Evolución reciente de las relaciones entre el FMI y las organizaciones de la sociedad civil Desde el último número del Boletín para la sociedad civil, Rodrigo de Rato asumió la dirección del FMI. El nuevo Director Gerente, ex Ministro de Economía de España, fue nombrado en mayo tras la dimisión de Horst Köhler, quien ha sido elegido Presidente de Alemania. De Rato tomó posesión del cargo el 7 de junio y de inmediato empezó a familiarizarse con la institución y con los gobernantes de los países miembros. Con un apretado itinerario de viajes, De Rato entabló contactos con organizaciones de la sociedad civil en el extranjero. A poco de su llegada a Washington, visitó Japón, China, Singapur y Vietnam; en este último país mantuvo una reunión con ONG internacionales y nacionales sobre la cual se informa en este número. A principios de agosto realizó su primer viaje oficial a África, con visitas a Nigeria, Gabón, Uganda y Kenya. Durante la gira se realizó un amplio intercambio de opiniones sobre las estrategias encaminadas a acelerar el crecimiento económico y la reducción de la pobreza en la región; en cada país se celebraron reuniones con organizaciones de la sociedad civil. En un discurso en Gabón ante los gobernantes de África occidental, De Rato explicó que la reestructuración que se está llevando a cabo en el Departamento de África del FMI prevé la contratación de más empleados, para garantizar que la institución sea “un fiel compañero de África”. Añadió que está en curso un proceso de reflexión para evaluar la labor del FMI en los países de bajo ingreso. En las semanas previas a las Reuniones Anuales de octubre de 2004, De Rato seguirá manteniendo contactos con las organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo. En los últimos meses ha aumentado la presión para que la comunidad internacional cumpla sus promesas de ayuda a los países pobres —sobre todo a los de África— en su lucha contra el azote del VIH/SIDA. El FMI ha expresado su satisfacción por el nuevo compromiso de los donantes para brindar más recursos para combatir la enfermedad; la institución está ayudando a los países beneficiarios a que los aprovechen al máximo. Se prevé que en los próximos años el financiamiento externo para prevenir y combatir el VIH/SIDA se incrementará drásticamente, pero los aumentos rápidos no siempre son del todo positivos, ya que pueden acarrear graves problemas para los países que tratan de absorber con eficacia los recursos adicionales. Si no se los ataca, estos problemas podrían amenazar no solo las ventajas esperadas, sino también el respaldo político a largo plazo en los países donantes. En una entrevista de este número, un alto funcionario del FMI describe muchas de las dificultades que enfrentan los países en desarrollo al tratar de usar los recursos. Asimismo, se abordan — y se refutan— acusaciones recientes de que los programas respaldados por el FMI limitan las respuestas de cada país ante las crisis. Entrevista a Peter Heller sobre el financiamiento para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA Peter Heller, Subdirector del Departamento de Finanzas Públicas del FMI, es un experto con muchos años de experiencia en los aspectos económicos de la salud en los países en desarrollo. Fue miembro de la Comisión sobre Macroeconomía y Salud de la Organización Mundial de la Salud y en la actualidad es integrante del Grupo de Trabajo sobre Pobreza y Desarrollo Económico del Proyecto del Milenio de las Naciones Unidas. Hace poco, Heller organizó una reunión entre funcionarios del FMI y representantes del sector internacional de la salud, donantes bilaterales y ONG. El tema: cómo gestionar las consecuencias macroeconómicas de los nuevos recursos de asistencia para programas destinados a prevenir y tratar el VIH/SIDA (véase artículo en el Boletín del FMI, pág. 202). En la entrevista, efectuada en julio en la sede del FMI en Washington, Heller se refirió a los desafíos. Extractos: P: ¿Es válida alguna de las críticas que se le hacen al FMI sobre las actividades que realiza en los países pobres con altas tasas de infección de VIH/SIDA? R: Me parece que no. El FMI no ha fijado ningún límite que impida la contratación de