América Latina: Reformas estructurales y competitividad, Discurso del Director Gerente del FMI, Rodrigo de Rato
24 de marzo de 2006
Discurso del Director Gerente del FMI, Rodrigo de RatoConvención de la Asociación de Bancos de México
Acapulco, México
14 de marzo de 2006
Texto preparado previamente
1. (Introducción.) Buenos días. Es un honor para mí participar en esta importante conferencia, lo que me ofrece la oportunidad de analizar, desde la óptica del FMI, las oportunidades y los desafíos con los que América Latina se enfrenta en estos tiempos. Es muy pertinente que pueda pronunciar estas palabras en México, un país que se ha transformado política y económicamente en el último decenio, en una democracia multipartidista vibrante y en un modelo de buena gestión macroeconómica. Ciertamente, transformaciones de este tipo están ocurriendo en otras economías emergentes en todo el mundo. Y un aspecto central de mi visión para la estrategia de mediano plazo del FMI es apoyar a estos países a través de nuevas modalidades, con menos necesidad de relaciones típicas en el marco de un programa, y más trabajo orientado a entender los riesgos financieros a enfrentar y a buscar mecanismos que permitan ofrecer un seguro ante la eventualidad de crisis. En esta nueva era para los mercados emergentes, los intereses en juego son altos y las recompensas son grandes para los países que puedan adaptarse y cambiar a fin de competir con eficacia en la economía mundial.
2. México ha desempeñado un papel de vanguardia en América Latina al corregir la inestabilidad macroeconómica y financiera que durante tanto tiempo obstaculizó el crecimiento económico y la prosperidad. Una gestión macroeconómica más sólida ha ayudado a contener y reducir los déficits fiscales y los niveles de deuda pública, aquí, y cada vez más, en toda la región. Aunque los niveles de endeudamiento aún son demasiado altos, muchos gobiernos están trabajando por reducirlos, y han aprovechado las favorables condiciones de financiamiento imperantes para reducir la proporción de deuda en moneda extranjera y para alargar los plazos de vencimiento. En muchos países se ha aplicado una política monetaria más independiente, que en un marco de mayor flexibilidad cambiaria, se ha enfocado más claramente en reducir la inflación. A diferencia de otros períodos de auge en el pasado, también han mejorado los saldos de la cuenta corriente externa, con lo cual se han fortalecido las posiciones financieras nacionales.
3. Estas reformas emprendidas ya han generado importantes dividendos. Ayudado por un entorno internacional generalmente favorable, el crecimiento económico de la región, que en 2004 llegó a su nivel máximo en 24 años, se mantuvo por encima de los promedios históricos, llegando a 4% en 2005, y esperamos que el crecimiento se mantenga un nivel similar nuevamente este año. En la mayoría de los países, la inflación está contenida, en claro contraste con lo ocurrido en períodos anteriores. Aquí en México, resulta muy alentador observar el compartido compromiso para mantener la estabilidad macroeconómica y un nivel bajo de inflación. Se reconoce ampliamente que tener una situación económica estable y predecible es un activo para el país. Preservar esta situación reforzará la capacidad de resistencia a los perjudiciales episodios de crisis, que en el pasado han dejado a tantas personas sin trabajo y las han llevado a la pobreza. También creará un entorno en que la inversión y la empresa privada florezcan, y permitirá al gobierno tomar las medidas necesarias para establecer programas sociales focalizados, que ayuden a reducir la pobreza y la inequidad, y a crear oportunidades para todos.
4. Pese a los importantes logros conseguidos hasta ahora, se reconoce en la región que América Latina puede hacer más para materializar su potencial en la economía globalizada de hoy. Si bien el crecimiento es mayor ahora que en el pasado, continúa estando, lamentablemente, por debajo del resto del mundo. En lugar de converger hacia los niveles de los países industrializados, América Latina apenas ha podido mantener su posición relativa en el último decenio. Y la experiencia en economías emergentes de otras regiones del mundo, incluidas las economías en transición de Europa y las dinámicas economías asiáticas, muestra que es posible lograr un crecimiento económico mucho más rápido que el registrado en la mayoría de los países latinoamericanos.
