BoletÃn del FMI : La desigualdad perjudica gravemente el crecimiento, según los participantes en un seminario del FMI
12 de abril de 2014
- El creciente consenso brinda una oportunidad sin precedentes de luchar contra la desigualdad
- Las políticas macroeconómicas pueden atenuar la desigualdad
- Las soluciones incluyen gastos en salud y educación mejor focalizados, e impuestos más progresivos
El crecimiento y la desigualdad son mutuamente incompatibles, según convinieron los participantes en un seminario de alto nivel celebrado durante las reuniones del FMI y el Banco Mundial, pero estos discreparon marcadamente con respecto a las prioridades para hacer frente al aumento de la desigualdad observado en las últimas décadas.
DESIGUALDAD Y CRECIMIENTO
La desigualdad del ingreso ha aumentado en todo el mundo. En este seminario del FMI titulado “La macroeconomía de la desigualdad del ingreso”, Oxfam afirmó que las 85 personas más ricas del mundo poseen ahora más de la mitad de la riqueza mundial.
Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo, señaló que el creciente consenso con respecto a los efectos perjudiciales de la desigualdad crea una oportunidad sin precedentes para tomar medidas orientadas a reducirla.
Antes, se consideraba que la desigualdad era el precio que había que pagar para que la economía mundial funcionara, “pero ahora el FMI y otros organismos dicen que existe una convergencia entre un mejor funcionamiento de la economía mundial, la creación del empleo que necesitamos y la reducción de la desigualdad”, afirmó Ryder.
“Si es un problema, y si todos estamos de acuerdo en que es un problema, ¿qué vamos a hacer al respecto?”, añadió Ryder.
La desigualdad es “moralmente incorrecta”
La desigualdad no solo es perjudicial para el crecimiento, y representa una amenaza para la democracia, sino que también es “moralmente incorrecta”, afirmó Winnie Byanyima, Directora Ejecutiva de la organización benéfica Oxfam.
“No podemos admitir que millones de personas vivan en la pobreza absoluta, mientras que otras —esas 85 personas de las que ya hemos hablado— aunque vivieran mil vidas, no llegarían a gastar toda la riqueza que poseen”, dijo Byanyima.
Jeffrey Sachs, director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia, mencionó muchos tipos de desigualdad, entre ellos, la desigualdad del ingreso, de la riqueza, del poder y del bienestar. Criticó duramente el significativo aumento de la desigualdad en Estados Unidos donde, según Sachs, se ha permitido que los más ricos secuestren el proceso político en su propio beneficio.
Dos informes del FMI sobre la desigualdad
En el último año, el FMI ha publicado dos importantes estudios sobre la desigualdad, en los que se explica sus efectos en el crecimiento, y cómo diseñar políticas de tributación y gasto para ayudar a lograr una redistribución con el menor costo posible en términos de eficiencia económica.
Varios participantes celebraron la publicación de estos estudios del FMI que han contribuido al creciente consenso sobre la necesidad de abordar la desigualdad.
Según el Subdirector Gerente del FMI, Min Zhu, la desigualdad podría abordarse a través de políticas públicas. “Las políticas macroeconómicas son importantes en este sentido”, afirmó. Es un aspecto que ahora se integra sistemáticamente en la labor del FMI.
“Cuando brindamos asesoramiento a las autoridades en el ámbito de nuestra labor en los países, siempre incluimos el empleo y el crecimiento en la formulación de políticas”, destacó.
Consideró esencial que el FMI comprenda el impacto de la macroeconomía y formule políticas en consecuencia. “Pensémoslo bien: si el ingreso está concentrado en un pequeño grupo de personas, el consumo cambiará porque la capacidad de consumo es diferente según el nivel de ingreso”, subrayó Min Zhu.
Propuestas para abordar la desigualdad
Tyler Cowen, profesor de la Universidad de George Mason, propuso algunas medidas adicionales que podrían ayudar a reducir la desigualdad a nivel mundial, entre ellas, alentar la inmigración, proporcionar transferencias monetarias condicionadas e invertir en salud pública y agricultura.
“Creo que la desigualdad es un síntoma de un problema más profundo que es la falta de oportunidades”, afirmó Cowen, y añadió que sus propuestas crearían nuevas oportunidades para los pobres.
“Si nos preocupa la desigualdad, yo diría que debemos abordarla con una mentalidad dirigida a la resolución de problemas”, dijo Cowen.
Varios participantes atacaron la evasión fiscal y los flujos financieros ilícitos relacionados con algunas corporaciones. Según Byanyima, este dinero podría gastarse en servicios públicos, que representan “un ingreso real para los pobres”.
El impacto de la desigualdad en “el ciudadano de a pie”
Ryder señaló que no es necesario examinar los ejemplos “extremos” de fraude fiscal y evasión agresiva. “Fijémonos en el medio”, afirmó. “¿Cómo pondremos nuevamente dinero en los bolsillos de la gente?...Fijémonos en lo que está pasando aquí mismo, ahora mismo, para el ciudadano de a pie”, explicó Ryder.
Sachs dijo que la desigualdad a menudo se transmite y se agrava de una generación a otra; que los ricos pueden “invertir más en capital humano”, por ejemplo, en educación y salud, que los pobres.
“Exigir que los ricos paguen más impuestos para permitir que todos tengan una oportunidad es solo una pieza de este rompecabezas. No se trata de un conflicto entre equidad y crecimiento, sino de conectar las dos piezas”, señaló Sachs.