enfermeros en Kenya, Uganda u otro país, como algunas personas han dicho. Es cierto que en estos países estamos apoyando programas en los que el gobierno tiene topes de endeudamiento bancario interno que en realidad limitan el tamaño del déficit del presupuesto público. En contadas ocasiones, hay topes que inciden en la nómina total de empleados públicos. Pero no es muy acertado decir que los gobiernos no pueden contratar empleados en el sector de la salud porque el FMI se lo impide. En primer lugar, los topes que pueden afectar el empleo público guardan relación con el empleo público total. Los gobiernos por lo general reconocen que hay desequilibrios importantes en muchos ministerios. En muchas circunstancias, el reemplazo de puestos administrativos o de oficina con empleados de la salud y maestros puede ser un cambio productivo, pero sabemos que esta no es una tarea fácil para los gobiernos. Y en segundo lugar, si efectivamente se reciben nuevos recursos para VIH/SIDA, especialmente mediante donaciones, los programas del FMI siempre permiten la modificación de los topes. Se pueden aprobar presupuestos complementarios que tengan en cuenta los nuevos recursos, de tal manera que los topes no impidan la contratación de empleados para tratar y prevenir el VIH/SIDA. También hay que señalar que en algunos países el FMI ha previsto explícitamente el aumento del tamaño de la administración pública para dar cabida a más profesores y profesionales de la salud. P: Sin embargo, el FMI sí exige el cumplimiento de los límites de gasto. R: Nuestro mandato fundamental consiste en ayudar a los países a lograr y mantener la estabilidad macroeconómica. Eso no quiere decir que seamos inflexibles, pero sí significa que no podemos respaldar ningún programa de políticas que implique una tasa de inflación alta. Existen límites. Según estudios recientes, una vez que empieza a superar un cierto nivel —se está tratando de determinar si es 5% ó 10%–11%—, la inflación es perjudicial para las perspectivas de crecimiento de la economía real. Es dañina porque impide a las empresas tomar decisiones que promueven el crecimiento. Y es perjudicial para el bienestar de los sectores más pobres de la sociedad. El secreto está en hacer todo lo posible sin que estas restricciones macroeconómicas empiecen a hacerse sentir. Sería una negligencia de nuestra parte si simplemente no nos preocupáramos de estos temas, ya que frenaríamos el crecimiento y perjudicaríamos a los pobres, que son precisamente a quienes todos queremos ayudar. P: ¿Cuándo empezaron a aparecer los nuevos recursos para apoyar la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA? R: Apenas están empezando a fluir. El Fondo mundial de lucha contra el SIDA, la tuberculosis y la malaria ha venido tomando compromisos a lo largo de más o menos los últimos tres años. Pero ha tenido que transcurrir un tiempo para que estos compromisos se traduzcan en desembolsos. Esto ha sido más notorio en el caso de la iniciativa del Presidente Bush para el VIH/SIDA, cuyos desembolsos apenas comenzaron este año. Los montos de los desembolsos podrían incrementarse considerablemente el próximo año, quizás elevando el total del gasto público en el sector de la salud de algunos países en un 30%, y situándolo en 50% a 75%, o incluso mucho más. P: A las personas que no son economistas les puede costar entender por qué recibir mucho dinero podría causar problemas. R: Si un país como Zambia o Malawi recibiera mucho dinero para el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA, no habría ningún efecto macroeconómico perjudicial si todos los fondos se destinaran a la compra de medicamentos. La única interrogante sería si se cuenta con suficientes personas para distribuir los medicamentos y cerciorarse de que lleguen a los pacientes que los necesitan. Pero si solo un tercio de los fondos se destinan a medicamentos y el resto a pagar los servicios de enfermeros, doctores y trabajadores de la salud locales, la pregunta que surge es si hay capacidad para aumentar el número de profesionales médicos calificados. Si la respuesta es afirmativa, no debería haber mayores problemas. Pero muchos de estos países carecen de esa