La fragmentación de los mercados de minerales críticos frenaría la transición a la energía limpia

La carrera entre potencias enfrentadas para asegurarse el acceso a minerales estratégicos podría contribuir a las presiones sobre los precios e incrementar el costo de la transición climática. En términos amplios, las nuevas barreras comerciales de los mercados de materias primas se han duplicado desde la invasión rusa de Ucrania, ya que los productores imponen restricciones al transporte. Los minerales críticos usados en la fabricación, ya sea de vehículos eléctricos (VE), paneles solares o turbinas eólicas, son muy vulnerables a las restricciones comerciales más severas. Derivar en bloques comerciales opuestos podría retrasar considerablemente la transición energética.

Incluso sin la complicación añadida que suponen los controles a la exportación por razones geopolíticas, los países necesitarán provisiones récord de minerales críticos para contrarrestar los peores efectos del cambio climático y alcanzar la meta de cero emisiones netas. La Agencia Internacional de Energía pronostica que la demanda de cobre se multiplicará por 1,5, la de níquel y cobre se duplicará, y la de litio se multiplicará por seis antes de 2030 (gráfico 1). Esto incrementará los precios y podría provocar que dichos minerales, en las dos próximas décadas, se tornen tan importantes como lo es ahora el petróleo para la economía mundial (Boer, Pescatori y Stuermer, de próxima publicación).

¿Por qué los mercados de minerales críticos son especialmente vulnerables en caso de fragmentación? Y, ¿qué impacto podría tener esto sobre la transición energética?

Vulnerabilidad extrema

Los minerales como el cobre, el níquel, el cobalto y el litio son insumos críticos para la transición energética. Se emplean en VE, baterías y cableados, y en tecnologías de energía renovable como los paneles solares y las turbinas eólicas. Por ejemplo, una batería para VE normal suele necesitar unos 8 kg de litio, 35 kg de níquel y 15 kg de cobalto. Las estaciones de carga suelen requerir grandes cantidades de cobre. Los minerales críticos son extremadamente vulnerables a las perturbaciones comerciales, ya que su producción mundial está muy concentrada. Dos tercios del cobalto mundial se extraen solo de minas de la República Democrática del Congo. Los tres principales productores de níquel y litio controlan más del 60% de la oferta. En comparación, la producción de petróleo crudo está mucho más diversificada (gráfico 2).

 

La combinación de oferta concentrada y demanda extendida ha dado lugar a un comercio amplio de materias primas. Muchos países dependen en gran medida de las importaciones procedentes de tan solo unos pocos proveedores. Para empeorar la situación, deslocalizar la producción minera puede resultar complicado. Incluso allí donde existen depósitos, la extracción lleva tiempo y requiere de grandes inversiones. Los minerales suelen ser difíciles de sustituir. El litio, por ejemplo, es esencial para fabricar muchas de las baterías de VE. Por consiguiente, la respuesta a su demanda es lenta cuando se produce un aumento de precios en un contexto de escasez. Esta tríada formada por la alta concentración de la producción y la baja reactividad tanto de la oferta como de la demanda hace que los minerales críticos para la transición energética sean muy vulnerables a las restricciones comerciales.

Retrasos en la transición

¿Cómo se vería afectada la transición energética ante una más grave fragmentación de los mercados de minerales críticos? A efectos ilustrativos, un equipo de investigadores del FMI dividió los mercados de cuatro minerales críticos en dos hipotéticos bloques que se niegan a comerciar entre sí, de acuerdo con la votación sobre Ucrania en el seno de las Naciones Unidas en 2022.

Los resultados muestran que la incapacidad del hipotético bloque China-Rusia+ para importar cobre, níquel, litio y cobalto de países como Chile, la República Democrática del Congo e Indonesia llevaría a un nuevo aumento de precios del 300% en promedio. La adquisición de minerales se encarecería, reduciendo tanto la inversión en paneles solares y turbinas eólicas como la cantidad de vehículos eléctricos.

