobia, A. Abuom, J. Wolfensohn y A. Carstens. La reunión de la tarde, en la que participaron otros representantes de las tres organizaciones, fue el resultado de varias reuniones preparatorias que se venían celebrando desde mayo de 2002 (véanse los números del Boletín para la sociedad civil de abril de 2003 y de febrero de 2004). Las reuniones se celebraron una vez que las gerencias de las dos instituciones de Bretton Woods expresaran su deseo de entablar un diálogo con el CMI para mejorar el entendimiento mutuo de la labor de las organizaciones en materia de desarrollo. Los objetivos fundamentales de la reunión fueron establecer un marco común para la lucha contra la pobreza mundial y seguir analizando las diferencias en cuanto a enfoque y perspectivas en temas de desarrollo. Se llegó a la conclusión de que los intereses comunes son numerosos e importantes, y que, en adelante, las tres instituciones deben buscar vías de colaboración más eficaces. Se coincidió en que el proceso de diálogo debe continuar y que, en el futuro inmediato, se centrará en el estudio de casos que podrían servir para aclarar cuestiones y aspectos concretos que se presten a la acción conjunta. Durante la reunión hubo un intercambio de opiniones franco y, en general, positivo. En su declaración oficial, el Dr. Kobia insistió en el problema de la voz (en su opinión, el CMI ha representado siempre a los que no tienen voz) y en la necesidad de una economía mundial en que las personas sean el eje del desarrollo. Declaró que el crecimiento solo no es suficiente; también importan los problemas de desigualdad. El Dr. Kobia concluyó destacando los problemas de protección ambiental y la democratización en las instituciones de Bretton Woods. La Dra. Abuom señaló que la pobreza es el resultado de la falta de amor al prójimo en el mundo. Al CMI le preocupa la necesidad de cambiar el sistema de mercado, y no ha logrado persuadir a las instituciones de Bretton Woods de esta necesidad. En su opinión, no se puede luchar contra la pobreza o aumentar la igualdad solo con la expansión del comercio; es preciso aplicar medidas redistributivas, y el mundo necesita comunidades justas, participativas y sostenibles. Tachó de "no democráticas" a las instituciones de Bretton Woods: al contar con tan solo dos Directores Ejecutivos africanos, las instituciones no son sino una plataforma para los países industriales. En relación con los derechos humanos, apeló a las instituciones de Bretton Woods para que presten más atención a su labor en el marco de estos derechos. En resumen, afirmó, el diálogo debe proseguir. Wolfensohn reiteró su firme convicción de que las religiones desempeñan un papel decisivo en el desarrollo. Señaló su esfuerzo a lo largo de ocho años para establecer lazos con las instituciones de índole religiosa. Destacó sus inquietudes sobre el papel de la juventud, la brecha entre ricos y pobres y el excesivo interés en los problemas de seguridad a corto plazo en detrimento de la atención a los problemas de largo plazo que la pobreza plantea. Insistió en que atravesamos una grave crisis de inacción después de tantas promesas y compromisos. Expresó su profunda preocupación por el documento "No nos dejes caer en tentación", publicado por el CMI en 2002 y que, a su juicio, presenta una imagen errónea del Banco Mundial y de su misión, labor y personal. Destacó también la manera en que el Banco aborda la problemática de los derechos humanos, fundamentalmente a través de sus acciones. Señaló que los problemas de gestión de gobierno (representación y voz) incumben a los accionistas de las instituciones de Bretton Woods, no a la gerencia. Al concluir, abogó por que el CMI y las instituciones acuerden una amnistía de dos años y mancomunen sus esfuerzos en la lucha contra la pobreza. En su análisis del mandato y la función del FMI, el Sr. Carstens describió la labor que realiza la institución en lo que se refiere a la supervisión (seguimiento regular de la economía de los países miembros y consultas relativas a ese tema) y a la gestión de crisis. El FMI se encarga, en parte, de ayudar