capacidad. Es posible que se necesite tiempo para crear programas y capacitar a más gente. Hasta entonces, lo que puede ocurrir es que el gobierno empiece a contratar los servicios de los profesionales que están disponibles en base a licitaciones, con lo cual es posible que otros segmentos del sector público exijan aumentos salariales, aduciendo que si los enfermeros los han recibido, ¿por qué no ellos también? Y puede ser que los gobiernos no tengan los recursos para aumentar los sueldos a todos. P: ¿Podrían los problemas ir más allá de las presiones salariales? R: Otro tema es si la asignación de importantes recursos externos para la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA coincide con las prioridades del gobierno. Por ejemplo, a lo mejor con los nuevos fondos el gobierno puede hacer cosas muy buenas para prevenir y tratar la enfermedad, pero quizás a costa de los recursos que se destinan a otros aspectos críticos del sector de la salud, como la dotación de personal para los dispensarios médicos de atención regular a madres y niños. La malaria no está desapareciendo; tampoco la tuberculosis ni ninguna de las causas de mortalidad infantil. No le corresponde al FMI decidir cuáles deberían ser las prioridades relativas en el sector de la salud. Pero sabemos que a los gobiernos sí les preocupa que un énfasis exagerado en un tema deje de lado otras cuestiones como la educación, la agricultura, el suministro de agua y la sanidad. El gasto en esos sectores podría ser muy útil para fomentar el crecimiento económico y elevar los niveles de vida. P: Al estudiar el financiamiento para el VIH/SIDA en los países pobres uno se topa con el llamado “mal holandés”. ¿Qué significa? R: El término se utiliza cuando se produce una apreciación de la moneda a causa de una afluencia de recursos externos que perjudica los incentivos a la exportación y los ingresos de los productores en los sectores exportadores. Hablemos de un caso real: los cultivadores de café de Uganda venden su producto a un mercado mundial con precios cotizados en dólares. Los precios mundiales del café están bajando. Puede ser que en Uganda, al igual que en muchos otros países, los productores nunca hayan sido ricos. Al recibir más ayuda externa, la demanda del país de bienes no comerciados—no importados—aumenta, incluida la mano de obra. Esto a su vez hace aumentar la demanda de la moneda con la que se pagan estos bienes, el chelín, cuyo valor se incrementa frente al dólar. Esto significa que cada dólar que recibe un productor ugandés por la venta de su café compra menos chelines. De repente, sus ingresos se reducen aún más, y la competitividad internacional de todos los productos de Uganda disminuye. Es decir, el “mal holandés” es una situación en la que una afluencia importante de recursos externos (ya sea por petróleo, remesas o asistencia extranjera) provoca una apreciación del tipo de cambio que puede perjudicar al sector exportador. P: Ante esta situación, ¿puede ser perjudicial la ayuda? R: No. A la larga, la asistencia externa para países de bajo ingreso es positiva, y la mayoría de los estudios indican que la ayuda estimula el crecimiento. Si bien hay que cuidarse del mal holandés, tampoco se debe exagerar su importancia, al menos no por el momento. La postura por la que el FMI se está inclinando cada vez más es dejar que el dinero fluya, y si realmente empiezan a surgir problemas macroeconómicos graves, la institución colaborará con las autoridades para buscar una solución que fomente el crecimiento y la reducción de la pobreza. Por ejemplo, puede ser que los países de ingreso mediano tengan que contratar enfermeros en Sri Lanka o Filipinas si no hay oferta en el mercado local. Lo que hay que destacar es que si la asistencia externa puede incrementar la capacidad productiva, el efecto del mal holandés no debería causar mayores problemas a largo plazo. Sin duda, el tratamiento y la prevención del VIH/SIDA deben ser una oportunidad para estimular la oferta. La gente que estaba desocupada de repente tendrá trabajo; los niños que reemplazaban a sus padres en el campo podrán volver a la escuela. Todo esto es positivo. P: Ahora que ha comenzado un financiamiento