Por su parte, en el hipotético bloque EE.UU.-Europa+, la fragmentación se traduciría en una sobreoferta de la mayoría de estos minerales de extracción. No obstante, el uso de minerales por el bloque se vería obstaculizado por el período de tiempo que este tardase en ampliar la capacidad de refinamiento. Así pues, la fragmentación no produce más que pequeños avances en el bloque EE.UU.-Europa+ hasta 2030: el bloque produciría unos cuantos VE más, pero no aumentaría la capacidad de energía renovable.

La descarbonización de la economía mundial sería más difícil si el mercado de los minerales estuviese fragmentado. En términos generales, la inversión neta mundial en tecnologías de energías renovables y producción de VE sería aproximadamente un 30% menor si se utilizan las emisiones de gases de efecto invernadero como ponderaciones para agregar los resultados de regiones específicas (gráfico 3). Esta medición refleja la mayor intensidad de emisiones de la actividad del bloque China-Rusia+ y, por ende, el mayor esfuerzo necesario para alcanzar las metas mundiales de mitigación de las emisiones.

Iniciativas internacionales

La cooperación multilateral es esencial para evitar círculos viciosos en los que los países imponen restricciones comerciales como herramienta de gestión de riesgos. La mejor solución sería llegar a un acuerdo en cuanto a las normas mejoradas de la Organización Mundial del Comercio sobre restricciones y aranceles a la exportación, así como sobre subsidios discriminatorios.

Si no se logra alcanzar la cooperación plena, las iniciativas multilaterales deben dar prioridad a establecer un “corredor verde”, que consistiría en un acuerdo de mínimos para preservar el libre flujo de minerales críticos y no hacer diferencias entre las empresas según el país al que pertenezcan.

Asimismo, una iniciativa internacional para mejorar el intercambio de datos y la estandarización en los mercados de minerales podría reducir la incertidumbre del mercado. La comunidad internacional debería crear una institución o plataforma, similar a la Agencia Internacional de Energía o la Organización para la Alimentación y la Agricultura, centrada únicamente en los minerales críticos.

Los países también pueden adoptar medidas proactivas. Entre las posibles estrategias, estarían la diversificación de las fuentes de suministro de materias primas, así como el aumento de la inversión en extracción minera, prospección y almacenamiento; y el reciclaje de minerales críticos.

Por su parte, las políticas industriales deben concebirse con cuidado para garantizar un tratamiento equitativo de las empresas en mercados competitivos y evitar así efectos indirectos transfronterizos adversos, reducir al mínimo las distorsiones y las ineficiencias, y mitigar riesgos fiscales y resultados perjudiciales en términos de la economía política. Las políticas de “localización por afinidad ideológica” y las prescripciones en materia de contenido nacional también pueden distorsionar los mercados y aumentar los costos. La creación de un marco de consulta internacional sobre las prácticas de localización por afinidad ideológica podría contribuir a detectar efectos indirectos transfronterizos negativos y mitigar las consecuencias adversas.

La fragmentación de los mercados de minerales críticos podría encarecer la transición hacia energías limpias y demorar las muy necesarias políticas de mitigación del cambio climático. Cooperar a nivel multilateral en materia de políticas comerciales y aumentar los datos compartidos impediría la creación de nuevos obstáculos a un sistema energético mundial más limpio. Quizás algún día los minerales críticos serán tan importantes para la economía mundial como lo es hoy el petróleo. Por eso, debemos entender mejor sus complejas cadenas de valor.

CHRISTOPHER EVANS es economista en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.

MARIKA SANTORO es economista principal en el Departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación.

Martin

MARTIN STUERMER es economista en el Departamento de Estudios del FMI.

Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.

Referencia:

Boer, Lukas, Andrea Pescatori, and Martin Stuermer. Forthcoming. “Energy Transition Metals: Bottleneck for Net-Zero Emissions?Journal of the European Economic Association.