5. Un mayor crecimiento económico reducirá la pobreza y ayudará a los gobiernos a atender las apremiantes necesidades sociales de la región. El avance en la lucha contra la pobreza ha sido modesto en gran parte de América Latina, y sigue habiendo gran desigualdad, lo cual genera presiones en la sociedad. Una enseñanza clara que se desprende de la experiencia de otros países es que mantener un crecimiento sostenido es necesario para reducir la pobreza. Pero no basta con esto. Programas sociales adecuadamente focalizados, regímenes fiscales justos y con amplia base tributaria, mercados de trabajo que promueven la creación de empleo y acceso a educación de alta calidad para los más necesitados son también aspectos clave.
6. América Latina se encuentra en una buena situación para emprender las reformas necesarias que le permitirán lograr un mejor desempeño económico. La región se está beneficiando considerablemente de las favorables circunstancias externas: precios más altos para los materias primas, fuerte crecimiento económico mundial, y costos significativamente más bajos para financiación. La entrada de capitales externos está permitiendo a los gobiernos reducir la vulnerabilidad financiera, mediante la reconstitución de reservas internacionales y el repago de deuda externa. El desafío es resistir la tentación de solo manejar los tipos de cambio, preocupados por el efecto que una apreciación real tendrá en la competitividad y en el crecimiento. Ganancias duraderas en competitividad pueden asegurarse mejor profundizando reformas estructurales que promuevan mercados más eficientes y un ambiente de negocios atractivo y competitivo. Hemos visto en muchos casos, desde Europa a Asia, los extraordinarios beneficios que se logran con este tipo de reformas. Chile, que se destaca en la región en la mayoría de los indicadores de reforma estructural, así como por su disciplina fiscal y sus sólidas políticas monetarias, ha conseguido un crecimiento mucho más vigoroso que el resto de la región. En mi presentación de hoy, me gustaría discutir los elementos clave de una agenda de reformas estructurales para la región, y cómo lograr un adecuado grado de consenso para implementarla.
7. No quiero que se interprete que hay una simple fórmula de éxito. No obstante, en los países de América Latina observamos ciertas prioridades comunes en materia de políticas que, colectivamente, son esenciales para fomentar la competitividad. Hay reformas en cinco áreas, que pueden reforzarse mutuamente a la hora de estimular la productividad y el crecimiento, y de promover el éxito en un mundo globalizado:
- Reforma fiscal, para ampliar y hacer más equitativa la base de generación de ingresos tributarios, lograr una reducción duradera de la deuda, y permitir que los gobiernos atiendan las necesidades sociales y de infraestructura.
- Reformas del sector financiero, para promover el ahorro interno, y fomentar el uso eficiente del ahorro.
- Reformas del mercado del trabajo, para mejorar su flexibilidad y fomentar el desarrollo de capital humano.
- Mayor apertura a las fuerzas de la competencia, que impulsan la innovación y el cambio.
- Un entorno de negocios equitativo y transparente, que incentive la inversión y la creación de empleo.
8. El fortalecimiento de los regímenes fiscales ayudará a consolidar las finanzas públicas a mediano plazo y a atender la necesidad de mejorar la infraestructura. Las reformas para ampliar la base tributaria pueden dar lugar a una reducción duradera de los niveles de endeudamiento, que siguen siendo elevados en la mayor parte de la región. Un sistema tributario más amplio y equitativo también crea una fuente más sostenible y eficiente de ingresos para financiar el gasto público que exigen los programas sociales eficaces y la infraestructura esencial. Definir la política fiscal dentro de un marco de mediano plazo ha servido también, para generar confianza en que se mantendrá una política presupuestaria sana, como ha sucedido en Chile. Aquí en México existe un saludable debate acerca de la necesidad de profundizar la base tributaria y reducir la dependencia de los ingresos del petróleo, así como de encuadrar la política fiscal en un marco de mediano plazo. La reciente aprobación este mes de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria constituye un paso importante en esta dirección.
9. Un sistema financiero sólido y en buen funcionamiento es esencial para fomentar la inversión necesaria para el crecimiento. Como esta distinguida audiencia bien sabe, México ha sido líder en el fortalecimiento de su sistema bancario y financiero a lo largo de la última década. Una serie notable de reformas financieras ha servido para reforzar el régimen de supervisión y regulación, abrir el sector bancario a la competencia y, más recientemente, promover avances importantes en el desarrollo de los mercados locales de capital. Hemos visto en otros países, entre ellos el mío, lo vital que es contar con un sistema financiero sólido para estimular el uso eficiente del ahorro, tanto interno como externo, y por consiguiente para favorecer una mayor productividad y un crecimiento más acelerado.