a gran escala, ¿hasta cuándo durará? R: Las autoridades se enfrentan a una interrogante: ¿durará este financiamiento lo suficiente como para decidirse a contratar enfermeros y médicos? ¿O dudan de que el dinero llegue al año siguiente? Si no llega, puede ser que tengan que despedir a los enfermeros y médicos que contrataron. Dados los antecedentes de volatilidad de la ayuda, la predecibilidad es una preocupación para los países, sobre todo si se tienen en cuenta las características del tratamiento del VIH/SIDA. Una vez que se somete a una persona a un tratamiento antirretroviral, la esperanza es que dure toda su vida. No se trata de un tratamiento que se puede suspender un año más tarde por falta de dinero. P: ¿Qué se puede hacer para que los fondos fluyan de forma constante y previsible? R: Se están analizando por lo menos dos ideas. Gordon Brown [Ministro de Hacienda del Reino Unido y Presidente del Comité Monetario y Financiero Internacional, el organismo ministerial que asesora al FMI dos veces al año] ha propuesto un servicio financiero internacional, cuyo objeto sería proporcionar recursos financieros para aumentar y hacer más fiable el flujo de ayuda. Jeffrey Sachs [Director del Instituto de la Tierra, de la Universidad de Columbia] sostiene que se debe aprovechar la próxima reposición de recursos de la Asociación Internacional de Fomento para suministrar más fondos al Banco Mundial a fin de posibilitar compromisos a más largo plazo. El FMI y otras instituciones han desplegado esfuerzos enormes para convencer a los donantes de la necesidad de que la asistencia externa sea más previsible y estable. El problema está en que los parlamentos no aprueban presupuestos para períodos de 10 años. De ahí que a los donantes les resulte difícil prometer asistencia más allá de unos pocos años. P: El costo de los medicamentos antirretrovirales ha disminuido, ¿ha facilitado esto el financiamiento de las labores relacionadas con el VIH/SIDA? R: Desde luego. Pero no hay que olvidar que los fármacos no representan todos los costos. El costo anual más bajo que yo he visto para un antirretroviral genérico es US$150, pero el costo total del tratamiento es aproximadamente US$450; o sea que los costos de mano de obra y sistemas son de alrededor de US$300 al año. Es decir, el medicamento en sí representa tan solo un tercio del costo de un tratamiento antirretroviral. P: ¿Interviene el FMI en el debate sobre los medicamentos genéricos frente a los de marca? R: No es algo que esté previsto en nuestro mandato directo, pero respaldaríamos iniciativas para que los países puedan adquirir medicamentos genéricos, ya sea producidos internamente o comprados a terceros. Son más baratos y permiten tratar a más gente. P: El debate sobre el financiamiento de la prevención y el tratamiento del VIH/SIDA en el mundo en desarrollo suele centrarse en África, ¿no habría que ampliar los límites geográficos? R: El SIDA es un tema de suma importancia para países como India y China. En India, a pesar de las tasas de prevalencia mucho más bajas, el número de personas infectadas puede alcanzar en la próxima década niveles tan altos como los de cualquier otro país. Pero desde el punto de vista de los nuevos fondos y recursos que están llegando a esos países, no van a provocar problemas macroeconómicos potenciales, y por lo tanto es poco probable que influyan en las consultas del FMI con estos países en el marco de la supervisión. En cambio, sí nos preocuparía si lo vemos como un grave problema estructural subyacente que incide en la tasas de crecimiento real y genera demanda de gasto en salud. En esos países vive mucha gente, el problema del VIH/SIDA es grave, y los problemas del sector de la salud lo son aún más. Obviamente que no nos opondríamos a que se destine más asistencia oficial para el desarrollo a países como China e India. Informe de la OEI: La estrategia de reducción de la pobreza no ha logrado desplegar todo su potencial La Oficina de Evaluación Independiente del FMI ha concluido que la estrategia de reducción de la pobreza que el FMI y el Banco Mundial han llevado adelante en los últimos cinco años en países de bajo ingreso no ha llegado a desplegar todo