Hacia una recuperación más segura, compartida por todos
13 de octubre de 2017
Presidente Fakhoury, Presidente Kim, gobernadores, invitados de honor. En nombre del FMI, deseo darles una cálida bienvenida a las Reuniones Anuales 2017.
Me complace comenzar esta mañana portando buenas noticias: Tras años de un desempeño mediocre, prevemos un crecimiento mundial más sólido este año, de 3,6%.
Y esperamos que esta dinámica positiva continúe en 2018.
Lo que es más importante aún, este repunte es de amplia base, pues abarca al 75% de la economía mundial, medida según el PIB.
Esto nos brinda una gran oportunidad; la oportunidad de afianzar la recuperación y ampliarla de modo que llegue a los que aún no se han visto beneficiados, y de incluir a los que están excluidos o en riesgo de quedar excluidos.
Dentro de ese grupo hay más de 40 países emergentes y en desarrollo, que representan aproximadamente un 15% de la población mundial, y que actualmente están experimentando una disminución del ingreso per cápita.
También incluye a muchas personas cuyos salarios están estancados, que tienen pocas oportunidades laborales, y que se han visto desplazadas por los cambios tecnológicos, el comercio y las secuelas de la crisis financiera mundial.
Nuestra tarea se ve complicada por las tensiones geopolíticas, la incertidumbre política, y —lamentablemente— los desastres naturales devastadores ocurridos recientemente.
El médico Hipócrates de la antigua Grecia dijo una vez: “Sanar es cuestión de tiempo, pero algunas veces es también cuestión de oportunidad.”
Entonces, ¿cómo podemos aprovechar esta oportunidad para dar con la clave de una recuperación más sólida, y tratar de convertir un repunte promisorio en una prosperidad duradera para todos los ciudadanos de todos los países?
Este es un desafío que tenemos que asumir.
En presencia de los ministros de Hacienda y los gobernadores de los bancos centrales —las autoridades que, en medio de las más difíciles circunstancias, se arremangan y se dedican a la tarea de mantener las economías bien encaminadas, encontrar financiamiento para las prioridades y tomar recaudos contra la próxima crisis— confío en que podemos llevar adelante este crucial trabajo.
1. Una recuperación compartida por todos: Tres prioridades
Distingo tres prioridades: dar con los fundamentos económicos adecuados; abordar de manera más decidida el problema de la desigualdad excesiva; y atender las principales inquietudes de nuestros jóvenes a fin de ayudar a garantizar excelentes perspectivas para ellos y para las futuras generaciones.
a) Centrar la atención en los fundamentos económicos
En primer lugar, los fundamentos económicos. En un mundo cada vez más interconectado, los países viajan juntos, pero por diferentes sendas y a velocidades distintas. Las políticas deben seguirles el ritmo.
Para ello debe utilizarse una combinación adecuada de políticas monetarias, fiscales y estructurales para consolidar la recuperación y mejorar las perspectivas de crecimiento.
Es fundamental llevar a cabo una normalización fluida de la política monetaria, y son fundamentales asimismo las estrategias fiscales que permiten reducir el alto nivel de endeudamiento sin perjudicar el crecimiento y la confianza.
Todos hemos de tomar precauciones para evitar la acumulación de vulnerabilidades financieras.
Además, necesitamos reformas que puedan aumentar la productividad y el producto potencial. Nuestro análisis de las reformas estructurales a lo largo de los ciclos económicos demuestra que las reformas de los mercados de trabajo y de productos son más eficaces durante los períodos de reactivación económica.
No debemos desaprovechar esta oportunidad, pues encierra la promesa de mayor crecimiento, más empleo, más ingreso.
b) Abordar con decisión el problema de la desigualdad excesiva
Tampoco debemos desaprovechar esta oportunidad para abordar de manera más decisiva —y más directa— el problema que tanto ha perjudicado a nuestra gente y a nuestras sociedades.
Me refiero a la desigualdad excesiva. Entorpece el crecimiento, corroe la confianza, y alimenta las tensiones políticas.
