Hay quienes están empezando a sospechar que el creciente poder de las empresas más grandes y prósperas sea una de las causas del lento crecimiento económico y el aumento de la desigualdad del ingreso observados últimamente.
¿Están justificadas estas sospechas? La investigación en el capítulo 2 de la edición de abril de las Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) aborda esa pregunta utilizando datos extraídos de casi un millón de empresas en 27 economías avanzadas y de mercados emergentes desde principios de la década de 2000.
Nuestra conclusión es que el creciente poder de mercado de las empresas ha tenido un impacto negativo más bien limitado hasta ahora, pero que si no se controla podría en el futuro pasar una mayor factura al crecimiento económico y los ingresos de las personas. Las autoridades necesitan diversas políticas para preservar el vigor de la competencia en el mercado.
Aumento del poder de mercado
El poder de mercado suele asociarse con un aumento de la concentración y el surgimiento de empresas gigantes en sectores como la farmacéutica o la alta tecnología, pero un mejor indicador es lo que se conoce como el margen de beneficio de los precios, es decir, lo que cobra una empresa por sus productos en comparación con lo que le cuesta producirlos, expresado como una relación. Según este indicador, el margen de beneficio medio de las empresas ha aumentado, si bien moderadamente, desde el año 2000: cerca de un 8% en las economías avanzadas, pero menos de 2% en las economías de mercado emergente estudiadas.
Este aumento se ha dado en casi todos los sectores, y en mayor medida entre las empresas no manufactureras y las que usan de forma más intensiva las tecnologías digitales. Pero dentro de cada sector, los mayores márgenes de beneficio están concentrados en una proporción pequeña de las empresas.
Las empresas con mayores márgenes de beneficio (las que están en el 10% superior) los incrementaron más de un 30% desde 2000, mientras que en el 90% restante esos márgenes han permanecido en su mayoría invariados.
Las empresas con márgenes amplios varían en términos de tamaño, pero exhiben mejores resultados que las otras. En promedio, son alrededor de un 50% más rentables y más de un 30% más productivas, y su uso de activos intangibles (como patentes o software) es un 30% mayor. La mayoría de las empresas con márgenes amplios son más bien pequeñas —por ejemplo, pueden ser dominantes en segmentos específicos de mercado—, pero las más grandes representan el grueso de las ventas totales del grupo.
El hecho de que una pequeña proporción de empresas con mejor desempeño esté elevando los márgenes de beneficio de los precios en una amplia gama de países avanzados y sectores hace pensar que existen fuerzas subyacentes comunes.
Una de ellas es la dinámica que suele denominarse “el ganador se lleva la mayor parte”. En muchos mercados, el creciente poder de mercado de las empresas más productivas e innovadoras se ha visto potenciado por su mayor capacidad para explotar activos intangibles de marca, efectos de red y economías de escala (costos unitarios que se reducen a medida que aumenta la producción). En Estados Unidos, por ejemplo, estas empresas con amplios márgenes de beneficio también han aumentado en tamaño con respecto con sus pares con márgenes más reducidos, lo que contribuye a un mayor aumento de los márgenes agregados en comparación con Europa.
Tendencias preocupantes
Según nuestro estudio, desde principios de la década de 2000, el aumento de los márgenes de beneficio ha contribuido a cierta reducción en la inversión de las empresas, que es un factor crucial para el crecimiento sostenido. A medida que aumenta el poder de mercado de una empresa, esta puede lograr mayores utilidades cobrando un precio más alto y reduciendo la producción. Esto a su vez, la lleva a reducir su demanda de capital y, por lo tanto, su inversión. Ese efecto fue considerable entre las compañías cuyos márgenes experimentaron los mayores aumentos, pero más moderado en el grupo de las economías avanzadas.
Estimamos que si los márgenes de beneficio se hubieran mantenido en el mismo nivel del año 2000, el stock de bienes de capital al día de hoy sería, en promedio, alrededor de un 3% mayor, y el PIB, alrededor de un 1% más alto. Al reducirse la inversión, el aumento del poder de mercado debilitó la demanda agregada y, de ese modo, amplificó ligeramente el impacto de la crisis financiera de 2008.
Al aumento del poder de mercado desde el año 2000 también se le puede atribuir por lo menos un 10% de la reducción general (0,2 de 2 puntos porcentuales) de la participación de los trabajadores en el ingreso nacional de las economías avanzadas. Esto han contribuido a una mayor desigualdad del ingreso entre los trabajadores, puesto que el aumento de la renta del capital tiende a beneficiar mayormente a las personas de alto ingreso.
Políticas para fomentar la competencia
Las autoridades tienen que actuar por dos motivos.
En primer lugar, si bien los efectos macroeconómicos descritos han sido más bien moderados hasta ahora, podrían volverse más negativos si no se controla el aumento del poder de mercado. Esto se debe a que, además de las nuevas contracciones de la inversión y de la participación de la mano de obra en el ingreso, otro impacto negativo podría entrar en juego: pasado cierto umbral, un mayor poder de mercado frenaría la innovación, ya que las empresas no tendrían suficientes incentivos para innova a fin de distinguirse y desmarcarse de sus competidores.
En segundo lugar, que sean las fuerzas de la tecnología las incrementan el poder de mercado no significa que las autoridades deban abstenerse de intervenir. Cualquier debilitamiento de las políticas en pro de la competencia podría amplificar la dinámica de que el ganador se lleva la mayor parte, y las empresas que han logrado dominar el mercado fundamentalmente a través de productos y prácticas comerciales innovadores pueden tratar de afincar su posición erigiendo barreras que dificulten el ingreso al mercado, como por ejemplo imponiendo costos elevados a los clientes que intenten cambiar de proveedor o de marca.
El objetivo de fondo de las políticas debe ser garantizar un campo de juego nivelado para todas las empresas, incluidas posibles empresas nuevas, sobre todo en las industrias no manufactureras, que son en las que más han aumentado los márgenes de beneficio. Eso implica reducir las barreras a la entrada internas (por ejemplo, aliviando la carga administrativa que enfrentan las empresas emergentes) y las barreras comerciales y a la inversión extranjera directa en el ámbito de los servicios. Otras medidas consisten en fortalecer ciertos aspectos de la ley y las políticas sobre competencia —como el papel que cumplen los exámenes de mercado—, reformar los impuestos societarios a fin de gravar el rendimiento de capital excedente derivado del poder de mercado, y garantizar que los derechos de propiedad intelectual promuevan las innovaciones revolucionarias más que las graduales.