[caption id="attachment_14675" align="alignleft" width="1024"] (foto: Wenjin Chen/iStock by Getty Images)[/caption]
(English)
Cabe esperar que las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial (IA), el aprendizaje automático, la robótica, los megadatos y las redes, revolucionen los procesos de producción, aunque también podrían tener un gran impacto sobre las economías en desarrollo. Las oportunidades y fuentes potenciales de crecimiento que, por ejemplo, Estados Unidos y China disfrutaron durante sus primeras etapas de desarrollo económico son muy distintas de las que afrontan Camboya y Tanzania en el mundo actual.
Un estudio reciente de nuestro personal técnico concluye que las nuevas tecnologías amenazan con ampliar la brecha entre los países ricos y pobres al desviar la inversión hacia las economías avanzadas, donde la automatización ya está consolidada. Esto podría tener a su vez consecuencias negativas para el empleo en los países en desarrollo, ya que amenazaría con reemplazar, en lugar de complementar, su creciente fuerza laboral, algo que tradicionalmente ha proporcionado una ventaja a las economías menos desarrolladas. Para evitar que esta divergencia aumente, las autoridades económicas de las economías en desarrollo tendrán que adoptar medidas para aumentar la productividad y mejorar las competencias de los trabajadores.
Resultados del modelo
Nuestro modelo se centra en dos países (uno avanzado y el otro en desarrollo) que producen bienes con tres factores de producción: mano de obra, capital y “robots”. Hacemos una interpretación amplia de “robots” para incluir todo el abanico de nuevas tecnologías mencionadas con anterioridad. Nuestra hipótesis principal es que los robots sustituyen a los trabajadores. En nuestro marco, la revolución de la IA está representada por el aumento de la productividad de los robots.
Obtenemos que la divergencia entre economías en desarrollo y avanzadas puede producirse a través de tres canales diferentes: la participación en la producción, los flujos de inversión y los términos de intercambio.
Participación en la producción: Los salarios son más altos en las economías avanzadas porque la productividad total de los factores es mayor. En un primer momento, estos salarios más altos inducen a las empresas de las economías avanzadas a hacer un uso más intensivo de robots, en especial cuando los robots sustituyen con facilidad a los trabajadores. Después, cuando la productividad de los robots aumente, la economía avanzada obtendrá mayores beneficios a largo plazo. Cuantos más sean los robots que sustituyan a los trabajadores, mayor será esta divergencia.
Flujos de inversión: El aumento de la productividad de los robots alimenta una fuerte demanda de inversión en robots y capital tradicional (que se asume que es complementario a los robots y a la mano de obra). Esta demanda es mayor en las economías avanzadas debido a que hacen un uso más intensivo de robots (el canal “participación en la producción” analizado con anterioridad). Como resultado, la inversión se desvía desde los países en desarrollo para financiar esta acumulación de capital y de robots en las economías avanzadas, dando como resultado una disminución transitoria del PIB en el país en desarrollo.
Términos de intercambio: Una economía en desarrollo se especializaría en sectores con una mayor dependencia de mano de obra no cualificada, de la cual tienen más en comparación con una economía avanzada. Si se asume que los robos reemplazan la mano de obra no cualificada pero que complementan a los trabajadores cualificados, en la región en desarrollo podría darse una disminución permanente de los términos de intercambio tras la revolución robótica. Esto se debe a que los robots desplazarán desproporcionadamente a los trabajadores no cualificados, lo que reducirá sus salarios relativos y disminuirá el precio del producto que utiliza con mayor intensidad mano de obra no cualificada. La caída del precio relativo de su principal producto, a su vez, actúa como un nuevo shock negativo, que reduce el incentivo a invertir y da lugar potencialmente a una caída no solo del PIB relativo, sino también del PIB absoluto.
Robots y salarios
Nuestros resultados dependen de forma crucial de que los robots sustituyan realmente a los trabajadores. Aunque podría ser demasiado pronto para predecir el grado de esta sustitución en el futuro, la evidencia que obtenemos sugiere que este es el caso. En particular, concluimos que los salarios más altos coinciden con una utilización significativamente más alta de robots, lo que concuerda con la idea de que las empresas sustituyen trabajadores por robots en respuesta al aumento de los costos laborales.
Implicaciones
Las mejoras de la productividad de los robots impulsan la divergencia entre los países avanzados y en desarrollo cuando los robots sustituyen con facilidad a los trabajadores. Además, aunque esas mejoras tenderán a aumentar los ingresos, también incrementarán la desigualdad del ingreso, al menos durante la transición y, posiblemente, a largo plazo para algunos grupos de trabajadores, tanto en las economías avanzadas como en desarrollo.
No existe una fórmula mágica para evitar la divergencia. Dado el rápido avance de la revolución robótica, los países en desarrollo deben invertir en aumentar la productividad agregada y el nivel de competencias con más urgencia que nunca, de forma que los robots complementen, y no sustituyan, su fuerza laboral. Por supuesto, es más fácil en la teoría que en la práctica. En nuestro modelo, los aumentos de la productividad total de los factores —que explican las muchas diferencias institucionales y otras diferencias fundamentales entre los países avanzados y en desarrollo no capturadas por los factores trabajo y capital— son especialmente positivos, ya que incentivan una mayor acumulación de capital físico y de robots. Si bien estas mejoras son siempre positivas, las ganancias son mayores en el contexto de la revolución de la IA.
Nuestros resultados también ponen de relieve la importancia de la acumulación de capital humano para evitar la divergencia y apuntan hacia una dinámica de crecimiento potencialmente diferente entre las economías en desarrollo con distintos niveles de competencias. El panorama será mucho más complicado para los países en desarrollo que esperaban altos dividendos de una transición demográfica muy deseada. Las autoridades económicas invocaban el crecimiento de la población joven en los países en desarrollo como una posible gran oportunidad de beneficiarse de la transición del empleo en China, como resultado de su graduación como país de renta media. Nuestros resultados muestran que los robots podrían quedarse con estos trabajos. Las autoridades económicas deben actuar para mitigar esos riesgos. En especial, ante estas nuevas presiones motivadas por la tecnología, un cambio radical que mejore con rapidez los aumentos de productividad e invierta en educación y desarrollo de competencias capitalizará la transición demográfica tan deseada.