a los gobiernos a tomar decisiones difíciles en momentos difíciles. Señaló las opiniones erróneas sobre el cometido y la labor de la institución y comentó el proceso de estrategia de lucha contra la pobreza y sus orígenes. Hizo hincapié en los avances logrados por medio del proceso de diálogo gracias a la ardua labor realizada por los funcionarios de las tres instituciones, y habló con optimismo de las grandes esperanzas que alberga en torno a los aspectos de interés común. En el debate posterior hubo francos intercambios de opiniones sobre el gobierno de las instituciones financieras internacionales, el "papel disciplinario" del FMI, el papel del Banco y el FMI en sus tratos con las poblaciones nativas y las fuentes innovadoras de financiamiento del desarrollo. Las conclusiones se centraron en la importancia de usar el marco de los ODM como un instrumento de movilización y toma de medidas. Se analizaron además cuestiones de igualdad y, en sus observaciones finales, el Dr. Kobia y la Dra. Abuom destacaron el camino que las tres instituciones han recorrido juntas y la causa común que las une. Concluida la reunión, los dirigentes de las tres organizaciones emitieron una declaración conjunta en la que destacaron la importancia y utilidad de los debates. En la declaración figura un enlace a un documento más detallado, titulado "Common Ground and Differences of View between the Bretton Woods Institutions (IMF and World Bank) and the World Council of Churches", elaborado por el personal que participó en los debates. En este documento innovador se pretende establecer claramente las áreas de acuerdo y desacuerdo entre las instituciones de Bretton Woods y el CMI. Las Reuniones Anuales de 2004: Diálogos de la sociedad civil en las Reuniones Anuales En las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial de 2004, los diálogos de la sociedad civil se centraron en el papel que desempeñan esas instituciones en los países de bajo ingresosobre todo para facilitar el alivio y la viabilidad de la deuday en la situación del proceso del documento de estrategia de lucha contra la pobreza (DELP). El FMI y el Banco Mundial organizaron muchas de las reuniones, pero las OSC patrocinaron varios actos. El más destacado fue un cabildo abierto con las OSC que congregó a los directivos del FMI y del Banco Mundial, así como a los Presidentes del Comité para el Desarrollo y del Comité Monetario y Financiero Internacional. Cerca de 150 representantes de ONG, sindicatos, grupos de carácter religioso y fundaciones de más de 30 países participaron en el acto, todos ellos acreditados en las Reuniones Anuales de 2004. La lista completa de diálogos y las actas de la mayoría de las sesiones estarán disponibles en http://www.worldbank.org/civilsociety. La mayoría de los representantes acreditados de las OSC participaron en el cabildo abierto del 30 de septiembre, al que asistieron Gordon Brown, Ministro de Hacienda del Reino Unido y Presidente del Comité Financiero y Monetario Internacional; Trevor Manuel, Ministro de Hacienda de Sudáfrica y Presidente del Comité para el Desarrollo; Rodrigo de Rato, Director Gerente del FMI; y James Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial. Esta fue la primera reunión que el Sr. De Rato mantuvo con las OSC internacionales tras haberse reunido con OSC locales en sus viajes a África y Asia. En las Reuniones Anuales celebradas en Dubai el año pasado, el entonces Director Gerente Horst Köhler participó en una sesión similar. Este año, la reunión ha sido presidida por Aruna Rao, Directora de Gender at Work y presidenta del directorio de CIVICUS. El Ministro Brown, que fue el primero en intervenir, señaló que para cumplir los ODM, la comunidad internacional tendrá que incrementar drásticamente el volumen de ayuda para el desarrollo en los próximos años. Indicó que las tendencias actuales indican que los países de África subsahariana no cumplirán los ODM hasta el año 2130, es decir 115 años después de lo previsto. Según Brown, "tenemos que buscar mejores métodos de financiamiento de la ayuda para el desarrollo, de modo