Si bien la pobreza y la desigualdad entre países han disminuido durante la última generación, la desigualdad de ingreso y riqueza dentro de los países está en aumento. Hoy en día, alrededor de la mitad de la riqueza mundial está en manos del 1% de la población que más tiene.
¿Cómo podemos resolver este problema de raíz?
La inversión en la gente es clave: salud, educación, formación permanente.
Fortalecer las redes de seguridad es clave, y eso incluye brindar más respaldo directo a las personas y a las comunidades que luchan por adaptarse a las dislocaciones, ya sea que se deban a los rápidos cambios tecnológicos o a otras fuerzas, como el comercio.
Las herramientas fiscales son clave. Por ejemplo, nuestras investigaciones demuestran que algunas economías avanzadas podrían aumentar las tasas máximas del impuesto sin desacelerar el crecimiento, lo cual generaría recursos para atender necesidades prioritarias, o para reducir la deuda.
Y, por supuesto, debemos redoblar nuestros esfuerzos para aprovechar plenamente el potencial de la mitad de la población mundial: las mujeres. Como he dicho en más de una ocasión, esto es una idea económica que cae por su propio peso.
Así pues, empoderemos a las mujeres eliminando los impedimentos legales y los sesgos en materia tributaria, y apoyándolas para que tengan una mayor participación en el mercado laboral.
Esto supondría un cambio radical a escala mundial. Un cambio que fomentaría el crecimiento, reduciría la desigualdad y promovería la diversidad.
Los jóvenes, ya sea las muchachas como los muchachos, serán una gran influencia para el futuro del mundo.
Esto me conduce a la tercera prioridad: ¿qué es lo que más preocupa a los jóvenes?
c) Las inquietudes de los jóvenes
Según una encuesta de jóvenes realizada recientemente por el Foro Económico Mundial, dos temas encabezan la lista: uno es la corrupción, y el otro, el cambio climático.
Corrupción
La corrupción sistémica genera divisiones. Menoscaba la confianza de la gente en el gobierno y reduce el potencial de crecimiento. Tan solo los sobornos cuestan más de 1,5 billones de dólares por año, casi un 2% del PIB mundial.
Le sigue el problema del blanqueo de capitales y el financiamiento del terrorismo, que es una amenaza para todas las economías y una de las prioridades fundamentales del FMI. Hemos proporcionado asistencia técnica a 120 países en este ámbito.
Nuestro análisis indica que al reducir los niveles de corrupción percibida es posible incrementar la eficiencia de la inversión pública un 50%, y aumentar el ingreso real per cápita en casi 1 punto porcentual.
Es por ello que nos hemos comprometido a redoblar los esfuerzos en la lucha contra la corrupción. Y seguiremos trabajando con todos los países miembros de forma imparcial en este cometido.
Cambio climático
La segunda gran preocupación de los jóvenes es el cambio climático.
Si bien nos afecta a todos, está claro que los jóvenes y las futuras generaciones son las que más tienen que perder. Así como tenemos el deber de no dejarles una economía mundial asfixiada por la deuda, tenemos también el deber de no dejarles un planeta asfixiado por las emisiones de dióxido de carbono.
También sabemos que los países de bajo ingreso se ven afectados desproporcionadamente. Según nuestras estimaciones, un aumento de 1 grado centígrado en un país con una temperatura media anual de 25 grados —como Bangladesh, Haití o Gabón— podría reducir el PIB per cápita en casi 1,5%.
El precio de la energía es clave, ya que en la actualidad se gastan miles de millones de dólares [[1]] en subsidios que fomentan las emisiones de carbono. En vista de los precios relativamente bajos de la energía, ahora tenemos la oportunidad de reducir y eliminar estos subsidios.
Para corregir esta situación, hay que fijar el precio correcto.
2. Cooperación internacional y el FMI
Está claro que la única manera de hacer frente a los desafíos mundiales de manera eficaz es trabajando juntos. Un país puede optar por hacer las cosas por su cuenta, pero llegará más lejos si se une con otros países, como reza un proverbio africano.
