Credit: Andrew Caballero-Reynolds/IMF Photo

El proceso de reestructuración de la deuda soberana está mejorando gracias a la cooperación y las reformas

La agilización del proceso de acuerdo reduce la incertidumbre de países e inversionistas

La economía mundial eludió lo que podría haber sido una crisis de deuda sistémica durante las turbulencias que se produjeron en los últimos años, pero las vulnerabilidades persisten en un contexto de elevados costos de servicio de la deuda que suponen un desafío importante para los países de ingreso bajo y mediano. Es posible que algunos aún deban afrontar retos considerables.

Cuando los países tienen problemas de sobreendeudamiento, la reestructuración es clave para limitar los daños. Este proceso debería ser tan rápido como sea posible, porque las demoras agravan las dificultades, haciendo que los ajustes sean más duros y acrecentando los costos tanto para los deudores como para los acreedores. La dilatación de los plazos causa sufrimiento a la población del país deudor como consecuencia de la pérdida de puestos de trabajo y el aumento de la pobreza; por su parte, los acreedores acumulan pérdidas mientras esperan cobrar las deudas. Es una situación en la que todos salen perdiendo.

Aunque algunas reestructuraciones de la deuda soberana se han visto afectadas por demoras considerables, estamos trabajando con nuestras contrapartes para acelerar el proceso. Los avances logrados hasta la fecha muestran cómo se puede colaborar a nivel global para reducir los riesgos.

El Marco Común ha empezado a dar frutos 

El Marco Común del G20 para el tratamiento de la deuda, que reúne a los países acreedores para contribuir a reestructurar la deuda soberana de los países que lo necesitan, ha empezado a dar sus frutos. ¿Cómo? Reduciendo el tiempo que se tarda en pasar de un acuerdo a nivel de personal del FMI —un paso fundamental para la aprobación de un programa de la institución— a la provisión de las seguridades de financiamiento de acreedores oficiales necesarias para dicha aprobación. Esto significa que el FMI puede intervenir más rápidamente para proporcionar la asistencia financiera que tanto necesitan los países. Por ejemplo, en el acuerdo de Ghana alcanzado este año, se tardaron cinco meses en completar estos pasos, aproximadamente la mitad del tiempo que se necesitó en el acuerdo para Chad en 2021 y para Zambia en 2022. Es probable que las negociaciones sobre Etiopía sean más rápidas y se cierren en un plazo más próximo a los dos o tres meses habituales.

En parte, estas mejoras son posibles porque las partes interesadas han adquirido más experiencia de colaboración, también con acreedores oficiales no tradicionales, como China, India y Arabia Saudita. En casos anteriores, se produjeron problemas de coordinación de los acreedores, pero familiarizarse con el proceso ayudó a las partes a entender mejor qué podían esperar, fomentó la confianza y permitió que los acreedores superaran más fácilmente escollos antes insalvables.

También se están observando avances en la agilización de la reestructuración de la deuda de países de mercados emergentes fuera del Marco Común. El proceso de Sri Lanka fue más rápido que el de Suriname en 2021, lo que refleja mejoras en la coordinación de los acreedores y una mayor comprensión de las salvaguardias y las seguridades.

La Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana ha sido eficaz 

A principios del año pasado, el FMI, el Banco Mundial y la Presidencia del Grupo de los Veinte establecieron la Mesa Redonda Mundial sobre la Deuda Soberana con el objetivo de que sirviera para superar varios desacuerdos sobre cuestiones técnicas. En las conversaciones entre acreedores y deudores, se han logrado avances sobre varios aspectos fundamentales, incluida la comparabilidad de tratamiento entre los acreedores, la definición de las deudas que están incluidas en la reestructuración, el intercambio de información, y los procesos y plazos. Esto ha contribuido a acelerar los casos de reestructuración en curso y a sentar una buena base para el futuro. Este proceso, resumido en un informe reciente, constituye un gran paso hacia adelante.

El FMI está reformando sus políticas en materia de deuda

En el FMI, estamos aprovechando nuestra experiencia en la reestructuración de la deuda soberana para agilizar aún más el proceso. En abril, el Directorio Ejecutivo aprobó importantes reformas de nuestras políticas en materia de deuda:

  • Estas reformas proporcionan herramientas que, en condiciones normales, permitirían que los programas del FMI se aprobaran en un plazo de dos o tres meses a partir del acuerdo a nivel de personal, por ejemplo mediante salvaguardias que nos ayudan a seguir adelante en los casos en los que existen problemas de coordinación entre los acreedores. La "aprobación en principio" de los programas, que permite que el desembolso se lleve a cabo en cuanto se hacen efectivas las seguridades de financiamiento, incrementará la transparencia y ayudará a que los casos complicados avancen en esos plazos.
  • Fijan un nuevo procedimiento para el establecimiento de seguridades de financiamiento, lo que, con el tiempo, debería ofrecer una mayor flexibilidad. Con arreglo a este procedimiento, el FMI determinaría que está en marcha un "proceso creíble de los acreedores oficiales" sobre la base de las acciones de estos y teniendo en cuenta el historial de cada acreedor en procedimientos de reestructuración. Cuando se aplique, este procedimiento será considerablemente más rápido que la actual práctica de esperar a las cartas formales.