que la combinación de desarrollo económico, comercio y ayuda para el desarrollo permita lograr una economía mundial que esté siempre al servicio de todos". Explicó que si se pretende equiparar el alivio de la deuda multilateral al alivio de la deuda bilateral, será preciso generar capital adicional, y señaló que el Reino Unido ha sugerido que pueda llegarse a una nueva revaluación de las reservas de oro del FMI. Agregó que sin duda hay un margen de maniobra que permite mantener la integridad de las reservas del FMI o del mercado del oro. Concluyó diciendo que, si los países miembros están dispuestos a avanzar, podrán lograrlo con el liderazgo del Banco Mundial y el FMI. Dirigiéndose a las OSC, De Rato dijo que las reservas de oro del FMI se emplean desde hace apenas cinco años para generar fondos y que la continuación de esa práctica no dependía de la gerencia del FMI sino de la voluntad del Directorio Ejecutivo. En su opinión, si hay voluntad política para emplear el oro, el FMI encontrará los medios técnicos para lograr este objetivo. Indicó que el FMI mantiene una estrecha relación con la sociedad civil y que necesita entablar un intercambio de opiniones regular con las OSC para llevar a cabo su labor. En cuanto a la participación del FMI en la lucha contra la pobreza y el alivio de la deuda, De Rato afirmó que uno de los principales desafíos derivados de las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial de 2004 era la necesidad de que los países asumieran la tarea de incrementar la ayuda, no solo mediante algunos de los nuevos mecanismos que se analizaron, sino también recurriendo a los canales tradicionales. Trevor Manuel informó que en el sector aurífero sudafricano, que emplea a miles de trabajadores de Sudáfrica y de países vecinos, se han perdido numerosos empleos. Insistió en que Sudáfrica debe hacer oír su voz en los debates sobre la venta o revaluación de las reservas de oro. Dijo estar menos preocupado por los precios que por la volatilidad, que podría provocar pérdidas de empleo que afectarían a los países pobres. En respuesta a una pregunta de Jubilee Iraq sobre la cancelación de la deuda odiosa, Manuel dijo que era una cuestión muy delicada. Planteó la interrogante de quién se encargaría de determinar si la deuda es odiosa: Si la deuda de Iraq se considera odiosa, ¿por qué no se aplicaría esa misma decisión a la República Democrática del Congo? En su opinión, deberían haber normas pertinentes que se aplicaran uniformemente a todos los aspectos de la labor del Banco y el FMI sin crear un riesgo moral. James Wolfensohn afirmó que toda evaluación justa de la reacción del Banco Mundial al examen de las industrias extractivas relacionado con las inversiones del Banco en petróleo, gas y minería llevará a la conclusión de que el Banco ha recorrido un largo camino. Criticó una campaña lanzada contra el Banco, cuyo mensaje consistía en decir que "si no se hace el 100%, no se hace nada". El Banco cree que cometería un error si retirara las inversiones en carbón, petróleo y gas, y ha contribuido mucho a sanear tales proyectos. La influencia del Banco en las normas ambientales de los proyectos es importante. En respuesta a una pregunta de los delegados sobre la voz y representación en las instituciones de Bretton Woods, Trevor Manuel dijo que la cuestión era "una batalla en curso" por superar el "déficit de democracia" en las instituciones. Los países pobres no están debidamente representados, y cabe preguntarse si el Banco y el FMI son parte del sistema multilateral o si son un mero mecanismo entre deudores y acreedores. Otros asuntos planteados en la sesión de preguntas y respuestas fueron la participación de las mujeres y su visibilidad en los ODM, la condicionalidad del Banco Mundial, la acreditación de las OSC en las Reuniones Anuales, la corrupción y la deuda de Argentina. Balance actualizado sobre la función del FMI en los países de bajo ingreso En una reunión sobre el papel del FMI en los países de bajo ingreso celebrada el 30 de septiembre, Mark Plant, director adjunto del Departamento de Elaboración y Examen