Hasta no hace mucho tiempo, poca gente habría esperado que el Fondo Monetario Internacional se ocupara de la desigualdad de género. Comenzamos incorporando análisis sobre la situación de la mujer y asesoramiento al respecto en nuestras evaluaciones anuales de las economías nacionales. Hoy, con alrededor de 30 consultas de ese tipo concluidas y una docena planificadas, el efecto se hace sentir. Pero aún queda mucho por hacer.
La desigualdad de género persiste. Alrededor de 90% de los países conservan por lo menos un obstáculo jurídico que impide a la mujer ser titular de una propiedad, recibir una herencia o abrir una cuenta bancaria. En los países de ingreso mediano, menos de 53% de las mujeres tienen una cuenta en un banco. La desigualdad de género en términos del nivel de ingreso y la participación en la fuerza laboral persiste. Si la participación femenina en la fuerza laboral alcanzara el nivel de la masculina, el producto interno bruto aumentaría 5% en Estados Unidos, 9% en Japón y 27% en India.
Los estudios del FMI muestran que los países pueden beneficiarse al eliminar la desigualdad de género, un objetivo que estimularía el crecimiento económico, reduciría la desigualdad del ingreso y afianzaría la resiliencia económica.
Estas son cinco maneras en que el FMI está ayudando a los países a evaluar y adaptar sus políticas.
- Participación de la mujer en la fuerza laboral: Profundizar el análisis y el asesoramiento en materia de políticas. Los programas de Egipto y Jordania respaldados por el FMI incluyen cláusulas destinadas a mejorar la seguridad de la mujer en el transporte público y brindar más opciones para el cuidado de los niños de madres que buscan empleo. En Alemania, el FMI recomendó expandir los servicios de guardería a tiempo completo y los programas complementarios de la jornada escolar.
- Inclusión financiera: Recopilar datos sobre el acceso a los servicios financieros y su uso. Una encuesta piloto realizada en 28 países determinó que las mujeres representan apenas dos quintas partes del total de ahorristas y prestatarios del sector bancario, y que los documentos que exigen los bancos pueden obstaculizar el acceso de la mujer a los servicios financieros. Los estudios del FMI muestran que la ampliación del acceso tanto masculino como femenino al sector financiero puede incrementar el crecimiento económico en 2-3%.
- Presupuestación a favor de la mujer: Analizar el impacto fiscal y presupuestario. El FMI ha examinado, tanto a nivel internacional como en el contexto del G-7, de qué manera las políticas fiscales pueden promover la igualdad de género y el desarrollo de la mujer, y ha asesorado a los gobiernos sobre la manera de integrar estas ideas a leyes, regulaciones y prácticas presupuestarias. Marruecos y Afganistán priorizaron el gasto presupuestario en ámbitos en los que se han fijado metas específicas para brindar a la mujer una mejor atención de la salud y oportunidades de educación y empleo remunerado.
- Obstáculos jurídicos: Estudiar y delimitar el impacto que tienen las leyes discriminatorias. Según un estudio del FMI, si bien el desarrollo económico de la región de América Latina y el Caribe ha contribuido a incrementar las tasas de participación en la fuerza laboral, también hubo otros factores en juego, como la igualdad de derechos jurídicos para ambos sexos. En otro estudio, el FMI concluyó que la participación femenina en la fuerza laboral de Namibia aumentó cuando el país afianzó los derechos jurídicos de la mujer, incluido el de firmar contratos y abrir cuentas bancarias.
- Investigación y análisis: Continuar con la investigación y publicar nuevos estudios. Un estudio del FMI sobre el mando femenino en el sector de las finanzas determinó que una proporción más grande de mujeres en los directorios de los bancos y los consejos supervisores del sector podría estar asociada a una mayor estabilidad bancaria. Los bancos con más personal femenino estaban asociados a colchones de capital más grandes y menores coeficientes de morosidad. Otro estudio reciente del FMI sobre los Balcanes Occidentales concluyó que la participación femenina en la fuerza laboral podría incrementarse mejorando el sistema educativo, equilibrando las políticas de licencia por razones familiares, ampliando la oferta de guarderías y reduciendo la inmigración de hombres.
Para más información, lea la mujer y el FMI.