su potencial. La evaluación de los documentos de estrategia de lucha contra la pobreza (DELP) y del servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza (SCLP) se realizó a partir de un estudio detallado basado en documentos internos del FMI, encuestas realizadas a las partes interesadas y estudios de países sobre Guinea, Vietnam, Nicaragua, Mozambique, Tayikistán y Tanzanía. El Departamento de Evaluación de Operaciones del Banco Mundial participó en parte del estudio. En 1999 el FMI y el Banco Mundial establecieron los DELP y el SCLP con el objeto de promover en los países el sentido de que los programas destinados a erradicar la pobreza les pertenecen. Los documentos en los que se definen las estrategias de lucha contra la pobreza orientadas al crecimiento son elaborados por los propios países. Los programas de préstamo y de alivio de la deuda se basan en estas estrategias. El SCLP, mecanismo a través del cual el FMI concede préstamos a naciones asoladas por la pobreza, fue concebido para diseñar los programas respaldados por el FMI centrándose más en el crecimiento en beneficio de los pobres. En la evaluación se señalaron algunas mejoras en los programas de préstamos. Entre ellas, se incrementaron los gastos destinados a reducir la pobreza, aunque persisten interrogantes con respecto a la medida en que algunos de estos gastos benefician efectivamente a los pobres. Los programas muestran mayor flexibilidad fiscal para dar cabida a un mayor volumen de flujos de asistencia financiera, y se ha reducido el número de condiciones estructurales en los programas respaldados por el FMI. De todos modos, a juicio de los evaluadores, estas mejoras no llegan a traducirse en una creación arrolladora de estrategias con las que los países se sientan identificados, tal como se había concebido originalmente. Una razón importante del desfase que existe entre las expectativas y los resultados radica en que los incentivos se centran en la elaboración de documentos. Además, se carece de suficientes parámetros de referencia para medir el progreso real. Y prácticamente no se tienen en cuenta las diferencias entre los países. Otra deficiencia radica en que el mecanismo del DELP no ha cumplido el objetivo de promover el debate en los países pobres más allá de los círculos de elite y de propiciar la participación generalizada de la población, incluidos los sectores pobres propiamente dichos. Entre las recomendaciones formuladas a los países y al FMI/Banco Mundial para mejorar el proceso de los DELP/SCLP se incluyen las siguientes:
Conferencia del Vaticano sobre la pobreza y la globalización La exhortación a reducir la carga de la deuda de los países pobres se hizo oír una vez más, ante la preocupante posibilidad de que los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) se encuentren fuera del alcance de los países más pobres. Si bien es innegable la necesidad de brindar mayor asistencia a muchos países, la estrategia sugerida para luchar contra la pobreza se enfrenta con importantes obstáculos prácticos, señaló un alto funcionario del FMI en la conferencia organizada en el Vaticano en julio. En el frente político, ha habido fuertes limitaciones para financiar el alivio de la deuda, y la generosidad de algunos de los principales países acreedores ha sido limitada, y uno de los principales motivos es el poco apoyo para la asistencia extranjera en algunos de los países más importantes, manifestó Jack Boorman, consultor y asesor de la gerencia del FMI, en un seminario organizado por el Consejo Pontificio “Justicia y Paz” en la ciudad del Vaticano. El encuentro de un día de duración, al que se denominó “Pobreza y globalización: Financiamiento para el desarrollo, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio”, se llevó a cabo el 9 de julio. También participaron Gordon Brown, Ministro de Hacienda del Reino Unido y Presidente del Comité Monetario y Financiero Internacional, junto con representantes de las Naciones Unidas y ONG católicas, y altos miembros de la jerarquía eclesiástica. Entre los oradores también se contó con la presencia de representantes de organizaciones de la sociedad civil del hemisferio sur, incluidos Argentina y