Las perspectivas económicas de China en seis gráficos
15 de agosto de 2017
China continúa registrando un crecimiento vigoroso, que para 2017 se proyecta será de 6,7%. El país tiene potencial para sustentar el crecimiento fuerte a mediano plazo, pero para lograrlo de una manera seguro es necesario acelerar las reformas a fin de que el crecimiento dependa menos de la deuda y la inversión, señaló el FMI en su evaluación más reciente de la economía del país.
Enlaces Relacionados
- El personal técnico del FMI revisó al alza las perspectivas de crecimiento de China en comparación con la evaluación del año pasado. Ahora se prevé que entre 2017 y 2021 el crecimiento de la segunda economía mundial será, en promedio, de 6,4%, frente al 6,0% del año pasado.
- Pero a costa de un mayor volumen de deuda, que supone un aumento de los riesgos. En su informe, el FMI prevé que la deuda total del sector no financiero —que comprende deuda pública y de hogares y empresas— continuará creciendo con fuerza, y para 2022 equivaldrá a casi 300% del PIB, frente a 242% en 2016. Esto genera inquietudes acerca de una posible caída drástica del crecimiento a mediano plazo.
- Dado el fuerte ímpetu del crecimiento, ahora es el momento de acometer con más decisión el desapalancamiento. El gobierno chino ha empezado a dar los primeros pasos importantes para facilitar el desapalancamiento del sector privado; el crecimiento del crédito está desacelerándose y la fuerte “brecha de crédito” está reduciéndose. Es hora de redoblar estos esfuerzos, centrando la atención más en la calidad y la sostenibilidad y no tanto en las metas cuantitativas.
- Para lograr un crecimiento pujante, pero también sostenible, China tiene que estimular el consumo. El ahorro interno de China equivale a 46% del PIB, y es 26 puntos porcentuales mayor que la media mundial. La razón principal es el fuerte ahorro de los hogares, y su correspondiente consumo bajo. Esto reduce el bienestar actual de los ciudadanos chinos, propicia niveles elevados de inversión que probablemente no serán absorbidos de manera eficiente, y, de disminuir la inversión, daría lugar a superávits en cuenta corriente aún mayores, lo cual empeoraría los desequilibrios mundiales.
- El gasto social en China está en aumento, pero aún se puede hacer más. Aumentar el gasto público en salud y pensiones incrementaría el consumo público, pero también el privado gracias a que disminuiría las necesidades de ahorro de los hogares. Con un sistema tributario más progresivo sería posible financiar un mayor nivel de gasto social y reducir la desigualdad del ingreso, que es una de las más altas del mundo.
- China también tiene que mejorar la productividad. Esto se puede lograr aprovechando mejor recursos que en la actualidad se destinan a empresas que operan a pérdida (empresas “zombies”), sectores con exceso de capacidad y empresas estatales. El FMI estima que un esfuerzo de ese tipo podría incrementar el aporte de la productividad al crecimiento en aproximadamente 1 punto porcentual a largo plazo.