(Versión en English)
La reciente desaceleración del crecimiento en los mercados emergentes está causando un creciente revuelo en los ámbitos de los mercados y de la política económica. Hay quienes piensan que buena parte del sideral ritmo de crecimiento a lo largo de la década de 2000 (gráfico 1) fue producto de las condiciones externas favorables: crédito barato y precios altos de las materias primas. Y temen, por lo tanto, que el crecimiento en las economías emergentes podría desacelerarse aún más ahora que las economías avanzadas están cobrando impulso y empiezan a normalizar sus tasas de interés, y los precios de las materias primas empiezan a revertirse.
Otros en cambio señalan que los factores internos o nacionales han hecho lo suyo, ya que las mejoras en la gestión de gobierno y las reformas estructurales genuinas al igual que las políticas sólidas han dado lugar a una transformación de fondo de las fuentes de crecimiento en los mercados emergentes hacia una trayectoria más baja pero más sostenible.
La realidad está en un punto intermedio. Lo que queda claro es que la proporción que los mercados emergentes contribuyen a la economía mundial es considerable, y que lo que reviste importancia para estos mercados incide de forma creciente en las perspectivas mundiales.
Y lo que reviste importancia para los mercados emergentes en los próximos años depende del grado en que los factores externos e internos tienden a impulsar o frenar el crecimiento en esos mercados.
El capítulo 4 de la edición de abril de 2014 de Perspectivas de la economía mundial se centra en la forma en que los factores externos han determinado el crecimiento en las economías de mercados emergentes en los últimos 15 años. Según el análisis, el crecimiento en los mercados emergentes, si bien aún es sólido, se ha ido desacelerando en los últimos dos años, con igual incidencia de las condiciones internas como de las circunstancias externas.
La influencia de los factores externos en el crecimiento en los mercados emergentes
Se observa que una fuerte recuperación de las economías avanzadas es, a fin de cuentas, positiva para las economías emergentes, pese a que llegue acompañada de un aumento de las tasas de interés en las economías avanzadas. Concretamente, un aumento de 1 punto porcentual en la tasa de crecimiento en Estados Unidos tiende a elevar el crecimiento en las economías emergentes 0,3 puntos porcentuales en el mismo trimestre, y el efecto acumulado sigue siendo positivo uno a dos años más tarde.
Para entender por qué, consideremos las diferentes fuerzas en juego. En primer lugar, un mayor crecimiento en las economías avanzadas debería estimular las exportaciones de los mercados emergentes. En segundo lugar, los capitales mundiales volverían a fluir de los mercados emergentes a las economías avanzadas para aprovechar el mayor crecimiento y las tasas de interés más altas. Para los mercados emergentes que comercian más con economías avanzadas (por ejemplo, Malasia y México), el primer efecto sería el dominante; y para los mercados emergentes que están más abiertos a los flujos de capitales (por ejemplo, Chile y Tailandia), el segundo efecto podría neutralizar el primero parcial o completamente. Nuestros resultados indican que para el conjunto de los mercados emergentes, el impacto del primer fenómeno probablemente tenga más peso que el del segundo.
Naturalmente, si las condiciones de financiamiento externo de los mercados emergentes se endurecen más de lo que es atribuible a la recuperación en las economías avanzadas, los mercados emergentes tienden a verse perjudicados, tal como se observó durante los episodios de turbulencia de los mercados a comienzos de 2014. Cuando hay fuga de capitales, los mercados emergentes experimentan depreciaciones de sus tipos de cambio que suelen hacer más competitivas sus exportaciones. Al mismo tiempo, esos mercados por lo general elevan sus tasas de interés internas para tratar de contener las salidas de capitales, medida perjudicial para el crecimiento. Según nuestro análisis, el golpe que reciben los mercados emergentes con el aumento de las tasas de interés internas tiende a neutralizar los beneficios de la depreciación del tipo de cambio.
