Las economías de América Central, Panamá y la República Dominicana se están beneficiando de sus estrechos vínculos con la economía estadounidense que está en recuperación y de la persistencia de los precios relativamente bajos del petróleo. Por lo tanto, ahora es el momento oportuno para tratar de alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo, seguir reduciendo la pobreza y la desigualdad de manera duradera, y mejorar los marcos de política para fortalecer los márgenes de maniobra de la región para hacer frente a los shocks.
En este contexto, el FMI y el Gobierno de El Salvador organizaron una conferencia de dos días para examinar las perspectivas económicas y los desafíos a los que se enfrenta la región, y discutir las opciones de política en base a las experiencias de México, Perú y los Países Bajos. En este resumen, nos gustaría compartir con ustedes las principales conclusiones de la conferencia.
Sentar las bases del crecimiento
Según nuestras proyecciones más recientes, se prevé un crecimiento moderado en la región, de alrededor de 4,1% en 2015–16, con la mayoría de los países operando cerca de su plena capacidad. Pero estos niveles de crecimiento relativamente débiles no son cíclicos y no pueden abordarse con políticas anticíclicas, como una política fiscal laxa o una expansión monetaria para impulsar el crédito. Así pues, es importante seguir avanzando para hacer frente a los desafíos estructurales, dado que varios países tienen arraigados problemas de competitividad —en parte debido al escaso capital humano— y climas de negocios difíciles.
Los participantes coincidieron en que el programa de políticas debería centrarse en la aplicación de reformas para fomentar la inversión, mejorar el nivel educativo e impulsar la productividad. Es esencial aumentar el ingreso público y mejorar la eficiencia del gasto público para respaldar reformas para afianzar la seguridad y modernizar la infraestructura, e incrementar el nivel y la calidad del gasto social y educativo. El fortalecimiento del clima de negocios y la gobernanza será crucial para fomentar una mayor inversión privada. La profundización de la integración intrarregional, la diversificación de las exportaciones y el avance de la región en la cadena de valor mundial también podrían proporcionar otras fuentes de crecimiento.
Recomponer los márgenes de maniobra fiscal
Como se señaló, las condiciones externas en general son favorables, pero se han agotado los márgenes de maniobra de política fiscal y persisten riesgos a la baja. Como resultado de la crisis mundial y de situaciones específicas de cada país, varios países de la región se enfrentan a una carga de deuda elevada y cada vez mayor, cuyos costos de intereses aumentan las vulnerabilidades y desplazan el gasto social y de inversión. Ahora es el momento ideal para cerrar las brechas de sostenibilidad fiscal y crear espacio para políticas fiscales anticíclicas. Esto se podría hacer, por ejemplo, ahorrando las ganancias presupuestarias extraordinarias que provengan directamente de un mayor crecimiento en Estados Unidos y, en los países con subsidios a la energía elevados, de la disminución del precio del petróleo.
A la luz de la experiencia de Perú y los Países Bajos, los participantes de la conferencia recomendaron preservar la consolidación fiscal, fortaleciendo las instituciones fiscales, entre otras formas, mediante el establecimiento de consejos fiscales y reglas, así como marcos fiscales a mediano plazo. Los países deben basarse en la experiencia internacional reconociendo al mismo tiempo que las políticas deben adaptarse a las circunstancias específicas de cada país. También hubo amplio consenso en que el ritmo de ajuste fiscal debe calibrarse para proteger el empleo y el crecimiento, promoviendo al mismo tiempo el amplio respaldo del público a favor de la responsabilidad fiscal.
Reforzar las políticas
La normalización de las condiciones monetarias en los Estados Unidos —en un momento en que muchos mercados emergentes se están desacelerando— también podría generar desafíos financieros para la región. América Central, y sus bancos en particular, se encuentran bien posicionados para manejar estos riesgos, y en nuestro escenario base estos factores adversos están más que compensados por los beneficios que ofrece una economía estadounidense más sólida. A partir del ejemplo de México, los participantes señalaron, sin embargo, que la región debería mantener abundantes reservas y sólidas estructuras de deuda. Participantes recalcaron que una mayor flexibilidad en los tipos de cambio no solo ayudará países a resguardarse de shocks externos sino también fortalecerá los regímenes de metas de inflación estableciendo la inflación como la indiscutible ancla monetaria y reducirá los incentivos a la dolarización.
La integración financiera dentro y fuera de la región ofrece beneficios pero también conlleva riesgos. Aunque los bancos de la región en general están bien capitalizados y cumplen holgadamente los requisitos regulatorios, en la conferencia se subrayó la necesidad de mejorar la supervisión consolidada transfronteriza y actualizar los planes de prevención de crisis a nivel regional. La adopción a mayor escala de instrumentos macroprudenciales también ayudaría a resguardarse de los riesgos derivados de la interconectividad.
En general, las perspectivas para América Central, Panamá y la República Dominicana son ahora más favorables. Ha llegado el momento de hacer frente a difíciles desafíos de política económica y superar las limitaciones del lado de la oferta que frenan el crecimiento y el progreso social deseado. Confiamos en que el diálogo de política económica y el intercambio de enseñanzas dentro y fuera de la región continuarán después de la conferencia de este año, que sigue constituyendo un foro esencial para el diálogo intrarregional y con el FMI.
Por último, los participantes también elogiaron la interacción del FMI con esta región, en particular la alta calidad de la asistencia técnica proporcionada por nuestro centro de asistencia técnica (CAPTAC).