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El PIB del país superó finalmente su nivel anterior a la crisis en el primer semestre de 2017. Con un crecimiento del 3,3% en 2016, España creció casi dos veces más rápido que el promedio de la zona del euro. La recuperación es amplia, y se basa en el consumo, la inversión y las exportaciones.

En 2007, desde un gran déficit del 9,6% del PIB en la cuenta corriente (que comprende la balanza comercial de bienes y servicios y flujos de ingresos entre residentes y no residentes), España ha disfrutado de cuatro años consecutivos de superávit, llegando a casi el 2% del PIB en 2016. Esta reversión fue posible gracias a las fuertes exportaciones, incluido el sector servicios, a un menor déficit comercial en el sector de la energía debido a los bajos precios del petróleo, y a menores pagos de intereses.

El déficit de los presupuestos generales alcanzó el 4,5% del PIB en 2016 y cabe prever que para 2018 se sitúe por debajo del umbral del 3% definido por la Unión Europea. Una vez alcanzado ese umbral, el país puede salir del procedimiento de déficit excesivo de la Unión Europea, en el que ha estado desde 2009.

Sin embargo, la ratio de deuda pública sigue siendo alta, en casi el 100% del PIB: es casi tres veces mayor que antes de la crisis financiera. Es por eso que el FMI recomienda reformas principalmente en el sistema tributario para aumentar los ingresos, lo que a su vez podría servir como protección en tiempos difíciles.

Si bien la tasa de desempleo ha disminuido en 10 puntos porcentuales desde su nivel máximo en 2013 hasta el actual 17,2%, sigue siendo la segunda más alta de toda la Unión Europea; 3,9 millones de españoles siguen sin empleo. La situación es especialmente grave para los jóvenes poco cualificados y para los que llevan sin empleo durante más de un año. Para ayudar a que más trabajadores encuentren empleo, es necesario fortalecer, focalizar mejor y coordinar las políticas en este ámbito, incluida la asistencia en la búsqueda de empleo y los programas del mercado de trabajo, como la formación.

Gracias a la moderación salarial y a las reformas del mercado de trabajo, casi una cuarta parte de todos los empleos creados durante el pasado año en la zona euro se produjeron en España, principalmente en el sector de servicios, donde trabaja actualmente el 79% de los españoles. Aun así, poco más de la mitad de los nuevos puestos de trabajo son temporales, que tienden a ser menos productivos y dejan a los trabajadores en la incertidumbre laboral. La reducción de los costos asociados a los contratos de trabajo de duración indefinida ayudaría a la contratación.

En el sector bancario español, la ratio de morosidad —crédito que el prestatario no puede pagar— está disminuyendo, pero sigue siendo elevada: 8,4% para las operaciones bancarias en España y 5,5% si se toma en consideración la extensa actividad extranjera de los bancos españoles. El FMI recomienda que los bancos aceleren el saneamiento de sus balances para reforzar su capacidad de resistencia a las crisis y facilitar la provisión de nuevo crédito a la economía.