Esto rige para desafíos tanto viejos como nuevos, que van desde los desastres naturales hasta las restricciones comerciales y la delincuencia cibernética. O pensemos en nuestra responsabilidad compartida para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La experiencia nos ha demostrado que la cooperación internacional funciona: desde la reconstrucción tras la Segunda Guerra Mundial hace más de 70 años hasta la lucha contra el ébola hace apenas unos pocos años.
El FMI está trabajando con ustedes, para que todos podamos llegar lejos. ¿Cómo?
Ustedes me han escuchado hablar sobre un FMI que aspira a ser más Ágil, Integrado, y centrado en sus Miembros, el objetivo “AIM”. ¿Hemos avanzado en este sentido?
Desde nuestra reunión el año pasado, brindamos apoyo a 16 países a través de programas de préstamo, como el Servicio de Crédito Rápido, por un monto total de más de USD 27.000 millones. Y hemos actuado sin demora para reforzar nuestra supervisión, en otras formas con nuevos análisis sobre la tecnología financiera (fintech) y su impacto en la intermediación financiera y la política monetaria.
Nos hemos convertido en una institución más integrada gracias a que hemos combinado nuestras investigaciones y nuestra perspectiva multilateral con el asesoramiento sobre políticas específico para cada país. También estamos colaborando con otras instituciones en una amplia gama de asuntos.
Ante todo, tenemos nuestros esfuerzos centrados en estar al servicio de ustedes, nuestros países miembros, de nuevas y mejores formas.
Durante el último año, realizamos 127 consultas de países en las que se analizaron temas específicos que fueron desde el análisis de cuestiones de género en Rwanda, hasta la resiliencia frente al cambio climático en Seychelles y la inclusión y la reforma tributaria en Estados Unidos.
También hemos brindado asistencia técnica más individualizada e intercambiado conocimientos. Hemos enviado a sus países miles de misiones, para ayudarles a recaudar ingresos públicos con más eficiencia, a supervisar el gasto público de una manera más eficaz en cuanto a costos, a gestionar la deuda y a regular sus mercados financieros. Hemos ayudado a capacitar a casi 30.000 personas a través de cursos de economía en línea gratuitos.
Y permítanme aprovechar esta oportunidad para agradecerles profundamente a los más de 40 países miembros que han aportado financiamiento para nuestras iniciativas de fortalecimiento de las capacidades.
Así que, como pueden ver, hemos avanzado, pero no estamos en una situación en la que podamos quedarnos con los brazos cruzados.
En adelante, no escatimaremos esfuerzos para avanzar en la decimoquinta revisión de las cuotas y de la fórmula empelada para determinarlas, a fin de que ustedes estén mejor representados, pero para esto necesitaremos su ayuda.
Y también en adelante, entre otras cosas, ofreceremos asistencia técnica para aumentar la capacidad fiscal, analizaremos las consecuencias macroeconómicas de la tecnología y evaluaremos cómo podemos ayudar más a los países de bajo ingreso a sobrellevar los efectos de los conflictos y los desastres naturales.
Este es un FMI que está abierto a nuevas ideas. Y para demostrarlo, acabamos de inaugurar nuestro “iLab”, que espero tengan la oportunidad de visitar.
Conclusión
Para concluir:
Todos los días, en todos los rincones del mundo, veo cómo nuestros empleados talentosos y diversos —de más de 150 nacionalidades— trabajan para ofrecerles el mejor servicio a ustedes, nuestros miembros.
Veo que cuentan con el apoyo de mis extraordinarios colegas de la gerencia y de un sólido Directorio Ejecutivo.
La esencia de nuestra labor es la confianza, la confianza que ustedes, como países miembros, depositan en esta institución, y la confianza mutua que debe existir entre nosotros para actuar mancomunadamente en la solución de los apremiantes problemas mundiales. Antes ya manifesté mi confianza en ustedes, y puedo asegurarles que estamos trabajando con máximo ahínco para ser merecedores de su confianza.
Juntos podemos reforzar el sistema multilateral que ha apuntalado nuestro mundo con tanta firmeza por más de siete décadas.
Gracias.
[1] Según proyecciones del FMI, los subsidios mundiales para la energía totalizaron USD 5,3 billones en 2015, o un 6,5% del PIB.
Departamento de Comunicaciones del FMI
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