(Versión en English)
Acabamos de publicar nuestra actualización del estado de las finanzas, la deuda y los déficits de las economías avanzadas y emergentes.
El ajuste fiscal sigue en marcha en las economías avanzadas a un ritmo que es, en general, adecuado, y corresponde aproximadamente a lo que proyectamos hace tres meses. En las economías emergentes se ha hecho una pausa en el ajuste fiscal este año y el próximo, pero esto también es, en general, adecuado, ya que muchos de estos países registran bajos niveles de deuda y déficit.
La mejora de las condiciones fiscales en muchas economías avanzadas es un elemento positivo, pero no basta con reducir los déficits para lograr que los países dejen de estar sometidos a fuertes presiones en los mercados.
Señales de avance
Hay señales claras de avance fiscal en las economías avanzadas. El déficit se reducirá en alrededor de las tres cuartas partes de las economías avanzadas este año, y en casi el 90% de ellas el año próximo. Los coeficientes de endeudamiento también están comenzando a bajar: proyectamos que estos coeficientes se reducirán en una tercera parte de las economías avanzadas este año, y en casi la mitad de ellas el año próximo.
Cuanto más se avance en la reducción del déficit en Europa, menos ajuste fiscal se necesitará en el futuro, lo que reducirá el freno fiscal que daña el crecimiento: en 2011–12 el ajuste fiscal en la zona del euro corresponderá a 2½ puntos porcentuales acumulados del PIB, mientras que se prevé que en 2013–14 dicho ajuste representará una tercera parte de esta cifra, lo que es bueno para el crecimiento.
Por otra parte, en Estados Unidos existe el riesgo de que la consolidación fiscal aumente en forma pronunciada el próximo año, y que la economía caiga en un “precipicio fiscal” en el momento en que caduquen los recortes de impuestos y entren en vigor las reducciones del gasto de carácter automático. Sería preferible que la reducción del déficit fuera más contenida, y esta debería introducirse en el contexto de un plan de ajuste fiscal a mediano plazo.
Se ha producido un cierto debilitamiento de las cuentas fiscales proyectadas en las economías emergentes. Se espera ahora que en muchos países los déficits sean mayores de lo previsto este año y el próximo. Este debilitamiento de los déficits fiscales refleja la desaceleración de la actividad económica en un contexto de posiciones fiscales relativamente más sólidas. En unos pocos países se requiere una estrategia de ajuste fiscal más ambiciosa, pero en la mayoría de los casos las economías emergentes tienen más espacio fiscal y algunas de ellas lo están utilizando con prudencia para mitigar el impacto de la evolución económica de otros países en sus economías.
Los diferenciales no están plenamente alineados con los fundamentos económicos
A pesar de los avances en el ajuste de las cuentas fiscales, los diferenciales de los bonos siguen a un nivel muy alto en algunos países de la zona del euro, y son más elevados de lo que se podría explicar por los fundamentos económicos, como la deuda y los déficits, el crecimiento y la inflación. Italia y España pagan diferenciales entre 200 y 250 puntos básicos por encima de lo que justificarían los fundamentos económicos. Incluso un país como Francia, con un coeficiente de endeudamiento por debajo del promedio de la zona del euro, se enfrenta a tasas de mercado sobre los vencimientos a más largo plazo más elevadas de lo que se podría explicar por la deuda, los déficits y otros fundamentos económicos.
Esto no significa que los fundamentos fiscales no sean importantes. Lo son. Algunos países, como Italia, España y otros con altos niveles de deuda y déficits, deben seguir avanzando en el restablecimiento de los fundamentos económicos de forma que se reduzcan las tasas de interés y que disminuyan los riesgos de que se produzca una crisis en los mercados financieros. Pero esto significa que los fundamentos fiscales, por sí solos, no pueden restablecer las condiciones de funcionamiento normales de los mercados.
¿Por qué los diferenciales son más elevados de lo que se justificaría por la situación fiscal subyacente? Hay varias razones, pero una razón importante son los desafíos a los que se enfrenta el proyecto del euro. De ahí que sea necesario no solo avanzar para llevar a cabo el proceso de ajuste fiscal en Europa, sino también para dar seguridad a los mercados de que este proyecto sigue siendo viable. Con respecto a esta cuestión, se han logrado avances considerables. En su reunión cumbre del pasado mes de junio, los dirigentes europeos acordaron importantes medidas, las cuales, si se ejecutan plenamente, ayudarán a romper los vínculos entre los balances soberanos y los bancarios, de forma que la preocupación por los bancos debilitados no avive las inquietudes con respecto a la deuda pública.
También se ha avanzado en el fortalecimiento de la gobernanza fiscal, y hasta la fecha, 10 de los 25 Estados signatarios de la Unión Europea han ratificado el Pacto Fiscal orientado a reforzar los marcos fiscales y limitar los déficits estructurales. El Parlamento Europeo también ha adoptado dos proyectos de reglamento (denominados el “two-pack”) dirigidos a reforzar la coordinación de la política fiscal.
Pero hay que seguir avanzando. En particular, es necesario reforzar la integración bancaria y fiscal. Debería considerarse la adopción de medidas a nivel de la zona del euro para estabilizar las condiciones de financiamiento en los mercados de deuda soberana, como la reactivación del Programa para los Mercados de Valores, en el marco del cual se admite la compra de títulos de deuda pública y con garantía pública por los bancos centrales de la zona del euro, o la emisión de deuda común de la zona del euro en montos limitados.
Estas medidas no pueden remplazar los esfuerzos para seguir avanzando en la reducción de la deuda y los déficits en los países sometidos a la presión de los mercados. Pero pueden ayudar a garantizar que los países obtengan todos los beneficios de los mercados gracias a las mejoras, ganadas con tanto esfuerzo, de sus fundamentos fiscales.