Discurso de la Directora Gerente, Kristalina Georgieva, en el Foro de Desarrollo de China
26 de marzo de 2023
Texto preparado para la intervención
Distinguidos invitados, damas y caballeros: ¡Buenos días! ¡zao shang hao!
Es un honor estar con ustedes en persona en el inicio de una nueva primavera, estación en la que ciudades como Pekín se transforman con millones flores de deslumbrantes colores, cuya belleza y esplendor anuncian el renacer de la esperanza y las oportunidades.
Pero para la economía mundial es posible que la primavera tarde un poco más en llegar.
Se prevé que 2023 también será un año difícil, en el que el crecimiento mundial se desacelerará por debajo del 3% debido al lastre sobre la actividad económica de las secuelas de la pandemia, la guerra en Ucrania y la contracción monetaria. Pese a que las perspectivas para 2024 son mejores, el crecimiento mundial se mantendrá muy por debajo de su promedio histórico del 3,8%.
La incertidumbre es sumamente elevada, en especial debido a los riesgos de fragmentación geopolítica que podrían fragmentar el mundo en bloques económicos rivales creando una “división peligrosa” que nos dejaría a todos más empobrecidos y desprotegidos. En conjunto estos factores hacen que las perspectivas de la economía mundial a mediano plazo se mantengan débiles.
También queda claro que los riesgos para la estabilidad financiera han aumentado. En un momento de altos niveles de deuda, la rápida transición de un largo período de tasas de interés bajas hacia uno de tasas mucho más altas (necesario para combatir la inflación) genera inevitablemente tensiones y vulnerabilidades, como lo demuestra los recientes cambios en el sector bancario de algunas economías avanzadas.
Las autoridades han respondido con decisión a los riesgos para la estabilidad financiera, y los bancos centrales de las economías avanzadas han reforzado el suministro de liquidez en dólares de EE.UU. Estas medidas han aliviado la tensión en los mercados en cierto grado, pero la incertidumbre es alta, lo que pone de manifiesto la necesidad de vigilancia.
Por todo esto, seguimos de cerca los acontecimientos y estamos evaluando las posibles implicaciones para las perspectivas económicas mundiales y la estabilidad financiera mundial. Estamos centrando nuestra atención en los países más vulnerables, en especial en los países de ingreso bajo con altos niveles de deuda.
En las próximas ediciones de Perspectivas de la economía mundial y del Informe sobre la estabilidad financiera mundial, que se publicarán las próximas semanas, presentaremos una evaluación detallada.
Afortunadamente, no todas las noticias sobre la economía mundial son malas. Se pueden vislumbrar algunos ‘brotes de verdor’, también en China.
Aquí la economía está experimentando un fuerte repunte, y el pronóstico de enero del FMI sitúa el crecimiento del PIB en 5,2% este año, un aumento apreciable de más de 2 puntos porcentuales con respecto a 2022. Lo que impulsa este crecimiento es la esperada reactivación del consumo personal gracias a la reapertura de la economía y la normalización de la actividad.
Esto reviste importancia para China, y para el mundo. El vigoroso repunte significa que China va a aportar alrededor de un tercio del crecimiento mundial en 2023, lo cual dará un ansiado empuje a la economía mundial. Y aparte de la contribución directa al crecimiento mundial, nuestro análisis muestra que un aumento de 1 punto porcentual en el crecimiento del PIB en China produce un aumento de 0,3 puntos porcentuales en promedio en otras economías asiáticas, un estímulo muy oportuno.
Gracias a esta sólida recuperación, China ahora puede aprovechar el ímpetu positivo y —valiéndose de políticas integrales— puede mantener una trayectoria de crecimiento que conduce a la convergencia con las economías avanzadas.
Como dice el refrán chino: “La labor de todo el año depende de un buen comienzo en primavera”.
Entonces ¿qué pueden hacer las autoridades? Quisiera destacar dos oportunidades:
La primera oportunidad es la de elevar la productividad y reequilibrar la economía de modo que se base menos en la inversión y más en el crecimiento impulsado por el consumo, que es más duradero, depende menos de la deuda y que también ayudará a abordar los desafíos relacionados con el clima.