de Políticas del FMI, informó a las OSC que el proceso participativo del documento de estrategia de lucha contra la pobreza (DELP) era el marco apropiado para la negociación entre el gobierno y las OSC. Plant dijo que, en condiciones ideales, un proceso DELP desembocaría en un programa de políticas apoyado por el servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza (SCLP), es decir, el servicio de préstamos del FMI a bajo interés para los países de bajo ingreso, pero que no siempre es así. No obstante, la meta sigue siendo alinear ambos procesos. En su opinión, los participantes en las negociaciones del programa del SCLP (el FMI y el gobierno) necesitan un sistema en virtud del cual los debates sobre el DELP aporten datos a la elaboración del SCLP, y que este a su vez aporte a los debates posteriores sobre el DELP. Afirmó que el FMI y el Banco esperan avanzar en esta dirección y convertir las evaluaciones conjuntas en las nuevas notas consultivas. Estas notas tienen por objeto transmitir a las autoridades de un país el asesoramiento y los comentarios de los Directorios Ejecutivos del Banco y del FMI sobre la estrategia de lucha contra la pobreza, y evitar las determinaciones apresuradas sobre si el DELP es una buena base para ofrecer ayuda concesionaria. El Sr. Plant destacó que de ahora en adelante el FMI divulgará su evaluación del marco macroeconómico de un país, en lugar de criticarlo implícitamente. Dicho marco podría plantearse como meta, pero el FMI podría indicar que, en su opinión, no sería alcanzable en los próximos dos o tres años y explicar los motivos. Así se fomentaría un debate más provechos para todos los participantes en el proceso. Los defensores de cada argumento del debate sabrían exactamente lo que están pensando los otros. El FMI pretende enmarcar el proceso participativo en el DELP y garantizar que el SCLP tenga en cuenta los acuerdos alcanzados en ese proceso. Un delegado señaló que habían pasado cinco años desde que el ex Director Gerente del FMI, Michel Camdessus, afirmara, en un discurso pronunciado en las Reuniones Anuales de 1999, que era el momento de responder al "clamor de los pobres". Se preguntó al panel si el FMI había respondido a tal pedido. Otro delegado preguntó si el FMI es realmente una institución que favorece a los pobres, dado que tardó más de cinco años en declarar su compromiso con los países de bajo ingreso e incluir los análisis del efecto en la pobreza y la situación social en sus actividades. Los funcionarios presentes destacaron que los programas apoyados por el FMI comprenden ahora los elementos orientados a la pobreza, como niveles especificados de gasto social o sanitario, partidas sociales en los presupuestos nacionales, objetivos de reducción de la pobreza y metas sociales. Además, el FMI previene públicamente contra el gasto excesivo, por ejemplo la compra de aviones presidenciales. Peter Heller, Subdirector del Departamento de Finanzas Públicas, insistió en que, pese a las críticas lanzadas contra el FMI por su excesiva preocupación por la inflación, los pobres son los más perjudicados por las subidas descontroladas de los precios. Afirmó que el FMI no aceptará una tasa de inflación del 20%, pues provocaría una duplicación de los precios cada tres años. Los pobres serían los más perjudicados, mientras que los que poseen activos e ingresos sustanciales por lo general están protegidos contra los riesgos de la inflación. Otros diálogos sobre las políticas de las organizaciones de la sociedad civil
