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Mientras Estados Unidos se aproxima a su primer aumento de tasas de interés en casi una década, muchos mercados emergentes han visto caer en picada el valor de sus monedas, y los mercados financieros en general se han vuelto más volátiles. Una preocupación importante es el impacto en las empresas de los mercados emergentes, que incrementaron considerablemente su crédito desde la crisis, en muchos casos en moneda extranjera, alentados por el fácil acceso a los mercados internacionales de capital.
En nuestro reciente estudio, ponemos a prueba la solidez financiera de las empresas mexicanas ante condiciones financieras menos favorables. La fuerte depreciación del peso frente al dólar de EE.UU. en los últimos 12 meses y la ampliación de los diferenciales de tasas de interés constituyen de por sí una prueba, que las empresas han pasado de manera sobresaliente. Pero nosotros vamos un paso más allá y realizamos pruebas de estrés en los balances corporativos en caso de un deterioro aun mayor de las condiciones financieras. Y la conclusión es que el sector corporativo resistiría.
Aprovechar la liquidez mundial
Las empresas mexicanas aprovecharon el acceso más fácil a los mercados internacionales de capital en los años que siguieron a la crisis financiera mundial de 2008 emitiendo un volumen sustancial de bonos (gráfico 1). México es el segundo emisor más grande de bonos corporativos en América Latina, y su deuda corporativa total —que incluye las empresas estatales y las subsidiarias extranjeras de empresas mexicanas— ascendía a 32% del PIB en 2014 (frente a 28% del PIB en 2010).
La emisión de bonos se utilizó en gran medida para reducir los costos del crédito (refinanciando a tasas más bajas) y prolongar la estructura de vencimientos de la deuda. Apenas el 10% de los bonos corporativos vencen en 2015 y 2016, mientras que la mayor parte vence en 2020 o más tarde. Esto debería apuntalar la posición financiera de las empresas mexicanas y volverlas más sólidas a choques. Sin embargo, alrededor de dos tercios de la emisión neta estuvo denominada en moneda extranjera, lo que podría hacer al sector más vulnerable a una depreciación del peso.
Balances corporativos
A fin de medir la solidez de las empresas mexicanas, analizamos su sensibilidad a un mayor estrés financiero, utilizando datos de 121 empresas no financieras que cotizan en bolsa. En nuestro estudio, suponemos la siguiente combinación de choques: un aumento del 30% en los costos del crédito, una reducción del 20% de las ganancias y una depreciación del peso mexicano del 30% frente al dólar de EE.UU. y del 15% frente al euro.
Para poner en perspectiva la gravedad de esos choques, durante la crisis financiera mundial, el aumento mediano en los costos del crédito entre las empresas mexicanas fue del 10%, la reducción mediana de las ganancias fue del 20%, y la depreciación del peso frente al dólar de EE.UU. fue del 30% durante los primeros seis meses de la crisis.
Nuestro análisis demuestra que, combinados, estos choques debilitarían la capacidad de las empresas de cumplir con el servicio de la deuda, como se plasma en una reducción del coeficiente de cobertura de intereses —definido como las ganancias antes de intereses e impuestos sobre el gasto en intereses (gráfico 2). Pero el sector corporativo se mantendría sólido, y muy pocas empresas estarían en riesgo de no poder afrontar sus deudas. Dicho de otro modo: las ganancias corporativas se mantendrían suficientemente altas para pagar la deuda aun en las condiciones planteadas por las pruebas de estrés. Este resultado se cumple incluso cuando suponemos que no hay cobertura (o protección) contra la depreciación de la moneda. En realidad, parte del riesgo cambiario se cubre naturalmente (dado que algunas empresas tienen ganancias denominadas en dólares de EE.UU.) o por medio de instrumentos financieros.
Impacto en la economía real
Aun si las empresas siguen cumpliendo con sus obligaciones de deuda en el escenario de estrés, algunas pueden optar por reducir la inversión mientras procuran reconstruir sus colchones de liquidez y afianzar su capacidad de pago de deuda. También hicimos una evaluación empírica de las consecuencias probables de un mayor estrés financiero para el crecimiento. Consideramos dos canales: una caída de la inversión entre las empresas afectadas y una reducción de la oferta de crédito por parte de los bancos.
Nuestros resultados indican que los graves shocks supuestos probablemente tendrían un impacto modesto en el crecimiento del PIB real (de entre 0,2% y 0,4%) por medio de esos dos canales.
Seguimiento de los riesgos
México ha hecho avances importantes en el seguimiento del riesgo corporativo. Por ejemplo, las empresas que cotizan en bolsa tienen la obligación de reportar trimestralmente información detallada sobre sus posiciones en derivados. Continuar mejorando el seguimiento y el análisis de los balances corporativos ayudará a detectar y a mitigar de manera temprana riesgos que pudieran amenazar la estabilidad financiera.