Las alzas de precios acumulan presión sobre los más pobres y exacerban los conflictos intergeneracionales

Los precios de la vivienda, que retrocedieron durante la crisis financiera mundial, han reanudado su ascenso implacable. En el último decenio, el costo de una vivienda en la mayoría de los países de ingreso alto de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) ha aumentado un 37% en términos reales, según los indicadores analíticos de precios de la vivienda de la organización. En promedio, los precios han subido un 16% en relación con los ingresos.

El encarecimiento de la vivienda está tensionando las relaciones entre generaciones, ya que este tema preocupa a las personas más jóvenes que aún no han logrado acceder al mercado inmobiliario, incluso más que a sus progenitores. Un 60% de los encuestados de la OCDE de entre 18 y 39 años manifestó preocupación por la asequibilidad de los precios de la vivienda, frente al 38% en el grupo de entre 55 y 64 años. La brecha generacional es más pronunciada en Irlanda, Canadá y Estados Unidos.

Los marcados contrastes en la proporción de personas que son propietarias de su vivienda obedecen en parte a diferencias en la asequibilidad, aunque también inciden factores históricos y culturales, entre otros. Los índices de propiedad de vivienda más altos se observan en los antiguos países comunistas de Europa oriental, con casos como el de Rumanía, donde el 94% de los ciudadanos son dueños absolutos de sus viviendas. En Suiza esa cifra es de apenas el 5%.

En promedio, en los países bajo la órbita de la OCDE, el 16% de los ciudadanos alquilan viviendas de propietarios privados. Para los más pobres, esto puede ser inabordable. En Colombia, un 82% de los arrendatarios en el quintil más bajo de ingresos ceden más del 40% de sus ingresos a arrendadores privados. Además, el mercado colombiano de alquiler de viviendas es uno de los menos regulados.

Con las tasas de interés más altas, la situación tampoco es fácil para los propietarios de viviendas que aún no han terminado de pagar sus hipotecas. En Colombia y Luxemburgo, más de la mitad de las personas más pobres que son propietarias de sus viviendas destinan por lo menos un 40% de sus ingresos a amortizar la hipoteca.

MARTA DOROSZCZYK integra el equipo de Finanzas y Desarrollo.

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