Diálogo entre la sociedad civil y el FMI: El FMI y el Banco Mundial se reúnen con los líderes sindicales Del 6 al 8 de octubre, la gerencia, los Directores Ejecutivos y un grupo de funcionarios del FMI y del Banco Mundial trataron varios temas con líderes del movimiento internacional de los trabajadores. La reunión, celebrada en la ciudad de Washington, se centró en las medidas necesarias para luchar contra la pobreza y alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), así como en la manera de mejorar las oportunidades de empleo e integración social y reducir las desigualdades. Este encuentro fue el segundo de una serie de reuniones bienales que comenzaron en 2002 (véase el Boletín para la sociedad civil de enero de 2003) sobre la base de un diálogo iniciado hace más de diez años por el ex Director Gerente Michel Camdessus. La delegación sindical estuvo compuesta por 80 representantes de las federaciones sindicales nacionales e internacionales, que cuentan con cerca de 200 millones de afiliados, y estuvo encabezada por Guy Ryder, Secretario General de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), y Willy Thys, Secretario General de la Confederación Mundial del Trabajo (CMT); también estuvieron presentes representantes de federaciones sindicales mundiales y la Comisión Sindical Consultiva ante la OCDE. La sesión principal, que tuvo lugar en la sede del FMI el 7 de octubre, estuvo presidida por Willy Kiekens, Director Ejecutivo del FMI (Bélgica), que representa a varios países europeos, Turquía y Kazajstán. La AFL/CIO organizó las sesiones del 6 de octubre y el Banco Mundial las del 8 de octubre. En sus palabras de apertura de la sesión celebrada en la sede del FMI, Rodrigo de Rato, Director Gerente de la institución, acogió favorablemente la oportunidad de diálogo y señaló que en muchos países la organización de los trabajadores constituye un instrumento importante y a veces esencial para el cambio social. Añadió que los países tienen que adaptarse a las rápidas transformaciones del mundo actual, lo cual suele exigir la solución de problemas como el envejecimiento de la población, la necesidad de modernizar los mercados de trabajo y la liberalización de los sistemas comerciales. Al participar en estos debates económicos y sociales, la sociedad civilincluido el sector sindical, uno de los que más tiempo y experiencia han aportado al proceso cívicopuede facilitar el consenso en torno a decisiones políticas complicadas. El FMI es cada vez más consciente de la importancia de que los países de identifiquen con sus respectivas políticas económicas. Asimismo, De Rato señaló que las grandes expansiones mundiales, como la que tiene lugar actualmente, son propicias para emprender reformas, dado que es más fácil tratar de cambiar los comportamientos durante las recuperaciones económicas. La delegación sindical señaló que, pese al optimismo del FMI acerca de la economía mundial, la mayoría de los países en desarrollo estará muy lejos de cumplir los ODM. Para avanzar hacia estos objetivos con más celeridad, la comunidad internacional debe tomar medidas más decididas para el alivio de la deuda y tener en cuenta las distintas iniciativas propuestas para conseguir nuevas fuentes de financiamiento, incluso alguna forma de impuesto mundial. No obstante, tomaron nota de la observación del Director Gerente en el sentido de que los obstáculos para la obtención de nuevos recursos no son de carácter técnico sino político. Los líderes sindicales también subrayaron que la reducción de la pobreza depende de la aplicación de políticas acertadas, y que la insistencia de las instituciones de Bretton Woods en la liberalización económica orientada al mercado y favorable al crecimiento no es adecuada, "porque el crecimiento no es suficiente". Sostuvieron que se presta muy poca atención al empleo, los salarios y la protección social, y que el crecimiento debe ir acompañado de creación de empleo "digno" y un aumento de la seguridad y justicia sociales. Los representantes sindicales expresaron su satisfacción por las consultas más sistemáticas que se están celebrando con los sindicatos locales en el marco de las consultas del Artículo IV que el FMI celebra anualmente con cada país, así como en el marco de otras misiones. Instaron a los sindicatos locales a participar más activamente en la elaboración de estrategias de reducción de la pobreza en los países de bajo ingreso. Los representantes del FMI señalaron que por lo general son los gobiernos los que deciden a quién se deben dirigir las consultas. Muchos representantes sindicales afirmaron que las recomendaciones del FMI sobre la reforma del mercado laboral seguían