10. Para incrementar los beneficios de la globalización también es importante que los países cuenten con mano de obra calificada y con mercados de trabajo flexibles. En un mundo más competitivo e integrado, es preciso que haya flexibilidad para que los puestos de trabajo se trasladen de los sectores menos productivos a los más productivos a fin de poder aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece el mercado. Las reformas que reducen la rigidez del mercado laboral —característica de muchos mercados de trabajo en América Latina— pueden tener efectos muy positivos en la creación de empleo y el crecimiento económico. Hay un número de ejemplos de países tanto en el mundo industrializado como en economías emergentes que se beneficiaron de un rápido crecimiento del empleo después de que se introdujeran reformas históricas en el mercado laboral. Una razón principal de la rigidez de los mercados laborales latinoamericanos ha sido el deseo de asegurar la permanencia en el empleo. Pero la experiencia demuestra que ese tipo de restricciones han tenido el efecto opuesto de desacelerar la creación de empleo en el sector formal y estimular el crecimiento de mercados de trabajo informales, que debilitan las finanzas públicas y al mismo tiempo reducen la productividad agregada. Por el contrario, la mejor forma de promover el empleo es fomentar el desarrollo de una economía dinámica y en expansión, con programas sociales efectivos y bien focalizados para ayudar a quienes puedan verse perjudicados por el cambio.
11. Otra lección clave, es la importancia que una mayor liberalización y apertura al comercio exterior tienen sobre la productividad y el crecimiento. Un régimen comercial más abierto puede aportar beneficios en términos de economías de escala, una mayor competencia, y la transferencia de tecnología, e incluso, de instituciones. En comparación con otras regiones de rápido crecimiento, América Latina es una región relativamente cerrada al comercio internacional donde las barreras arancelarias siguen siendo altas. Una y otra vez, hemos observado cómo el desmantelamiento de las barreras a la competencia y el comercio pueden estimular el crecimiento y mejorar las condiciones de vida. En las dinámicas economías de China e India el crecimiento se ha concentrado en los sectores más abiertos a la inversión y la competencia del exterior. En América Latina, tenemos el ejemplo del rápido crecimiento de Chile, país que fue el primero en comenzar la reducción de aranceles y donde el proceso de liberalización tuvo el mayor alcance, a través de varias rondas de reducción unilateral de aranceles.
12. Para México, los beneficios del NAFTA, en términos de aumento de la inversión y el comercio, han sido enormes. Pero, como ustedes bien saben, las oportunidades de mercado no son estáticas, y los países deben seguir innovando y mejorando para mantener su competitividad. También son un factor positivo las otras iniciativas en materia de comercio exterior que se están implementando en la región, entre ellas el Tratado de Libre Comercio de Centroamérica - Estados Unidos. Pero, independientemente del avance de los proyectos multilaterales, América Latina puede, por sí misma, hacer mucho por reducir los aranceles, limitar el uso de barreras no arancelarias y flexibilizar las restricciones en el comercio de servicios. De cara al futuro, el desafío para el país es producir de manera eficiente aquellos bienes de mayor valor agregado, que generarán mayores ingresos y mejores condiciones de vida, en lugar de tratar de aferrarse a puestos de trabajo de bajo salario.
