Declaración de la Directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, tras la conclusión de la primera reunión de los Ministros de Hacienda y Gobernadores de bancos centrales del G20
27 de febrero de 2025
Ciudad del Cabo, Sudáfrica: La Directora Gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, pronunció las siguientes palabras en la primera reunión de los Ministros de Hacienda y Gobernadores de bancos centrales del G20 celebrada en Ciudad del Cabo, Sudáfrica:
“Quisiera agradecer al gobierno de Sudáfrica por acoger la reunión del G20 esta semana, y al Ministro Godongwana y el Gobernador Kganyago por el liderazgo con el que han guiado el debate sobre los desafíos económicos mundiales que compartimos.
En el curso de nuestras conversaciones resonó un tema común: la necesidad de reactivar el crecimiento mundial en un contexto caracterizado por un espacio limitado para la conducción de la política macroeconómica y la agudización de la incertidumbre acerca de las políticas. Con este telón de fondo, considero que existen oportunidades importantes para impulsar las reformas necesarias y lograr una prosperidad económica duradera.
Perspectivas mundiales: bajo crecimiento y deuda elevada
Para este año y el próximo proyectamos un crecimiento mundial del 3,3%, es decir, un crecimiento firme pero bastante inferior al promedio histórico en un contexto de elevados niveles de endeudamiento público. En relación con esta proyección, observamos divergencias cada vez más marcadas entre las economías: crecimiento más fuerte en Estados Unidos y un repunte en la Unión Europea algo más gradual de lo que se había previsto. En los mercados emergentes y las economías en desarrollo, el crecimiento en 2025 coincide en términos generales con el del año pasado.
El proceso de desinflación mundial continúa. Ante el enfriamiento gradual de los mercados laborales y la expectativa de que los precios de la energía sigan disminuyendo, se prevé que el nivel general de la inflación continúe avanzando hacia las metas fijadas por los bancos centrales.
Al mismo tiempo, la incertidumbre acerca de las políticas económicas es alta. Los gobiernos de todo el mundo están reorientando las prioridades de sus políticas. Se observan importantes cambios en las políticas de Estados Unidos, en ámbitos como la política comercial, los impuestos, el gasto público, la inmigración y la desregulación que tienen implicaciones para la economía de ese país y el resto del mundo. En otros países los gobiernos también están modificando sus políticas. Los efectos combinados de los posibles cambios en las políticas son complejos y aún resulta difícil evaluarlos, pero el panorama se irá aclarando en los próximos meses.
Los riesgos también son divergentes. A corto plazo, existe cierto potencial favorable en Estados Unidos, donde la actitud positiva podría estimular la actividad. No obstante, para la mayoría de las demás economías los riesgos generales son desfavorables, e incluyen el riesgo de que las políticas ocasionen perturbaciones en el proceso de desinflación o salidas de capital de las economías de mercados emergentes.
Políticas internas para impulsar el crecimiento
Con las perspectivas de crecimiento estancadas en su nivel más bajo en décadas, la tarea principal consiste en formular políticas que sienten una base sólida para un crecimiento más vigoroso y duradero.
Hay que preservar la estabilidad macroeconómica y financiera para facilitar el crecimiento. En tal sentido, los países deben gestionar diversos puntos de presión: contener los riesgos a corto plazo, recomponer los márgenes de maniobra, mejorar las perspectivas de crecimiento a mediano plazo.
En el caso de los bancos centrales, el objetivo sigue siendo restablecer plenamente la estabilidad de precios, sin dejar de apoyar la actividad y el empleo.
En el plano fiscal, la mayoría de los países tienen que situar la deuda pública en una trayectoria sostenible y reconstruir los márgenes de maniobra fiscales. Si bien es esencial que muchos países movilicen más ingresos internos, también es importante que promuevan un gasto público más eficiente. Juntas, ambas prioridades sirven para garantizar que los países cuenten con el espacio fiscal necesario para hacer frente a futuros shocks y para sentar las bases para un mayor crecimiento en el futuro.
Es sumamente importante que los países adopten reformas de amplio alcance para elevar la productividad y mejorar las perspectivas de crecimiento. Las prioridades específicas variarán de un país a otro, pero en general es necesario dar un giro hacia las políticas que incentivan la oferta: reducir los trámites burocráticos, reforzar la competencia y fomentar el espíritu empresarial, fortalecer los sistemas educativos, adoptar regulaciones inteligentes que puedan fomentar la toma de riesgos en búsqueda de innovaciones tecnológicas rápidas pero seguras que incrementen la productividad, como la inteligencia artificial.
Cooperación para promover el crecimiento
Las reformas internas son esenciales, pero muchos países no pueden emprenderlas por sí solos. Resulta crucial reforzar el apoyo externo para ayudar a los países a implementar reformas, mediante el fortalecimiento de las capacidades y el apoyo externo en condiciones concesionarias, y mediante la aplicación de medidas dirigidas a atraer más recursos del sector privado.
Otra necesidad urgente consiste en abordar los desafíos que plantea la deuda. Es posible que algunos países necesiten reestructurar su deuda, mientras que muchos otros se enfrentan a pagos de intereses elevados y fuertes necesidades de refinanciamiento que les impiden invertir en su futuro. Una medida clave es mejorar la previsibilidad y puntualidad de los procesos de reestructuración, aprovechando los importantes progresos realizados, como por ejemplo en la esfera del Marco Común del G20 para el tratamiento de la deuda. También tenemos que ayudar a los países cuya deuda es sostenible pero que deben afrontar el pago de intereses elevados y considerables necesidades de refinanciamiento que limitan su capacidad para invertir en educación, salud o infraestructura.
El FMI contribuye prestando asistencia mediante el asesoramiento sobre políticas, el fortalecimiento de las capacidades y la concesión de préstamos según corresponda, ayudamos a los países a mantener o restablecer la estabilidad macroeconómica y a adoptar las sólidas políticas necesarias para un crecimiento duradero. Seguiremos desempeñando un papel destacado en el tema de la gestión de la deuda proporcionando análisis de sostenibilidad de la deuda y apoyo a las iniciativas internacionales dirigidas a abordar los retos de la deuda, en particular la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana.
Mantenemos nuestro compromiso de ayudar a nuestros países miembros a alcanzar una mayor prosperidad y estabilidad".
Departamento de Comunicaciones del FMI
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