Zambia. Brown transmitió una sensación de apremio, y calificó de insatisfactorias a las perspectivas de cumplimiento de los ODM, a la luz de las circunstancias actuales. Según Brown, las esperanzas de que se cumplan los Objetivos yacen en la implementación de la Facilidad Financiera Internacional (FFI), un mecanismo concebido para brindar nueva asistencia financiera para el desarrollo por un monto de hasta US$50.000 millones al año de aquí al 2015, con los fondos provenientes de la emisión de bonos que serían reembolsados por los países donantes. Brown también exhortó a conceder un mayor alivio de la deuda a los países más pobres, particularmente en lo que respecta a la deuda contraída con organismos multilaterales. Jean-Pierre Landau, Director del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo y ex Director Ejecutivo del FMI por Francia, expresó que su país apoya la iniciativa de la FFI. Pero también presentó otras ideas que han sido propuestas por un comité presidencial francés, al que se le encomendó diseñar mecanismos para la creación de nuevos recursos de asistencia. Entre ellos se incluyen los impuestos que gravan las armas, las emisiones de carbón y las transacciones de divisas internacionales. Este último impuesto, conocido como el “impuesto Tobin”, fue propuesto por el economista laureado con el Premio Nobel, James Tobin, de la Universidad de Yale. Quienes promueven la implementación de este impuesto estiman que podría generar ingresos en torno a los US$100.000 millones–US$300.000 millones al año. De todas las ideas debatidas con miras a aumentar la asistencia financiera que reciben los países más pobres, el tema más recurrente fue el alivio de la deuda, incluida la propuesta de su condonación total. Boorman expresó que el alivio de la deuda debe analizarse en el contexto de toda la asistencia que se destina a los países pobres. Desde esta óptica, la condonación de la deuda es solo una forma de destinar más fondos a los programas sociales en los países pobres, y puede no ser la más eficaz. A todas luces, se requiere más financiamiento de los países donantes y los organismos multilaterales a fin de aumentar el volumen total de recursos disponibles para luchar contra la pobreza y ayudar a los países más pobres a alcanzar los ODM, o al menos acercarse a ellos. Pero el alivio de la deuda puede hacer peligrar el acceso a nuevos préstamos de los países donantes. Cuando los donantes conceden el alivio de la deuda, suelen contrarrestar este alivio reduciendo la disponibilidad de nuevos fondos de asistencia, señaló Boorman. Desde la óptica de los donantes, es una medida lógica, pues tanto el alivio de la deuda como los nuevos fondos de financiamiento absorben recursos de los presupuestos nacionales. Boorman también exhortó a los países más ricos a considerar la posibilidad de aumentar el volumen de asistencia a través de donaciones, en lugar de préstamos, para evitar que los países se vean agobiados con niveles insostenibles de deuda. Boorman reconoció que el alivio de la deuda puede ser adecuado para algunos casos en que el endeudamiento ya ha alcanzado niveles insostenibles. Pero la condonación masiva de deuda plantea otros dos problemas además del riesgo intrínseco en los nuevos préstamos. Por un lado, es preciso imponer cierto nivel de obligación para crear o fortalecer la “cultura del crédito”, sostuvo Boorman. El otro problema tiene que ver con una cuestión de equidad. Algunos países pobres no reunirían los requisitos para acceder al alivio de la deuda por haber tenido una gestión prudente de sus finanzas y obligaciones. Paradójicamente, esto jugaría en su contra frente a otros países que se beneficiarían con la condonación de la deuda.
