Nota de Información al Público: El Directorio Ejecutivo del FMI debate las primeras lecciones de la crisis
6 de marzo de 2009
Las Notas de Información al Público (NIP) forman parte de los esfuerzos del FMI por fomentar la transparencia de sus opiniones y análisis de la evolución y la política económica. Las NIP se publican, con el consentimiento del país o países interesados, al término de las deliberaciones del Directorio Ejecutivo sobre las consultas del Artículo IV con cada país miembro, la supervisión que ejerce el FMI sobre la evolución a nivel regional, el seguimiento posterior a los programas, y las evaluaciones ex post de los países que aplican programas a más largo plazo. También se publican NIP al término de las deliberaciones del Directorio Ejecutivo sobre cuestiones de política general, salvo en casos específicos en que el Directorio decida lo contrario.
Fondo Monetario Internacional
6 de marzo de 2009
El 25 de febrero de 2009, el Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional deliberó sobre los informes elaborados por el personal técnico sobre las “Lecciones iniciales de la crisis”.
Antecedentes
Desde el comienzo de la crisis financiera, el FMI se mantiene activamente dedicado a evaluar las causas fundamentales de la turbulencia y a extraer lecciones que permitan promover la estabilidad financiera. A pedido del Comité Monetario y Financiero Internacional y de los dirigentes del Grupo de los Veinte, preparó un documento titulado “Lecciones iniciales de la crisis”, junto con tres documentos complementarios que ahondan en la regulación financiera, la política macroeconómica y la arquitectura mundial. Estos documentos contienen las opiniones del personal técnico, y no necesariamente reflejan las opiniones de los directores ejecutivos, que aparecen más adelante.
La documentación elaborada por el personal técnico se centra en la prevención, más que en el control de la crisis, y propone recomendaciones concretas en respuesta a las fallas de las políticas en los tres ámbitos mencionados, con la finalidad de contribuir a reducir la probabilidad de que la crisis se repita. En el terreno regulatorio, el informe recomienda ampliar el perímetro de la regulación, moderando al prociclicidad, afianzando la gestión de la liquidez e instituyendo prácticas más sólidas de divulgación de información. En cuanto a las políticas macroeconómicas, propone lidiar con la acumulación de riesgos sistémicos respondiendo con criterio preventivo a los fuertes desequilibrios y los grandes flujos de capital. Por último, la necesidad de resolver la fragmentación de la labor de supervisión, las políticas de respuesta en distintos ámbitos, la regulación transfronteriza y el respaldo a la liquidez sirve de base a la reforma propuesta de la arquitectura mundial.
Los documentos ponen de relieve las importantes implicaciones de la crisis para la función que desempeña el FMI. Para poder hacer frente a estos retos se pusieron en marcha reformas amplias. En lo inmediato, se está evaluando el marco de crédito de la institución (instrumentos, condicionalidad y plazos) para adaptarlo a las necesidades de los miembros. También se está analizando la situación de los recursos de la institución para que exista la seguridad de que el FMI puede atender las necesidades de financiamiento.
Evaluación del Directorio Ejecutivo
Las deliberaciones de hoy son una ocasión importante y oportuna para intentar extraer las primeras lecciones de esta crisis. Los directores ejecutivos opinaron que las reflexiones del personal técnico son concisas pero exhaustivas, y que contienen numerosas recomendaciones interesantes y, en algunos casos, polémicas. Los directores enfatizaron que, en vista de su mandato, el FMI tiene la responsabilidad excepcional de analizar la crisis y colaborar de cerca con los demás protagonistas —a nivel tanto nacional como internacional— para contribuir a restablecer la estabilidad financiera y el crecimiento económico mundial. Sin embargo, recalcaron que, dadas la amplitud y la complejidad de los temas que se encuentran sobre el tapete, y teniendo en cuenta que la crisis aún no ha llegado a término, las deliberaciones de hoy serán necesariamente preliminares. Habrá que profundizar el debate en próximas reuniones del Directorio para poder formular una opinión definitiva. Con todo, de las deliberaciones de hoy surgirá un esbozo muy útil, sobre todo en las áreas que será necesario trabajar.
Las semillas de la crisis se sembraron durante los años de crecimiento elevado y tasas de interés bajas, que condujeron a un optimismo y una toma de riesgos excesivos y que produjeron fallas de naturaleza diversa, a saber, en la disciplina del mercado, en la regulación financiera, en las políticas macroeconómicas y en la supervisión mundial. Aunque sus opiniones sobre la importancia relativa de cada una no coinciden, los directores reconocen la necesidad de medidas correctivas en una amplia variedad de flancos y a muchos niveles, lo cual implicaría un programa de trabajo ambicioso por parte de las autoridades y una necesidad de acción coordinada.