Por lo tanto, el desempeño de estas economías depende no solo de su exposición a factores externos sino también de la decisión de adoptar políticas internas para responder a los cambios y de la forma en que utilizan esas políticas.
Entonces, ¿cómo han incidido los factores internos en el crecimiento en los mercados emergentes?
Condiciones externas frente a factores internos
Como ya se explicó en un blog anterior, la desviación del crecimiento en los mercados emergentes con respecto al promedio de los últimos 15 años puede ser atribuible tanto a factores externos como internos.
¿Qué factores predominan? Observamos que los factores externos explican, en promedio, por lo menos la mitad de la desviación del crecimiento, aunque con importantes diferencias a lo largo del tiempo y entre países. Por ejemplo, la drástica desaceleración en el peor momento de la crisis financiera mundial es atribuible casi en su totalidad a factores externos en la mayoría de los países.
Los factores internos tuvieron una incidencia predominante en el fuerte repunte del crecimiento en los mercados emergentes en 2006-07. Y el repliegue del crecimiento desde 2012 también es atribuible en gran medida a factores internos. Estos resultados se condicen con estudios recientes que han resaltado que las restricciones derivadas de factores estructurales internos y de la incertidumbre de las políticas tienen una incidencia más severa en el crecimiento en muchos mercados emergentes grandes (véanse los blogs de Anand y Tulin (2014) y Dabla-Norris y Kochhar (2013)). En el caso de algunas economías grandes o relativamente menos abiertas, como China e India, los factores internos —más que las condiciones externas— explican la mayor parte de las fluctuaciones del crecimiento con respecto al promedio a lo largo del período 1998-2013.
¿Qué papel desempeña China como factor externo en otros mercados emergentes? Como cabe esperar, la segunda economía mundial también es sin duda un factor importante de los que determinan el crecimiento en otros mercados emergentes. Observamos que muchos mercados emergentes pudieron aprovechar el ímpetu de la fuerte expansión de China durante la crisis. Pero la reciente desaceleración del dragón de Asia también ha frenado el crecimiento en esos mercados (véase el gráfico 3).
Bajar la marcha: Cambios ante un menor crecimiento en los mercados emergentes
Los pronósticos de crecimiento en los mercados emergentes desde 2007, y los pronósticos condicionados por la evolución de las condiciones externas, indican que algunas de las principales economías emergentes han crecido a ritmos más bajos de lo previsto desde 2012 (véase el gráfico 4). Esto hace pensar que otros factores, en su mayoría internos, están frenando el crecimiento en muchos mercados emergentes, incluidas las restricciones derivadas de factores estructurales internos. Y si los efectos moderadores de estos factores internos se mantienen como en el último año más o menos, el crecimiento en los mercados emergentes permanecerá atenuado por algún tiempo, y eso afectará también al crecimiento del resto del mundo.
La casa en orden
No cabe duda de que las condiciones externas seguirán teniendo una fuerte incidencia en el crecimiento en los mercados emergentes. Y de ahí que las autoridades deban mantenerse alertas y sensibles a los acontecimientos externos. Muchas de las inquietudes acerca de las ramificaciones de los shocks externos están justificadas. Un endurecimiento marcado de las tasas de endeudamiento externo, sin una mejora proporcional del crecimiento en las economías avanzadas, sería perjudicial para los mercados emergentes. La transición de China a un ritmo de crecimiento más lento, aunque sea más equilibrado, inevitablemente alterará las perspectivas de otros mercados emergentes. Y, si las economías avanzadas no se recuperan como está previsto, los mercados emergentes también se resentirán.
No obstante, los factores internos en este momento están conteniendo el crecimiento en niveles inferiores a los que cabría esperar dadas las actuales condiciones externas. Así que la reciente desaceleración en los mercados emergentes parece depender de la evolución interna tanto como de la externa. Entonces, la prioridad para las autoridades ahora consiste en comprender mejor la función de los factores internos y evaluar si existe margen de maniobra para mejorar mediante políticas la capacidad de recuperación de estas economías independientemente de cuál sea la coyuntura externa.