[caption id="attachment_15630" align="alignnone" width="1024"] (foto: golero/iStock by Getty Images)[/caption]
Hace un año, el mundo cambió, y si bien los efectos de la pandemia sobre los trabajadores han sido desiguales según la región, la nueva realidad ha supuesto una lucha para muchas madres. El cierre de colegios y guarderías obligó a muchas de ellas a dejar su trabajo o reducir su jornada laboral. Nuevas estimaciones del FMI confirman que este hecho ha tenido consecuencias muy importantes para las madres trabajadoras y el conjunto de la economía. En pocas palabras, en el ámbito laboral, las mujeres con niños pequeños han sido una de las principales víctimas del cese de la actividad económica.
Tres países —Estados Unidos, el Reino Unido y España— permiten ilustrar las diferentes repercusiones de la pandemia sobre los trabajadores. Estos tres países se encuentran entre los más afectados por el virus a nivel mundial, pero Estados Unidos es el que registró una mayor pérdida de puestos de trabajo. En comparación, los trabajadores británicos sufrieron el mayor recorte de horas de trabajo, mientras que, en España, los trabajadores enfrentaron una mezcla de pérdida de empleo y reducción de jornada.
Estas diferencias fueron especialmente pronunciadas durante los primeros meses de la crisis y se deben en parte a las diferencias en las políticas aplicadas por cada gobierno. Estados Unidos prefirió prestar apoyo a los trabajadores desocupados con un aumento de las prestaciones por desempleo, y durante un período más largo, mientras que el Reino Unido y España optaron por sistemas de retención para preservar los vínculos entre trabajadores y empleadores.
Las madres, las más afectadas
Las divergencias en cuanto a experiencias de los trabajadores no solo varían en función del país, sino también del género. Como muestra un estudio del FMI, en Estados Unidos las mujeres se vieron más afectadas que los hombres, mientras que en el Reino Unido fue todo lo contrario, y en España el nivel de sufrimiento de ambos géneros fue similar.
A pesar de estas diferencias, los tres países tienen algo en común: el confinamiento y las consiguientes medidas de contención han afectado de forma desproporcionada a las madres de niños pequeños. El cierre de los colegios y la puesta en marcha del aprendizaje a distancia obligaron a los padres, y particularmente a las madres, a asumir responsabilidades adicionales en el cuidado de los hijos.
A raíz de ello, muchas mujeres —que ya venían cargando con el grueso del cuidado de los hijos y las tareas del hogar incluso antes de la pandemia— dejaron su trabajo o redujeron su jornada laboral.
Las mujeres con hijos más pequeños han sufrido mayores pérdidas de empleo y/o mayor disminución de las horas trabajadas que otras mujeres y hombres en esos tres países. En Estados Unidos, por ejemplo, entre abril y diciembre de 2020, ser madre de por lo menos un hijo menor de 12 años reducía la probabilidad de estar empleada en 3 puntos porcentuales respecto a un hombre con un contexto familiar parecido.
Mayores desigualdades de género e ingreso
En nuestro estudio, analizamos detalladamente el mercado laboral de Estados Unidos y concluimos que la carga que asumen las madres de niños pequeños representa un 45% del incremento del total de la brecha de género en materia de empleo. Además, se calcula que esta carga provocó pérdidas económicas por valor de casi el 0,4% del producto entre abril y noviembre de 2020.
Es posible que la pandemia termine agravando no solo la desigualdad de género, sino también la del ingreso. Al profundizar, vemos que un mayor número de madres sin estudios universitarios y de madres de color perdieron su trabajo durante las primeras fases de la pandemia, y que su reincorporación al mercado laboral sigue un ritmo mucho más lento que el de otros grupos de trabajadores.
Apoyo a las madres
Ante los efectos desproporcionados que los confinamientos y las medidas de contención tienen para las madres, en especial las que tienen hijos pequeños, se requieren medidas focalizadas que faciliten su vuelta al trabajo.
- Apoyo financiero: Es fundamental ayudar a las madres que han perdido su trabajo y luchan por sobrevivir y mantener a sus familias. Esto puede hacerse a través de medidas como créditos tributarios a los hogares de bajo ingreso con niños, prórrogas de la prestación de desempleo y ayudas para el cuidado de los hijos.
- Guarderías y colegios: Asimismo, los gobiernos deben incluir la reapertura de los colegios en las listas de vacunación prioritaria. La disponibilidad de guarderías es fundamental para que las madres puedan participar en el mercado laboral. Los gobiernos deben dar prioridad a la reapertura de colegios y servicios de guardería, y reducir la probabilidad de que los colegios vuelvan a cerrar en el futuro. Para ello, deberán invertir en infraestructura y procedimientos, con el fin de asegurar una reapertura segura y sostenible de los colegios.
- Políticas de redistribución: Las madres, así como las mujeres en general, tienen mayor probabilidad de ocupar puestos de trabajo que requieren la interacción presencial. La COVID-19 ha destruido un gran número de estos empleos, y muchos de ellos no volverán. Por tanto, los gobiernos deben ayudar a los trabajadores a buscar otros empleos, minimizando a la vez la pérdida de capital humano, mediante bonificaciones a la contratación y programas de capacitación, también en tecnología.
- Acceso al financiamiento: Ampliar el acceso a servicios financieros sería una muy buena forma de ayudar a las mujeres a montar o mantener un negocio. En este sentido, es esencial sacar todo el provecho posible de las tecnologías financieras para alcanzar una mayor inclusión financiera, en especial en los países en desarrollo. El acceso igualitario a la infraestructura digital, como por ejemplo el acceso a cobertura móvil y de Internet —así como una mayor cultura financiera y digital—, puede marcar un antes y un después para las mujeres.
Durante la pandemia, las madres han sido fundamentales: se han ocupado de los hijos y han asumido muchos de los costos asociados a las medidas de contención introducidas para detener la expansión del virus. Las recomendaciones esbozadas anteriormente son incluso más imperiosas teniendo en cuenta que la economía mundial sigue lidiando para recuperarse de la pandemia. Para que esta recuperación sea completa, la economía mundial debe reintegrar plenamente a las mujeres en la fuerza laboral.