La regulación y la supervisión financieras
La crisis financiera actual se originó en las fallas de la disciplina de mercado de los países avanzados sistémicamente importantes, ya que la desalineación de los incentivos tuvo como resultado un apalancamiento y una toma de riesgo excesivos, nuevos instrumentos financieros complejos, cuyo funcionamiento no se comprendía con claridad, una gestión deficiente de la liquidez y, en última instancia, una agudización del riesgo sistémico. Ni la regulación ni la supervisión lograron frenar la toma excesiva de riesgos, en parte debido a las evaluaciones deficientes de las interconexiones entre las instituciones y mercados regulados y no regulados. Cuando sobrevino la crisis, la reacción se vio obstaculizada por la fragmentación de las estructuras regulatorias, la falta de divulgación adecuada de los riesgos y las deficiencias de los marcos de control de crisis y resolución bancaria, sobre todo para solucionar los focos de tensión transfronteriza.
Los directores sugirieron que sería útil plantearse varias prioridades de reforma. Primero, se debe ampliar el perímetro de la regulación para incluir un grupo más extenso de instituciones y mercados, respaldándolo por una regulación y cooperación interfuncional más eficaz. Segundo, es necesario reevaluar las prácticas regulatorias e institucionales con miras a moderar la prociclicidad. Tercero, también habrá que reformar las prácticas de gestión de la liquidez y las políticas regulatorias para que las instituciones financieras mantengan reservas de liquidez más abundantes. Cuarto, debe fijarse como prioridad la tarea de afianzar las prácticas de divulgación pública de datos de las instituciones y los mercados financieros sistémicamente importantes. Las autoridades deben tomar la iniciativa de traducir esa divulgación en evaluaciones eficaces del riesgo institucional y sistémico, e incorporar esa información en marcos de alerta anticipada y en la formulación de políticas macroprudenciales. Quinto, habrá que fortalecer la regulación y cooperación transfronteriza e interfuncional, y promover la equidad entre los mercados. Por último, es necesario reforzar los marcos de liquidez a nivel nacional, y, a nivel internacional, es vital perfeccionar los mecanismos de suministro de liquidez transfronteriza.
Las políticas macroeconómicas
Los directores tomaron nota de que una lección importante de la crisis es que no todos los auges de precios de los activos son iguales, y que su efecto en el riesgo sistémico depende del grado de participación y exposición del sector financiero. En ese sentido, opinaron que tiene sentido ampliar el mandato de la política monetaria para incluir explícitamente la estabilidad macrofinanciera, en lugar de limitarse a la estabilidad de precios. Sin embargo, otro grupo de directores piensa que la política monetaria es un instrumento demasiado tosco para lidiar con los booms de crédito y de precios de los activos, y que se debe evitar recargar un instrumento con demasiados objetivos. Los directores convinieron en que la regulación prudencial debe jugar un papel central en la respuesta frente a un auge de crédito. En un plano más general, los directores reconocieron que conviene que las autoridades adopten una perspectiva macroprudencial más amplia y asignen un mandato institucional claro para la estabilidad macrofinanciera.
En general, los directores opinaron que la política fiscal no tuvo una influencia directa durante el período previo a la crisis. Aun así, muchos observaron que fueron numerosos los países que no recortaron suficientemente los déficits presupuestarios durante los años de prosperidad, cuando los ingresos públicos eran elevados, y que en consecuencia el espacio fiscal para luchar contra la crisis es más limitado. Además, en varios países la estructura de la tributación promovió el apalancamiento y el financiamiento mediante endeudamiento, una propensión que exacerba la vulnerabilidad del sector privado frente a los shocks. En ese sentido, los directores aguardan con interés nuevos estudios sobre este tema importante, aunque espinoso desde el punto de vista político.
Varios directores comentaron que los desequilibrios mundiales influyeron en la acumulación del riesgo sistémico, pero algunos se manifestaron en desacuerdo con ese concepto. Aunque la integración financiera contribuyó a transmitir estos riesgos, no se debe deducir la necesidad de recortar drásticamente los flujos de capital. De hecho, la mayoría de los directores estiman necesario replantearse las medidas macroeconómicas y estructurales adoptadas como respuesta a los profundos desequilibrios, haciendo hincapié en los desbordamientos hacia el sector financiero y el sector real, y examinar el potencial que encierran las medidas prudenciales para despejar el riesgo sistémico vinculado a estos flujos.
