Colaboración, compromiso y flexibilidad en Addis Abeba y en adelante
17 de julio de 2015
Palabras pronunciadas por el Subdirector Gerente del Fondo Monetario Internacional, Min Zhu
en la Conferencia Internacional de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el
Desarrollo
Addis Abeba, Etiopía
13 de julio de 2015
Introducción
Buenos días. Tena yistilign.
Señor Primer Ministro, señor Secretario General, Presidentes, su Alteza Real, Excelencias, damas y caballeros. Permítanme primero anunciar que nuestra Directora Gerente, Christine Lagarde, no podrá estar con nosotros el día de hoy debido a los acontecimientos en Grecia. Me ha pedido transmitir sus sentidas disculpas, su convicción de que esta conferencia marcará un hito para el desarrollo mundial y el compromiso absoluto del FMI de seguir brindando respaldo a los países en desarrollo y frágiles.
Al reunirnos aquí en Etiopía —un país dinámico en una región pujante— tenemos ante nosotros una oportunidad única para esta generación.
Hace quince años, la comunidad internacional aunó esfuerzos para poner en marcha los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Ese llamamiento para combatir la pobreza extrema fue refrendado en Monterrey, y el FMI arrimó el hombro a las Naciones Unidas y otros socios para forjar un consenso en torno a la Financiación para el Desarrollo.
En el trayecto de Monterrey a Addis Abeba, el mundo ha cambiado mucho. En muchos países en desarrollo, donde había reinado el aislamiento y el estancamiento, ahora hay integración y crecimiento. En los países no frágiles de bajo ingreso, el PIB per cápita real ha aumentado casi 70%.
Pero al mismo tiempo, y como todos lo reconocemos, los países frágiles se han quedado trágicamente a la zaga. En el mundo entero, las lacras de la desigualdad y la injusticia persisten: más de mil millones de personas aún viven condiciones de extrema pobreza.
Como dice aquel proverbio africano, “La unión hace fuerza, la división es debilidad”. Para seguir avanzando por la senda del crecimiento sostenible e inclusivo, tenemos que unirnos, y guiarnos por tres principios: colaboración, compromiso y flexibilidad.
1. Colaboración
En primer lugar, la colaboración. Todos los países —en desarrollo, emergentes, avanzados—tienen que trabajar juntos, así como con la sociedad civil, el sector privado y las organizaciones internacionales.
Sabemos que los países en desarrollo están en una situación óptima para impulsar su propio desarrollo. Sabemos que las políticas macroeconómicas sólidas son esenciales para ayudar a movilizar recursos y a aprovecharlos de forma eficiente y eficaz.
Pero también sabemos que los países en desarrollo no pueden hacer esto solos. La comunidad internacional tiene la responsabilidad de crear un entorno propicio para el crecimiento y el desarrollo sostenibles, trabajando hombro con hombro con los propios países en desarrollo.
Juntos —a través de la colaboración— el todo que formemos será mayor que la suma de las partes.
2. Compromiso
Esto me lleva a nuestro segundo principio: el compromiso. Para ser socios eficaces, todos tenemos que demostrar un compromiso sostenido, no solo ahora en 2015 sino con toda la generación.
En lo que atañe al FMI, la dimensión y el mandato universales de la institución, consistentes en promover el crecimiento y la estabilidad, nos compromete a ayudar a transformar el nuevo Acuerdo en acciones concretas. Además de potenciar nuestras funciones básicas de brindar asesoramiento en materia de políticas y fortalecer las capacidades, también reforzaremos nuestros préstamos a los países en desarrollo en tres aspectos clave:
- &Ampliaremos en un 50% el acceso a todos nuestros servicios concesionarios.
- Focalizaremos aún más ese financiamiento concesionario en los países más pobres y vulnerables.
- Y mantendremos a más largo plazo la tasa de interés cero de nuestros préstamos en el marco del Servicio de Crédito Rápido, para los Estados frágiles y los países afectados por desastres naturales.
Con estas medidas muy concretas, el FMI está reforzando la red de protección mundial para los países de bajo ingreso. Y el FMI está afianzando su compromiso.
3. Flexibilidad
La colaboración y el compromiso han de complementarse con nuestro tercer principio: la flexibilidad.
¿Qué desafíos nos aguardan? Algunos de ellos —como los demográficos, tecnológicos y medioambientales— los conocemos bien, pero no así sus ramificaciones futuras.
Nosotros —todos nosotros— tenemos que estar listos para adaptarnos a los nuevos desafíos a medida que vayan surgiendo.
Puedo asegurarles que el FMI ya está tomando medidas para hacer frente a lo que consideramos que son las principales fuerzas que afectan nuestro futuro: estamos luchando contra la desigualdad excesiva; estamos fomentando el empoderamiento de la mujer; estamos mitigando el cambio climático, y, desde luego, estamos eliminando la pobreza.
En adelante verán que estas cuestiones ocuparán un espacio cada vez mayor en las labores de un FMI cada vez más flexible.
Conclusión
Permítanme concluir con otro proverbio africano: “Una sola pulsera no hace ruido”.
Solo trabajando juntos podremos aprovechar esta oportunidad única para esta generación, trabajando juntos hoy en Addis Abeba y en adelante
A’mesegenalehu. Gracias.
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