(Versión en English)
Aun antes de que las tensiones geopolíticas desataran la fuga de divisas, los retiros de depósitos bancarios y el aumento repentino de las primas de riesgo, Ucrania enfrentaba complejos desafíos. La crisis lleva años gestándose, a causa de profundos problemas estructurales que dejaron al país vulnerable a la escasez periódica de financiamiento y casi en el nivel más bajo entre los países en transición. Por lo tanto, el programa que se formule para responder a la actual crisis en Ucrania deberá lidiar con ese legado.
Las prioridades en un entorno adverso
El programa de ajuste económico en Ucrania anunciado recientemente, que cuenta con asistencia financiera del FMI y de la comunidad internacional en general, da por sentado que el producto se contraerá y que la inflación permanecerá elevada durante sus primeras etapas. No hay alternativa. Es lo mejor que puede esperarse con una mentalidad realista en estas durísimas circunstancias.
El programa consta de cinco elementos principales para estabilizar la situación actual y mejorar las perspectivas de crecimiento a mediano o largo plazo:
• Flexibilidad cambiaria. Se permite la flotación del hryvnia, lo que constituye un cambio radical tras años de rigidez del tipo de cambio, caída de las reservas de divisas, controles monetarios y altas expectativas de devaluación. A partir de ahora, el Banco Central se abocará a controlar la inflación, al principio estableciendo objetivos para la oferta de dinero y, luego, metas de inflación.
• Estabilidad bancaria. Los últimos acontecimientos debilitaron la confianza en el sistema y provocaron retiros masivos de depósitos. El Banco Central seguirá proporcionando liquidez a los bancos solventes y, al mismo tiempo, procurará que los bancos se mantengan bien capitalizados. Eso implicará una serie de medidas para fortalecer la regulación y la supervisión, facilitar la resolución de préstamos improductivos y ―tras un diagnóstico apropiado de los balances― recapitalizar a los bancos en la medida en que sea necesario.
• Política fiscal. Sin medidas, el déficit gubernamental sumado al del sector de la energía hubiera llegado al 12% del PIB, un nivel imposible de financiar. Se necesita un esfuerzo fiscal sustancial para reforzar la confianza en las finanzas públicas. Aun así, dados la debilidad de la economía y el efecto del malestar político en el ingreso, el esfuerzo planificado implicará un déficit más alto en 2014 con respecto al año anterior, que recién después comenzará a reducirse gradualmente.
• Política energética. A causa de la precaria situación financiera del gobierno, se ha vuelto insostenible la capacidad para suministrar energía a la población a precios que son de los más bajos del continente. Los aumentos de los precios de la calefacción y el gas son llamativos: entre el 40% y el 55% en 2014, y otro 20%-40% en cada uno de los próximos tres años. Pero, puesto que los aumentos parten de un nivel bajo, se distribuyen en el tiempo y se acompañan de disposiciones para proteger al 25%-30% más vulnerable de la población, su impacto es menos severo de lo que sugieren las cifras por sí solas. El gasto en calefacción y gas en el presupuesto de los hogares sufrirá un aumento moderado, del 3%-7% al 5%-11%; el déficit energético se reducirá apenas un 1% del PIB para 2016, y los costos comenzarán a recuperarse recién en 2018.
• Transparencia y clima de negocios. Una parte importante de la reforma consiste en enfrentar por fin la falta de transparencia que permitió que sobrevivieran numerosas distorsiones y rigideces. Ucrania se comprometió a realizar diagnósticos y a tomar medidas, entre otras cosas, en el marco de la lucha contra el lavado de dinero, la ley de contratación, medidas anticorrupción, la recuperación de activos robados y la administración tributaria.
Un comienzo promisorio
Nadie puede predecir cuál será el rumbo del malestar político ni qué nuevas fuerzas pesarán sobre la situación. Los riesgos son diversos, y provienen tanto del exterior (por ejemplo, el conflicto con Rusia) como del interior (por ejemplo, que los esfuerzos de la reforma cedan a intereses creados). Pero, para que Ucrania tenga una posibilidad de superar la crisis económica, deberá poner en juego toda la unidad y determinación política de la que disponga para ejecutar su ambicioso programa económico. El gobierno actual y los principales candidatos para las próximas elecciones manifestaron su apoyo a los objetivos y políticas centrales del programa, y algunos de sus elementos fundamentales se han implementado por adelantado. Es un comienzo promisorio para una situación que no deja de ser difícil y compleja.