La arquitectura mundial y el FMI
Una falla crítica de la arquitectura es la falta de alertas adecuadas antes de una crisis —por parte del FMI, entre otros—, especialmente a nivel de la supervisión de economías avanzadas sistémicamente importantes. Aun cuando se detectan riesgos, con demasiada frecuencia se los expresa en términos imprecisos o de una manera tan sutil que no captan la atención de las autoridades. En general, los directores opinaron que el FMI debería haber sido más eficaz a la hora de definir, comunicar y promover respuestas coordinadas frente a los riesgos sistémicos que se cernían sobre la economía mundial.
Por lo tanto, es necesario redoblar los esfuerzos por afianzar la supervisión, poniendo empeño en abarcar todas las fuentes de riesgo sistémico de manera integrada, y profundizar los análisis de cuestiones que están poco claras. La presunción tácita de que los riesgos radican principalmente en los mercados menos maduros debe ser reemplazada por la supervisión de todos los tipos de riesgo sistémico, en las economías avanzadas y de mercados emergentes por igual. Al respecto, la mayoría de los directores manifestó satisfacción en torno al plan de cooperación con el Foro sobre Estabilidad Financiera sobre una prueba conjunta de alerta anticipada. Muchos directores subrayaron también la importancia de que el FMI afine el Programa de Evaluación del Sector Financiero, aunque para algunos es más prioritario reforzar en general el análisis del sector financiero en el contexto de la supervisión bilateral. En las actividades de supervisión también se debe prestar más atención a los grandes flujos transfronterizos. Se puso de relieve la importancia que revisten para una supervisión eficaz la franqueza y la independencia de los análisis efectuados por el personal técnico.
Durante la crisis, la ausencia de reglas y mecanismos de colaboración bien definidos entre los reguladores financieros sobre la resolución y la distribución de tareas condujo a una fragmentación de las medidas de política y a desbordamientos cuando algunas instituciones quebraron. Aunque coincidieron en general en que es necesario abordar ese problema, los directores dejaron constancia de que no hay soluciones fáciles, dada la necesidad de compartir los costos fiscales. Entre las soluciones posibles, mencionaron una supervisión más concentrada en mercados e instituciones financieras de alcance internacional e importancia sistémica; la elaboración de marcos compatibles de resolución bancaria y distribución de la información; y la formulación de un mínimo de prácticas de supervisión para las empresas transfronterizas.
Una cuarta deficiencia de la arquitectura mundial es la falta de un suministro adecuado de liquidez de respaldo, y de mecanismos de financiamiento y seguros adecuados, para ayudar a los países a superar la turbulencia de los mercados mundiales de capital. Los directores señalaron que no se puede delegar en el FMI la responsabilidad exclusiva de resolver este problema, pero que los esfuerzos actuales por duplicar su capacidad de crédito contribuirán mucho a solucionar el problema. La reforma de los instrumentos de préstamo del FMI, la condicionalidad, las sobretasas y las comisiones por compromiso de recursos, y la gestión de gobierno de la institución, son temas importantes de por sí. Algunos de estos temas ya se debatieron, y otros se debatirán en futuras reuniones.
Muchos directores recalcaron que las conclusiones extraídas en estos documentos sobre la gestión de gobierno del FMI deben tomarse como la opinión del personal técnico, y no necesariamente del Directorio Ejecutivo. No consideran que la estructura interna de gobierno del FMI haya impedido la detección precoz de la crisis ni su mitigación. Aun así, los directores creen que la reforma de la gestión de gobierno del FMI es una cuestión importante en sí misma. Al respecto, señalaron la importancia de reanudar la labor dedicada a la reforma de las cuotas y la representación, aunque algunos directores subrayaron que la respuesta a la crisis debe seguir siendo la prioridad inmediata de la institución. Los directores aguardan con interés la oportunidad de debatir el informe que publicará el comité presidido por Trevor Manuel.
En resumidas cuentas, surgieron abundantes temas de reflexión a partir de las deliberaciones de hoy. Las lecciones y recomendaciones del personal técnico, para ponerlas en práctica, tendrán que recibir seguimiento en varios foros internacionales, especialmente en el Directorio del FMI. En vista de la importancia de lograr un acuerdo amplio sobre temas tan variados, en el período venidero será crucial mantener tanto una colaboración estrecha con otros foros interesados como un diálogo intenso en el seno del Directorio.
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