13. Por último, la región necesita un clima empresarial más propicio para la inversión, la innovación, y la creación de puestos de trabajo. En una comparación internacional se puede ver que América Latina ofrece menos atractivo para la inversión extranjera directa que otras regiones emergentes, además de tener todavía un nivel relativamente bajo de ahorro e inversión internos. Una mejor gobernancia, el desarrollo de infraestructura, y la reducción de las barreras regulatorias son elementos importantes de un adecuado ambiente de negocios. Déjenme presentar algunos ejemplos. El Banco Mundial estima que abrir una empresa en México lleva 60 días ―en comparación con 8 en Singapur y 9 en Turquía.. La existencia de monopolios públicos y privados ha sido identificada en una reciente encuesta a empresarios mexicanos como un obstáculo importante al desarrollo de negocios. China se ha colocado por delante de las tres grandes economías latinoamericanas (Brasil, México, y Argentina) en los rankings de calidad de instituciones públicas compilados por el Foro Económico Mundial. Hemos podido observar en Estados Unidos y otros países, que la nueva tecnología de la información puede aportar una contribución decisiva al crecimiento y a la productividad. En México, el costo de las telecomunicaciones para las empresas es más elevado que en cualquiera de los 30 países de la OCDE. La inversión en infraestructura también proveerá dividendos. Con mejores sistemas de transporte, México podría explotar más claramente los beneficios de su proximidad al rico mercado norteamericano. Es posible progresar en estas áreas.
14. Poner en marcha las reformas que acabo de esbozar exigirá una clara voluntad política y un amplio consenso nacional. Sobre todo teniendo en cuenta que muchas veces es imposible avanzar en un frente si no se avanza al mismo tiempo en otro. Como he mencionado, México ha emprendido reformas financieras y bancarias fundamentales. Pero estas aún no han dado plenamente sus frutos, en términos de un aumento del crédito para la inversión y del crecimiento. Un sistema bancario sólido debe estar complementado por un sector judicial predecible y eficiente. Y cuando el crédito está disponible, las empresas necesitan un mercado próspero, mano de obra calificada, y un clima favorable y previsible. La buena noticia es que las reformas han comenzado. México recientemente ha hecho profundas reformas al marco legal de quiebras empresarias y ha aprobado una nueva ley del mercado de valores. Esfuerzos adicionales fortalecerán la competitividad y productividad de la economía, para dar lugar a los mayores ingresos que los ciudadanos con derecho anhelan.
15. Estrategias de reforma exitosas son posibles. La experiencia de diversos países, fuera y dentro de la región, sugiere que a la hora de concretar una reforma satisfactoria, existen tres elementos mutuamente relacionados:
- Primero, hay que fortalecer las instituciones públicas para que sean más justas y se mejore la rendición de cuentas. En algunos países esto implica una reforma estatal que dé por resultado una administración pública saneada, eficiente y bien remunerada. En este sentido es importante tener una administración tributaria transparente y confiable. Desarrollar instituciones fuertes e independientes para combatir la corrupción y promover el imperio de la ley, estimula los ahorros, la inversión y la creación de empleo.
- Segundo, hay que articular las políticas que promueven el crecimiento con una red de protección social más fuerte a fin de sustentar el ímpetu de la reforma. Dada la profunda desigualdad que existe en América Latina, es especialmente importante lograr que los beneficios de las nuevas reformas lleguen a la totalidad de la población. Hay algunas medidas que son fundamentales como las reformas laborales destinadas a estimular la creación de puestos de trabajo y los programas sociales bien focalizados, como el Programa Oportunidades aquí en México, que brinda ayuda salarial a la vez que forma capital humano en los sectores más desposeídos.
- Tercero, es esencial forjar un consenso social y político para impulsar la reforma, sobre todo cuando son necesarias reformas legislativas. Actuar sin demora al comienzo del ciclo político, cuando el capital político abunda, puede dar tiempo para que los beneficios económicos puedan materializarse.
Palabras de cierre
16. Para concluir, desearía subrayar nuevamente que América Latina tiene hoy a su alcance la oportunidad de encaminarse por una senda de rápido crecimiento a lo largo de la próxima década. Como he manifestado en varias oportunidades al presentar mi visión para el FMI en el mediano plazo, como ayer en Ciudad de México, hay razones de peso para creer que en la próxima década países como México se integrarán más profunda y exitosamente en la economía global. Gracias a una coyuntura mundial favorable y a una gestión macroeconómica más firme y responsable, un gran número de naciones latinoamericanas ya han logrado avanzar mucho desde el punto de vista de la estabilidad. El próximo paso es forjar un consenso para las reformas que permitirán estimular el crecimiento y lograr que los beneficios de la prosperidad económica tengan un mayor alcance que en el pasado. Cuando pienso en México, me siento optimista de que el país pueda moverse en esta dirección. La conferencia de hoy es un paso importante.
Muchas gracias.
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