Diálogo entre la sociedad civil y el FMI: Prosigue el diálogo FMI-Banco Mundial y el Consejo Mundial de Iglesias El 7 de mayo, funcionarios del FMI y del Banco Mundial participaron en una reunión con representantes del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) en su sede en Ginebra. Fue el cuarto de una serie de encuentros, iniciados en 2002 por Konrad Raiser, entonces Secretario General del CMI, Horst Köhler, ex Director Gerente del FMI, y James Wolfensohn, Presidente del Banco Mundial. El propósito de la reunión fue evaluar el progreso realizado hasta el momento en el diálogo que mantienen estas entidades y planificar una eventual reunión entre los altos funcionarios de los organismos. El análisis del diálogo (véase el Boletín para la sociedad civil, febrero de 2004) entre las instituciones de Bretton Woods y el CMI se basó, en parte, en dos documentos que se distribuyeron en la reunión: uno elaborado por los representantes del CMI, y otro preparado por Graham Hacche, Subdirector del Departamento de Relaciones Externas del FMI, en el cual procuró clarificar los puntos de coincidencia e identificar los puntos de divergencia entre el CMI y las instituciones de Bretton Woods. Los representantes del CMI manifestaron que los tres ámbitos principales de interés para el futuro diálogo con las instituciones de Bretton Woods, incluso en el encuentro de altos funcionarios, son los siguientes: cómo erradicar la pobreza; la justicia y los derechos humanos; y la “democratización” de las instituciones de Bretton Woods. Katherine Marshall, Directora y Consejera del Presidente del Banco Mundial para el Diálogo sobre Valores y Ética en el Desarrollo, se refirió a la evidente subestimación, por parte del CMI, de la importancia que revisten los ODM para el trabajo de las instituciones de Bretton Woods; asimismo, expresó que la posición del Banco en materia de derechos humanos está en plena evolución, al igual que las políticas de estas instituciones en materia de reducción y reestructuración de deuda. En cuanto a la posible “reunión de alto nivel”, las tres partes analizaron posibles lugares para su celebración, así como su eventual estructura. Uno de los resultados de esa reunión, según las expectativas del CMI, sería una declaración pública de inquietudes y objetivos en común. El FMI señaló la necesidad de seguir trabajando, ya sea antes o después de esa reunión de altos funcionarios, con el fin de clarificar los puntos de coincidencia y los puntos de divergencia. Dado que en la reunión anterior, celebrada en Washington en octubre de 2003, se llegó a la conclusión de que deben realizarse estudios de casos para una mayor claridad, los participantes sugirieron que se utilicen las conclusiones de un estudio de caso en Honduras, que actualmente están llevando a cabo las iglesias alemanas, y uno en Tanzanía, por sugerencia del Banco Mundial y el FMI. En las próximas semanas se planificarán los estudios de casos, la posible reunión de personal para analizarlos y la reunión de altos funcionarios. Encuentro del Director Gerente
con ONG en Vietnam Durante su visita a Hanoi el 26 de junio, el Director Gerente, Rodrigo de Rato, mantuvo una reunión especial con representantes de cinco ONG (dos locales y tres internacionales) a fin de informarles sobre las relaciones entre Vietnam y el FMI, así como recabar sus opiniones respecto de los desafíos específicos que enfrenta la sociedad civil del país y la manera en que se podría reforzar su relación con el FMI. Los representantes de las ONG abordaron, entre otras cuestiones, el creciente problema del VIH/SIDA, la puesta en marcha del servicio para el crecimiento y la lucha contra la pobreza en Vietnam a escala local o comunitaria, las dificultades para reforzar la capacidad de los recursos humanos locales y las vinculaciones entre la política monetaria y el microfinanciamiento. El Director Gerente tomó nota especialmente de la preocupación de las ONG por la propagación del VIH/SIDA y la lenta respuesta de las autoridades, sobre todo con respecto a los medicamentos antirretrovirales de bajo costo, que las ONG atribuyeron al temor de que la importación de las medicinas ponga en riesgo las negociaciones de Vietnam para ingresar en la Organización Mundial del Comercio (OMC). De Rato señaló que las nuevas normas de la OMC establecen opciones legales para que los países pobres importen medicinas de bajo costo para el tratamiento de enfermedades como el VIH/SIDA. No obstante, si fuera necesario, habría que esclarecer esas reglas, y en tal sentido, el FMI debería defender los intereses de los países pobres. La Oficina de Hanoi del FMI dio seguimiento al diálogo participando esa