Comunicado de Prensa: El FMI recomienda una reforma mundial de los subsidios energéticos, y señala importantes beneficios para el crecimiento económico y el medio ambiente
27 de marzo de 2013
Comunicado de Prensa No. 13/93 (S)27 de marzo de 2013
En un nuevo informe, el Fondo Monetario Internacional (FMI) exhortó a las autoridades mundiales a reformar los subsidios a productos que abarcan desde el carbón hasta la gasolina, argumentando que esto podría reportar importantes beneficios para el crecimiento económico y el medio ambiente. El exhaustivo estudio sobre las lecciones e implicaciones de la reforma de los subsidios energéticos, Energy Subsidy Reform – Lessons and Implications, publicado el día de hoy, estima que los subsidios a la energía ascienden a la exorbitante suma de US$1,9 billones a escala mundial, o el equivalente de 2½% del PIB mundial, u 8% de los ingresos públicos.
En un discurso pronunciado en el Peterson Institute for International Economics en la ciudad de Washington con motivo de la publicación del estudio, el Primer Subdirector Gerente del FMI, David Lipton, señaló que “la reforma de los subsidios puede propiciar una asignación más eficiente de los recursos, lo cual ayudará a promover un mayor crecimiento económico a más largo plazo”. La eliminación de los subsidios a la energía también puede reforzar los incentivos para “investigación y desarrollo de tecnologías alternativas y de ahorro de energía”, declaró. Indicó asimismo que si bien su fin es beneficiar a los consumidores, los subsidios a menudo son ineficientes y “podrían ser reemplazados con mejores métodos para proteger a los sectores más vulnerables de la población”.
“El estudio demuestra que en algunos países la carga fiscal de los subsidios a la energía está adquiriendo tales dimensiones que los déficits presupuestarios están tornándose inmanejables y amenazan la estabilidad de la economía”, declaró el Sr. Lipton, y añadió que las investigaciones del FMI demuestran que 20 países mantienen subsidios energéticos preimpositivos que superan el 5% del PIB. En el caso de otros países de mercados emergentes y en desarrollo, indicó, la proporción de recursos escasos del gobierno que se gastan en subsidios sigue siendo un “obstáculo” para un crecimiento más fuerte y, en esencia, empaña el futuro de dichos países. “Debido al bajo nivel de precios, la inversión en proyectos muy necesarios de infraestructura es escasa. Se gasta más en subsidios que en salud y educación pública, en perjuicio del desarrollo del capital humano”.
Los subsidios energéticos también refuerzan la desigualdad porque benefician principalmente a los grupos de ingresos más altos, que son los mayores consumidores de energía. “En promedio, el 20% más rico de los hogares en los países de ingreso bajo y mediano se beneficia del 43% de los subsidios a los combustibles”, explicó el Sr. Lipton.
Al mismo tiempo, el Sr. Lipton advirtió que el alza de los precios que podría derivarse de la reforma de los subsidios puede tener un impacto significativo en los pobres, y que “las medidas de mitigación para protegerlos conforme se implemente la reforma de los subsidios” tienen que ser un componente integrante de cualquier programa de reforma eficaz y equitativo.
Por otro lado, el Sr. Lipton señaló que “los subsidios agravan el cambio climático y empeoran la contaminación y la congestión locales”. Según el estudio, al eliminar los subsidios preimpositivos las emisiones mundiales de CO2 se reducirían entre 1% y 2%, lo cual de por sí representa un importante primer paso hacia la reducción de las emisiones, ya que permite cumplir entre un 15% y 30% de la meta fijada en el Acuerdo Copenhague. En el caso de las economías avanzadas, el Sr. Lipton señaló que los subsidios adoptan mayormente la forma de impuestos que son demasiado bajos para reflejar los verdaderos costos que representa para la sociedad el uso de la energía (“subsidios impositivos”), incluidos la contaminación y congestión de las vías. “La eliminación de los subsidios impositivos a la energía daría lugar a disminuciones aún más significativas de las emisiones”, explicó el Sr. Lipton, ya que reduciría “las emisiones de CO2 en unos 4.500 millones de toneladas, es decir, una reducción de 13%”.
Reducir los subsidios no es una tarea fácil, advirtió, pero muchos países ahora ven los beneficios de hacerlo y se proponen intentarlo. Hizo hincapié en que los subsidios tienen “efectos perjudiciales para las finanzas públicas, el crecimiento económico, la equidad y el medio ambiente”, y comentó que el estudio presenta una hoja de ruta, basada en las prácticas óptimas y las experiencias de los países. “Con una planificación adecuada, medidas compensatorias concebidas con cuidado y un buen plan de comunicaciones, la reforma es posible”, declaró el Sr. Lipton. Además de dirigir la atención a este tema, el Sr. Lipton señaló que el FMI ayudará a los países que quieran seguir avanzando por esta senda, subrayando además que la “reforma de los subsidios es necesaria, pero la calidad se impone a la velocidad”.
El Sr. Lipton también recordó el compromiso asumido por el G-20, que, en la Cumbre de Líderes de Pittsburgh celebrada en 2009, prometió eliminar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles a mediano plazo. “No sé exactamente qué constituye el mediano plazo, pero sin duda es hora de avanzar hacia el cumplimiento de este tan importante compromiso”, concluyó.
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