siendo un motivo de desacuerdo y expresaron su preocupación ante el hecho de que el FMI abogue por una mayor flexibilidad del mercado laboral sin tener en cuenta las circunstancias de cada país. A su juicio, esto tiende a conducir a la desreglamentación y a una inseguridad social cada vez mayor. Los dirigentes sindicales pidieron que se tenga más en cuenta la opinión de los sindicatos para lograr una reestructuración más equilibrada del mercado de trabajo. Los líderes sindicales se reunieron también con James Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial, quien destacó la importancia crucial de las cuestiones laborales para el desarrollo y afirmó que el reto demográfico que suponen los mil millones de jóvenes que próximamente van a incorporarse al mercado de trabajo en todo el mundo representa una oportunidad enorme, o quizás un riesgo de crisis. La creación de empleo para esta generación es una condición esencial no solo para el crecimiento, sino también para la estabilidad y la esperanza y, en definitiva, para la paz. Hablando de temas más concretos, Wolfensohn señaló que, en sus últimos informes, el Banco Mundial promueve la creación de empleo como el factor más esencial para mejorar el clima económico y que también está fomentando las normas laborales fundamentales, aunque todavía no las impone como requisito para la concesión de préstamos. Asimismo expresó su satisfacción por el informe de la Comisión Mundial sobre la Dimensión Social de la Globalización de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), por su contribución al debate político mundial, y destacó la participación del Banco en la elaboración del informe y su compromiso permanente de dar seguimiento a sus recomendaciones. Los temas debatidos en las sesiones con los funcionarios del FMI fueron los siguientes: políticas y programas comerciales de las instituciones financieras internacionales, labor del Banco y el FMI en los países de bajo ingreso, cuestiones relacionadas con el trabajo y empleo en los DELP, incorporación de las normas laborales fundamentales como requisito para la concesión de préstamos del Banco Mundial, informe sobre la dimensión social de la globalización, estrategia del Banco Mundial para la protección social y contribuciones de los sindicatos al cumplimiento de los ODM. Los líderes sindicales también se reunieron por separado con los Directores Ejecutivos del FMI y el Banco Mundial. En los próximos meses se publicará un resumen completo de estos debates. Un sábado con los supervivientes
Era la mañana soleada de un sábado cuando dejamos atrás las calles asfaltadas de Kigali y atravesamos carreteras desoladas y polvorientas hacia nuestro destino, donde nos esperaba Jean Marie, secretario del fondo para las víctimas necesitadas de genocidios y matanzas, acompañado de una mujer y dos hombres jóvenes. Hicimos nuestra primera parada en un poblado habitado por 84 "familias" (cerca de 400 jóvenes de ambos sexos), cuyos parientes inmediatos y lejanos habían perecido en el genocidio de 1994, junto con sus esperanzas de vivir una vida normal. Las familias estaban constituidas por grupos de seis a ocho adolescentes de 15 a 18 años. Algunas de las familias estaban formadas por parientes (hermanos, hermanas, primos y primas), mientras que en otros casos el único lazo que las unía era la necesidad. Avanzamos por la carretera y nos detuvimos en una casa, en la que nos recibió una joven que estaba sentada en un escalón lavando una blusa en un barreño de plástico. Después llegaron otros ocupantes de la casa y entramos a su hogar. Era pobre: las paredes eran de bloques de hormigón, no había luz, ni siquiera velas, ni tampoco cortinas; tan solo una silla rudimentaria. Los dos dormitorios ofrecían un aspecto parecido, y solo había un colchón en el suelo. Nos contaron que en aquella habitación dormían cinco personas, atravesadas en el colchón. Jean Marie nos contó que esta familia era afortunada, porque al menos tenía un sitio donde vivir, un sitio suyo. Diez años después de la catástrofe que sacudió a Rwanda, 40.000 supervivientes del genocidio