misma semana en una conferencia sobre los aspectos jurídicos y comerciales relacionados con el problema del VIH/SIDA en Vietnam. Vietnam fue la última escala del recorrido de una semana que De Rato realizó en Asia a fines junio, y que incluyó Japón, China y Singapur. Fue el primer viaje oficial del nuevo Director Gerente del FMI. Carta desde Quito En el mes de abril participé en una reunión patrocinada por el PNUD para evaluar el diálogo mantenido entre las autoridades y la sociedad civil en Ecuador. El motivo era la intención del gobierno de iniciar una nueva ronda de consultas con la sociedad civil sobre la estrategia de reducción de la pobreza. Hubo unos 35 participantes, entre los que se contaban movimientos indígenas, agrupaciones de mujeres, académicos, periodistas, altos ex funcionarios del gobierno y representantes de las autoridades locales. Algunas de las enseñanzas extraídas fueron las siguientes:
Recorrido por Alta Guinea Mi recorrido por Alta Guinea con AFRICARE me permitió observar personalmente las necesidades de desarrollo de algunas de las partes aisladas de Guinea. El primer problema que enfrenta el visitante es el acceso. El viaje por carretera desde Conakry toma nueve horas (los últimos 100 km carecen totalmente de pavimento), y no existe una verdadera vía de acceso a los pueblos. La lluvia no nos causó demasiados problemas a la ida, pero al regreso diluvió y esto hizo que el viaje se prolongara tres horas más. Un segundo problema es que prácticamente no existen otros medios de comunicación. Por ejemplo, no ha habido servicio telefónico desde 2002, y muchas de las comodidades que damos por sentadas—como agua y electricidad—también pueden faltar o ser difíciles de obtener fuera de la ciudad principal. Después de observar otros numerosos problemas que afectan la vida de los habitantes de esas zonas tan remotas, nos dio gusto ver que varios proyectos están rindiendo frutos en términos de producción agrícola (nuevas cosechas y técnicas, ciclos de producción más largos y estables), almacenaje de granos y procesamiento de alimentos (leche de soya, vegetales deshidratados, aceites y cremas de nuez), nutrición (planes nutricionales, excavación y mantenimiento de pozos, tratamiento de aguas), educación sanitaria (principalmente materno-infantil, pero también sobre enfermedades de transmisión sexual y VIH/SIDA), y programas de alfabetización. Muchos de estos proyectos se centran en el empoderamiento de grupos locales con la ayuda de coordinadores locales, lo que a menudo propicia la creación y el afianzamiento de grupos de mujeres, que están muy motivados y aparentemente avanzan hacia la autosostenibilidad. Conforme se desarrollan las actividades generadoras de ingresos, aumentan el conocimiento y el uso de los sistemas financieros, sobre todo por intermedio de instituciones sólidas de microfinanciamiento, como Crédit Rural. Parece ser que estos grupos están funcionando bien, con un apoyo visible de las autoridades locales y la asistencia de otros organismos. Los tres pueblos que visitamos varían mucho en tamaño (alrededor de 100, 800 y 2.000 habitantes) y han contado con la asistencia de AFRICARE en diferentes períodos, lo cual les ha permitido evaluar en cierta medida cómo progresan los proyectos y las comunidades. Los problemas por atacar abarcan desde la disponibilidad de recursos básicos hasta la administración interna y la continuidad una vez que concluya la participación directa de AFRICARE. Esto es una señal de que ha habido avances, pero también de que hay que cerciorarse de que se implanten mecanismos claros de rendición de cuentas y de que se evalúen continuamente (por ejemplo, mediante el mantenimiento de registros financieros e indicadores de salud). Para obtener más información sobre AFRICARE, visite: http://www.usaid.gov/gn/nrm/news/030411_foodforpeace/africareindinguiraye.htm. Si desea que le notifiquen por correo electrónico la publicación de nuevos documentos en el sitio de Internet del FMI, sírvase registrarse en nuestro website notification system. Otras reuniones recientes entre los funcionarios del FMI y organizaciones de la sociedad civil
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