BoletÃn del FMI : La atención está puesta en el empleo y el crecimiento, afirma el Presidente del CMFI
21 de abril de 2013
- La atención debe estar puesta en el crecimiento y el empleo
- Las reformas estructurales son críticas tanto en las economías avanzadas como en las emergentes
- Calibrar la política fiscal para no dañar la confianza de los inversionistas
Concluidas las reuniones del FMI y del Banco Mundial en la ciudad de Washington, las autoridades parten con una renovada sensación de urgencia en cuanto a la necesidad de reenfocar las políticas en la creación de empleo y crecimiento sostenible.
ENTREVISTA CON EL PRESIDENTE DEL CMFI
En una entrevista, Tharman Shanmugaratnam —Viceprimer Ministro de Singapur y Presidente del órgano rector de las políticas del FMI, el Comité Monetario y Financiero Internacional (CMFI)— instó a los países a centrarse más en los retos a mediano y largo plazo, como la equidad intergeneracional, al formular la política económica.
Boletín del FMI: Ministro Tharman, acaba de hacer referencia a la necesidad de centrar más la atención en el empleo y el crecimiento. ¿Cuáles fueron las principales recomendaciones del CMFI?
Tharman: Recomendamos pensar a largo plazo, no solo a corto plazo. No vamos a adquirir velocidad a menos que las políticas estén centradas en el largo plazo. Y tienen que ser políticas que estén centradas no en ajustes macroeconómicos, sino, primero y principal, en el empleo y el crecimiento.
Más importante que dar con el tamaño justo del déficit fiscal o de la expansión cuantitativa es la composición. ¿Tenemos políticas que propicien el crecimiento? ¿Tenemos políticas que van a ayudar a crear puestos de trabajo, especialmente para los jóvenes, que son los que quedaron atrás en el mundo entero y especialmente en las economías avanzadas?
En la primera fase de la recuperación de la crisis, las medidas han sido demasiado implacables, y eso es normal cuando se recarga el ajuste en las primeras etapas. Pero en este momento fue muy firme la opinión de los participantes de que necesitamos centrarnos en ajustes que tengan probabilidades de crear empleo y recuperar la confianza de los inversionistas privados.
Eso no significa un ajuste fiscal de cualquier clase, sino el tipo adecuado de medida tributaria; es decir, evitar los aumentos de impuestos si dañan la confianza privada y evitar los recortes del gasto si dañan a los segmentos equivocados de la sociedad. Así que ahora hay una visión más matizada de cómo encarar el ajuste y la recuperación después de la crisis.
Boletín del FMI: En su opinión, ¿qué es lo más importante que nos dejaron las Reuniones de Primavera?
Tharman: Dos cosas. La primera es que no tuvimos grandes desacuerdos. Tuvimos deliberaciones muy buenas y llegamos a las mismas opiniones. Y si tuviera que elegir la principal, fue la importancia crítica que tendrán en adelante las reformas estructurales, y la importancia crítica de concentrarse en la credibilidad fiscal a mediano plazo, y no solo a corto plazo. El corto plazo tiene sentido solamente si forma parte de un programa de consolidación a mediano plazo.
Se expresó con mucha firmeza la opinión de que no se puede depender excesivamente de una política, especialmente una política monetaria expansiva. No deja de ser necesaria, pero no va a funcionar muy bien si no está acompañada de dos cosas: credibilidad fiscal a mediano plazo y reformas estructurales, que deben acelerarse.
Y eso tiene aplicación no solo en las economías avanzadas sino también en las economías emergentes: un énfasis muy marcado en la necesidad de reformas estructurales en el caso de los mercados emergentes, para que puedan alcanzar su crecimiento y su potencial completo y, de hecho, incrementar el crecimiento. Y en el caso de las economías avanzadas, reformas estructurales para recuperar un crecimiento normal, aumentar la productividad y encontrar una manera de generar empleo, sobre todo para la juventud.
Boletín del FMI: Se habla mucho del saneamiento de los balances públicos y privados. El otro día, usted mencionó un concepto nuevo: balances sociales. ¿Podría explicárnoslo?
Tharman: Tenemos dos grandes retos en el terreno social, y la dimensión social forma parte de la política económica.
Primero, la equidad intergeneracional constituye un tema muy serio y cada vez más presente. Si examinamos la naturaleza del problema fiscal de las economías avanzadas, su componente más grande —si miramos a 8 o 10 años, o más— realmente es intergeneracional.
Gira en torno a compromisos políticos asumidos para gente que está por jubilarse —la generación de la posguerra— y gente que ya se ha jubilado: esos compromisos hay que pagarlos, pero no hay dinero. Y hay que encontrar una manera ya sea de reducir esos compromisos —pero equitativamente, eximiendo a los pobres o incluso a la gente de ingreso mediano—, o de subir los impuestos. Y si no reflexionamos con seriedad, nos exponemos a un desenlace terriblemente injusto dentro de la misma generación y entre generaciones.
Es un reto formidable. Si nos hubiéramos hecho esta pregunta hace 20 años, habríamos dicho: “Que paguen los jóvenes; los viejos trabajaron duro, sobrevivieron a la guerra, se lo merecen”. Pero si uno se hace la pregunta ahora, no es tan obvio que la generación más joven vaya a estar mejor que la gente a punto de jubilarse. En algunos países, y a nivel local en algunas de las sociedades más grandes, la gente que todavía está trabajando, que aún es relativamente joven, va a cobrar pensiones más pequeñas, va a recibir menos prestaciones médicas, y va a percibir sueldos que en términos reales no serán necesariamente mejores que los de la gente que está a punto de jubilarse.
Así que tenemos que ser francos respecto de estas disyuntivas políticas y estas disyuntivas sociales.
Boletín del FMI: Hay quien dice que la gobernabilidad mundial se está deshilachando ahora que algunas regiones decidieron hacer las cosas por su cuenta; por ejemplo, estableciendo sus propios bancos de desarrollo. ¿Cuál es su opinión al respecto y qué significa esto para el FMI?
Tharman: Fundamentalmente, no creo que esto sea un reflejo de las instituciones actuales —aunque está claro que les vendría bien mejorar su gobernabilidad y representación—, sino más bien de los cambios que está viviendo el mundo.
El mundo de hoy es prácticamente multipolar. Sé que es una palabra que se usa desde hace años, pero aún no es un mundo con polos del todo iguales. Más bien, es un mundo con polos emergentes que son importantes impulsores del crecimiento. Quieren hacerse oír y también quieren contar con sus propios medios, sus propios mecanismos: mecanismos de seguro regional, para no tener que depender del seguro mundial, y mecanismos de financiamiento para el desarrollo.
Teniendo en cuenta lo complejo que es el mundo, no es tan mala idea tener instituciones multilaterales bien administradas que complementen mecanismos regionales. Es algo que existe en el comercio internacional, y en el seguro financiero. Los europeos tienen que hacerlo a causa de la crisis, pero es un proyecto a largo plazo. En Asia lo hicimos después de una crisis y también es un proyecto a largo plazo.
Así que, para mí, si se logra una complementariedad entre el FMI y mecanismos financieros regionales como la Iniciativa Chiang Mai en Asia y las instituciones europeas, todo el mundo sale ganando. No estamos en un juego de suma cero. Significa afianzar las instituciones internacionales y al mismo tiempo asegurarse de que hay un papel acertado para las instituciones regionales que conocen bien su región y que también pueden movilizar recursos adicionales.