Para lograrlo, el sistema de protección social tendrá que cumplir un papel central brindado mayores prestaciones de seguro de desempleo y de salud que protejan a los hogares de los shocks.
Al mismo tiempo, las reformas de mercado para establecer condiciones más igualitarias entre el sector privado y las empresas públicas, sumadas a inversiones en educación, potenciarían considerablemente la capacidad productiva de la economía.
El efecto combinado de estas políticas podría ser significativo.
Según estudios del FMI, las reformas que incentivan la productividad en China podrían incrementar el PIB real hasta un 2,5% de aquí a 2027, y alrededor de 18% hasta 2037, y este crecimiento sería de mejor calidad y más inclusivo. Y no solo eso, ayudaría también a contrarrestar las presiones demográficas y a reducir aún más pronto la brecha con respecto a los niveles de ingreso de las economías avanzadas.
Pero las ventajas de reequilibrar la economía no se quedan ahí, y esto me lleva a la segunda oportunidad, el crecimiento verde.
Consideramos oportuno la fijación por parte de China de una meta de cero emisiones netas para 2060, un compromiso que destaca la importancia de abordar el cambio climático con miras al desarrollo a largo plazo.
Al igual que muchos países, China es vulnerable a eventos meteorológicos extremos que están tornándose cada vez más frecuentes y devastadores. Apenas el año pasado, por ejemplo, fuertes sequías mermaron la producción hidroeléctrica y generaron presiones en el sector de generación de electricidad.
Es más, las temperaturas en China están aumentando más rápidamente que la media mundial, lo que eleva los riesgos para el crecimiento económico del país. El calentamiento no mitigado implica que ya en 2030 podrían registrarse pérdidas estimadas del PIB en China de entre 0,5% y 2,3%.
Las buenas noticias son que las políticas para reequilibrar la economía ayudarán al mismo tiempo a China a alcanzar sus metas climáticas. ¿Por qué? Porque la mayoría de las emisiones de dióxido de carbono del país provienen de actividades industriales y de generación eléctrica, así que la transición al crecimiento basado en el consumo moderará la demanda de energía y aliviará las presiones relativas a la seguridad energética.
Según las cifras de nuestro estudio, el reequilibrio de la economía podría reducir las emisiones de dióxido de carbono un 15% en las tres próximas décadas. Una vez más, esto aporta beneficios al mundo entero: una reducción de las emisiones mundiales de 4,5% en el mismo período.
Es importante destacar que la disminución de las emisiones se traduce en un medioambiente más limpio. Esto es bueno para la gente, porque ayuda a reducir la contaminación, y a mejorar la calidad del aire y la salud pública. Y también es bueno para la biodiversidad, lo que me lleva de nuevo al punto de partida: las flores.
A menudo, utilizamos las flores como expresión de amistad, empatía y solidaridad en momentos difíciles.
Este espíritu de solidaridad es muy necesario en estos momentos de dificultades económicas. El papel del FMI es reunir a sus países miembros para afrontar los desafíos mundiales.
El papel de China a este respecto ha sido constructivo, entre otras cosas, a través de sus contribuciones al Fondo Fiduciario para el Crecimiento y la Lucha contra la Pobreza, el financiamiento esencial que ha proporcionado a nuestro nuevo Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad, y su ayuda a los países muy endeudados.
En los meses y años que vienen, será vital continuar respaldando a los países más vulnerables. La única manera de resolver los mayores retos que enfrenta el mundo, y de evitar el problema de la fragmentación, es mediante la cooperación.
Trabajemos juntos para fomentar la paz y la prosperidad, para lograr una economía mundial en pleno florecimiento.
¡Gracias! ¡xiè xie!
Departamento de Comunicaciones del FMI
RELACIONES CON LOS MEDIOS
OFICIAL DE PRENSA:
TELÉFONO:+1 202 623-7100CORREO ELECTRÓNICO: MEDIA@IMF.org