Estas reformas agilizarán el trabajo del FMI con el país deudor, un paso que es clave dado que los retrasos pueden intensificar las crisis. Asimismo, proporcionarán más información a los acreedores, lo que les ayudará a adoptar a mayor velocidad las decisiones de reestructuración (ya sea porque el programa puede aprobarse más rápidamente o porque se utilice la aprobación en principio). Dicha información incluiría la relativa a nuestras proyecciones económicas, los compromisos en materia de políticas y nuestro análisis de sostenibilidad de la deuda. Esto complementa otras iniciativas del FMI para mejorar la transparencia e intercambiar información de manera oportuna con todas las partes interesadas que participan en el proceso de reestructuración. 

Las intensas tensiones geopolíticas han dificultado la cooperación económica a escala mundial. Sin embargo, resulta alentador que los acreedores y, en términos más generales, los accionistas del FMI, estén colaborando de manera unánime para ayudar a los países que necesitan reestructurar su deuda. Esto es fundamental para seguir mejorando la arquitectura de la deuda internacional, una prioridad que es clave, especialmente dados los elevados niveles de endeudamiento y los prohibitivos costos del servicio de la deuda en algunos países.

 

¿Y ahora qué?

Trabajamos para reducir los retrasos, pero también es importante destacar que los incumplimientos de deuda soberana y las solicitudes de alivio integral de la deuda han disminuido notablemente desde 2021 y 2022. La última solicitud destacable fue la de Ghana hace más de un año. A principios de este año, los mercados volvieron a abrirse para países de ingreso bajo, y Benin, Côte d’Ivoire, Kenya y Senegal han recibido financiamiento de inversionistas extranjeros. Los diferenciales de los bonos de mercados emergentes han vuelto a sus niveles prepandémicos, lo que refleja la confianza de los inversionistas en la capacidad de estos países para reembolsar su deuda.

Sin embargo, los diferenciales de aproximadamente 15% de los mercados emergentes se sitúan en niveles críticos de sobreendeudamiento, lo que pone de manifiesto su vulnerabilidad. Asimismo, los países de ingreso bajo siguen necesitando refinanciar unos 60.000 millones de dólares de deuda externa cada año durante los próximos dos, es decir, en torno a tres veces la media registrada en la década anterior a 2020. Alrededor de un 15% de los países de ingreso bajo se encuentran en situación crítica por sobreendeudamiento y otro 40% corre un gran riesgo de caer en ella.

Por lo tanto, es preciso seguir progresando en el ámbito de la deuda. La Mesa Redonda continuará abordando los desafíos más importantes que persisten en materia de reestructuración, como, por ejemplo, cómo pueden avanzar en paralelo los procesos de los acreedores oficiales y los privados, y cómo solventar los problemas de liquidez. Esto podría traducirse en un abanico de opciones para los países, incluido el uso del Marco Común para adoptar medidas coordinadas de alivio en materia de liquidez; operaciones de gestión de la liquidez como swaps o recompras de deuda; y fórmulas para apoyar nuevas entradas de efectivo, por ejemplo mediante instrumentos de distribución de riesgos.

Las políticas del FMI se sintetizarán en un manual de la deuda soberana que tenemos previsto publicar este mismo año. Esta mayor claridad debería permitir que los procesos sean más eficientes. También estamos examinando el marco de sostenibilidad de la deuda para países de ingreso bajo, conjuntamente con el Banco Mundial, con el fin de asegurar que siga siendo adecuado. 

Aliviar las restricciones de liquidez

Será necesario seguir trabajando para abordar los retos de la deuda y evitar situaciones críticas de sobreendeudamiento ante las elevadas tasas de interés y necesidades de financiamiento, en un contexto de enormes necesidades de financiamiento a largo plazo para el desarrollo económico y para hacer frente al cambio climático.

Tanto los países deudores, como los acreedores y la comunidad internacional, tienen un papel que desempeñar. Los deudores han de promover el crecimiento económico e incrementar los ingresos públicos de sus países para crear espacio para financiar el gasto relacionado con el desarrollo y el clima y, al mismo tiempo, mantener la deuda en una senda sostenible. Dado que los resultados de las reformas de las políticas en los países prestatarios tardarán en materializarse, los acreedores oficiales deberían considerar movilizar más financiamiento a menor costo, sobre todo donaciones. El FMI continuará contribuyendo a apoyar estos esfuerzos y proporcionará financiamiento adecuado, también mediante el examen de nuestro servicio de financiamiento concesionario.

Próximamente, otro artículo en este blog examinará de manera más exhaustiva cómo debe la comunidad internacional continuar colaborando para ayudar a reducir la carga del endeudamiento y aliviar la restricción de la liquidez que sufren muchos países emergentes y de ingreso bajo.