siguen sin hogar. Hablamos un poco con el jefe del hogar. Había terminado un programa de formación profesional, pero no había encontrado trabajo en el último año. Le preguntamos cómo subsistía la familia y nos respondió que "con la ayuda de Dios". Al parecer, su buena suerte no era completa. Fuera de la casa hablamos con algunas familias vecinas acerca de sus expectativas. Alguien nos dijo: "Esperamos terminar el colegio, formarnos para una carrera y, si fuera posible, ir a la universidad". Nos contaron que los que no pueden estudiar tienen muy pocas oportunidades, pero que terminar el colegio tampoco es fácil. Sin electricidad ni velas, los niños no pueden estudiar después del anochecer. Kigali está en el ecuador y allí anochece a eso de las seis y media de la tarde. Los jefes adolescentes de las familias hacen lo que pueden, pero la vida es difícil para todos, y la idea de un padre que los ayude a hacer los deberes es algo muy ajeno a su experiencia. Los que se gradúan tampoco tienen el futuro garantizado. Nos presentaron a una joven con una radiante sonrisa que acaba de graduarse en una universidad de India y nos contó que estaba preocupada porque no encontraba trabajo. Nos preguntó si lo encontraría algún día y le dijimos que sí, pero sabemos que eso no es seguro. Nos despedimos y nos dirigimos a un bloque de edificios situado más adelante en la misma carretera, donde gracias al fondo para supervivientes del genocidio se construyeron viviendas modestas para las viudas de las víctimas de las matanzas de 1994. Allí vivían unas 800 viudas con sus hijos (algunos naturales y otros impuestos por las necesidades del momento). Nos contaron que las casas, construidas con bloques de hormigón, se habían levantado en muy poco tiempo y sin supervisión. Algunas parecían estar en malas condiciones y otras habían sido mejoradas por sus ocupantes. Nos dirigimos a una de las más atractivas con cortinas en las ventanas y las paredes pintadas y una madre nos dio la bienvenida. A diferencia de la visita anterior, aquí la acogida no fue muy cálida. Con educación pero con frialdad, entró en su pequeño refugio. Era evidente que las oscuras noches de su pasado habían hecho demasiada mella en su vida. Una pequeña habitación hacía las veces de tienda en la que se vendía jabón y otros objetos, y había un grifo de agua cerrado con un candado. En este barrio reseco, el agua corriente es para los que la pueden pagar. Otra viuda de más edad, que caminaba por la carretera apoyada en un bastón, explicó que no tenía familia y que caminar hasta la fuente pública, a un kilómetro de distancia, le suponía un gran esfuerzo. Habíamos conocido el purgatorio de los inocentes. Unas risas infantiles rompieron el trance. Provenían de unos niños, casi todos harapientos, pero felices. Hablaban el lenguaje universal del karate y los gritos alegres. Saludamos a un muchacho radiante, que nos devolvió el saludo tímidamente. Los miembros del equipo de la misión del FMI despertábamos gran curiosidad. En este mundo en el que falta casi todo, la novedad es un entretenimiento. Regresamos a Kigali con la sensación de habernos asomado por una ventana para ver una dimensión dolorosa de la humanidad. Al partir, Jean Marie nos dio las gracias. Después de diez años, los supervivientes del genocidio eran, para el resto del mundo, una ola más del ancho mar de los desposeídos. Al despedirse nos dijo: "ayúdennos a que no nos olviden". Nota del editor: En el período que siguió al genocidio de 1994, el FMI ayudó activamente a Rwanda a restaurar la estabilidad macroeconómica y las bases para el crecimiento económico y la lucha contra la pobreza, mediante ayuda financiera, alivio de la deuda y asistencia técnica para el restablecimiento de las instituciones macroeconómicas. Si desea que le notifiquen por correo electrónico la publicación de nuevos documentos en el sitio de Internet del FMI, sírvase registrarse en nuestro website notification system. Otras reuniones recientes entre los funcionarios del FMI y organizaciones de la sociedad civil
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