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Hace unos pocos años, cuando la energía era más abundante y barata, el mundo estaba abocado a reducir el uso de combustibles fósiles para lograr la neutralidad de las emisiones de carbono. Hoy en día las prioridades han cambiado en un contexto signado por problemas de abastecimiento y aumentos de precios desde que Rusia invadiera Ucrania. La búsqueda de soluciones rápidas para garantizar el abastecimiento de energía asequible y fiable podría poner en peligro la acción por el clima. ¿Cómo abordan las naciones el dilema entre las necesidades energéticas a corto plazo y los objetivos ecológicos a largo plazo?

En este número, los principales especialistas en política energética analizan el estado de la transición hacia la energía limpia en medio de las tensiones geopolíticas.

La idea de que el mundo ha de optar entre la seguridad energética y la acción por el clima es una falacia, afirma Fatih Birol, director de la Agencia Internacional de Energía. Birol advierte que no se debe usar la actual crisis energética como excusa para acentuar la dependencia de los combustibles fósiles. De hecho, comenta, la situación actual es otro argumento para invertir más en energía limpia a fin de reducir la dependencia de las importaciones de gas y petróleo.

El autor Daniel Yergin advierte que la transición energética debe planificarse con detenimiento, y que perderá el apoyo de la sociedad si acarrea perturbaciones económicas, en especial en las economías en desarrollo. “Demasiadas veces el activismo se ha antepuesto al análisis”, afirma Yergin.

Pero el problema de abastecimiento energético de Europa está aquí y es ahora. Andrea Pescatori y Martin Stuermer, del FMI, explican las diferencias estructurales entre los mercados de gas y de petróleo. Jeromin Zettelmeyer, del centro de estudios Bruegel, exhorta a los países de la Unión Europea a llegar a un “gran acuerdo” y a trabajar de forma mancomunada para reducir la demanda de energía y dinamizar la oferta, manteniendo abiertos los mercados internos de energía y compensando a los consumidores vulnerables.

En cuando a las economías emergentes y en desarrollo, la transición hacia la energía limpia ofrece la oportunidad de potenciar el crecimiento, afirma Ricardo Hausmann de la Universidad de Harvard. La inversión en tecnologías verdes crea valor y empleo, y permite a los países contribuir más a la descarbonización del mundo, sostiene Hausmann.

La seguridad a largo plazo todavía depende de una combinación de tecnologías de energía limpia, desde la energía solar y eólica hasta la nuclear, el hidrógeno “verde”, los vehículos eléctricos y la captura de carbono. Como afirma Birol, la inversión de grandes sumas en energía limpia es la mejor garantía de seguridad energética. De hecho, ambas deben ir de la mano.

GITA BHATT, Directora Editorial

Las opiniones expresadas en los artículos y otros materiales pertenecen a los autores; no reflejan necesariamente la política del FMI.