Nuevas realidades determinan las perspectivas de Chile
14 de diciembre de 2016
- El crecimiento potencial se ha desacelerado
- Se prevé una recuperación moderada, pero también se avizoran riesgos
- Amplio margen para reforzar la capacidad de resistencia del sector financiero
Si bien las políticas económicas de Chile son sólidas, el crecimiento potencial se ha desacelerado en años recientes, en parte debido a una coyuntura externa menos dinámica, según la evaluación anual del FMI sobre la economía chilena.
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Perjudicado por el menor dinamismo en los principales socios comerciales, que ha reducido la demanda de exportaciones, así como por el nivel permanentemente más bajo de los precios del cobre, el PIB de Chile ha crecido apenas un 2% en promedio desde 2014, muy por debajo de las tasas de alrededor de 4% registradas en años previos. Pero aun así, considerando los fuertes shocks externos a los que la economía se está adaptando, la evolución reciente de Chile ha sido sólida, gracias a la flexibilidad del tipo cambio, un régimen creíble de metas de inflación, la disciplina de la política fiscal y las reformas estructurales recientemente aprobadas. En comparación, la tasa media de crecimiento de las seis mayores economías de América Latina ha sido de tan solo 0,3% desde 2014.
Aunque la recuperación está en marcha, las estimaciones del FMI dejan entrever que una parte importante de la reciente desaceleración quizá sea irreversible, ya que es el resultado de un débil crecimiento potencial. Por lo tanto, en su informe el FMI recomienda una combinación de políticas que fomenten el crecimiento a corto plazo y que se enfoquen en ampliar un ya importante programa de reformas estructurales que permita estimular el potencial de crecimiento de la economía a mediano plazo.
Riesgos internos y externos
Al ser un país pequeño, de economía abierta y productor de materias primas, Chile es vulnerable a los shocks externos. El más importante de dichos shocks sería una desaceleración imprevista de China, que podría reducir los precios del cobre y la demanda de otras exportaciones (directa e indirectamente). Otros riesgos son un crecimiento más débil en la región y un aumento inesperadamente rápido de las tasas de interés en Estados Unidos. Por el lado positivo, la recuperación podría ser más robusta si una expansión fiscal en las economías avanzadas incrementara la demanda externa; esto podría dar un impulso a la demanda de exportaciones y elevar los precios del cobre, con una consiguiente mejora de los términos de intercambio de Chile.
Internamente, la confianza de los consumidores y las empresas está deprimida, y se encuentra en niveles no registrados desde la crisis financiera mundial. Es difícil aislar las causas, pero se espera que la aprobación de partes del programa de reformas propicie cierta mejora de la confianza, aunque es cierto que dicha mejora podría verse disminuida por ambigüedades jurídicas en la nueva ley de trabajo, o por dificultades en la aplicación del nuevo código tributario para las empresas.
De materializarse los riesgos a la baja, los altos niveles de endeudamiento entre las empresas no financieras y los estrechos vínculos entre los balances en sectores específicos podrían amplificar el impacto en la economía chilena por vía de efectos de contagio financieros. Para ilustrar la importancia de este canal, el informe del FMI estima que un aumento de 100 puntos básicos en el diferencial del Índice de Bonos de Mercados Emergentes —relacionado con una contracción en el suministro de crédito interno— podría reducir el crecimiento del PIB en aproximadamente 0,3 puntos porcentuales en el primer año.
Políticas para apoyar la recuperación
En vista de que la economía de Chile registra un exceso de capacidad, y dado que las previas presiones inflacionarias se han disipado, lo que se necesita es apoyar la demanda a corto plazo. A mediano plazo, otras reformas estructurales podrían ayudar a estimular el crecimiento potencial, y es necesario modernizar significativamente el marco regulatorio del sector financiero, lo cual dotaría a la economía de una mayor capacidad de resistencia. Por último, la reforma de las pensiones es una prioridad, dado que permiten generar ingresos vitalicios más estables en segmentos más amplios de la población, algo que resulta prioritario en vista de la elevada desigualdad del ingreso que presenta el país (la mayor en la región). Las políticas para abordar estas cuestiones se resumen a continuación (véase el recuadro).
Sentar las bases para un crecimiento más vigoroso en Chile
El FMI recomienda las siguientes medidas de política:
Proporcionar un estímulo a la demanda a corto plazo
- La política monetaria debe seguir brindando apoyo, y distenderse más si se ampliaran las presiones desinflacionarias.
- La consolidación fiscal es adecuada para preservar la credibilidad, pero puede proceder en forma lenta.
Elevar el crecimiento potencial
- Se debe acelerar la creación de un nuevo Fondo de Infraestructura, orientado a captar capital privado.
- Se deben seguir reforzando las aptitudes de los trabajadores, focalizando mejor la capacitación profesional y vocacional.
- Se precisan esfuerzos permanentes para ayudar a las pequeñas y medianas empresas a crecer e incrementar su productividad.
Reforzar el marco regulatorio
- Dar prioridad a la adopción de regulaciones clave de Basilea III.
- Someter al sector de seguros de Chile a la supervisión basada en riesgos.
Reformas de las pensiones para reducir la desigualdad del ingreso vitalicia
- Aumentar gradualmente las tasas de contribución a 15%.
- Elevar la edad de jubilación de la mujer a 65 años.
- Reforzar las pensiones y los pilares de solidaridad para los actuales jubilados.
- Financiar una parte de las mayores prestaciones con impuestos indirectos.