La nueva serie de billetes de Kazajstán cuenta la historia de los poco conocidos pero extraordinarios sacas

A tan solo 50 kilómetros al este de Almaty, la ciudad más grande de Kazajstán, se encuentra un túmulo funerario que data de la Edad de Hierro. Descubierto en 1969, el túmulo albergaba el hallazgo arqueológico más importante del país, el Hombre de Oro. Ataviado con su traje dorado y un estilizado tocado en punta que se asemeja a una corona, el guerrero fue enterrado junto con más de 4.000 artefactos de oro, una espada corta y una daga, y un cuenco de plata con una inscripción grabada que se considera el ejemplo más antiguo de escritura rúnica de toda Asia. Los artefactos, decorados en su mayoría con motivos de animales, altamente sofisticados y resultado de excepcional pericia artística y artesanal, revelan una civilización prácticamente desconocida que estaba años luz por delante de su tiempo.

Tras la independencia de Kazajstán, el Hombre de Oro se convirtió en un ícono nacional. Su armadura se exhibe con orgullo en el museo nacional en Astaná y en exposiciones temporales por todo el mundo en representación del rico patrimonio cultural del país y sus profundas raíces asiáticas, y aparece en varios símbolos oficiales y emblemas nacionales. Además, el diseño de la nueva serie de billetes de banco, que se emitió en diciembre de 2023, también incorpora elementos de esta cultura milenaria. La serie está "dedicada a la cultura saca, haciendo hincapié en su conexión con la naturaleza", según señala el Banco Central de Kazajstán.

Los sacas eran una tribu de guerreros nómadas de la Antigüedad, posteriormente conocidos como escitas. Durante el período entre 900 y 200 a. C. aproximadamente, los sacas dominaron la estepa euroasiática, una ruta comercial y de viajes de importancia histórica, anterior a la Ruta de la Seda. No obstante, poco se sabía de su existencia hasta el siglo XVIII cuando, a raíz del saqueo generalizado de los túmulos funerarios, salieron a la luz cientos de artefactos.

Desde entonces, se han descubierto decenas de yacimientos arqueológicos, pero el kurgán de Issyk, excavado en la década de 1960, fue el primero de los dos únicos túmulos funerarios que se han encontrado intactos.

El anverso del último diseño del billete de 5.000 tenges muestra una rama del árbol de la vida con un pájaro que la sobrevuela (y que aparece en el tocado del Hombre de Oro), simbolizando la conexión con la naturaleza. Según explica el banco nacional, otro de los motivos que pueden apreciarse en el billete es un artefacto con forma de águila dorada, recuperado del yacimiento funerario Taldy 2 de la región de Karaganda, que representa la libertad y la fuerza, y hace honor a los vínculos ancestrales del país con las aves rapaces, muy utilizadas para la caza.

En el reverso, por su parte, puede apreciarse la espiral de una cadena de ADN, que simboliza el "paso infinito del tiempo". Tal y como apuntaba en un documental el difunto Shirin Akiner, reconocido académico especializado en Asia Central, todavía queda mucho por descubrir: "Esto arroja luz sobre un período verdaderamente oscuro, no porque no ocurriera nada, sino porque sencillamente no sabemos lo suficiente al respecto".

ANALISA R. BALA es oficial principal del Departamento de Comunicaciones del FMI.

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