BoletÃn del FMI : Se reaviva el crecimiento de los países de bajo ingreso
9 de abril de 2013
- El crecimiento de los países de bajo ingreso se ha fortalecido en los 20 últimos años
- Los brotes de crecimiento recientes están basados en mejores políticas económicas
- Continuar con la reforma de las políticas es crítico para sostener el sólido desempeño de los países de bajo ingreso
La economía de los países de bajo ingreso se ha reavivado en las dos últimas décadas. Un análisis publicado por el FMI en la última edición de Perspectivas de la economía mundial (informe WEO) sugiere que los países de bajo ingreso dinámicos tienen hoy una base económica más sólida que antes de la década de 1990 y, por lo tanto, podrán seguir bien encaminados con más facilidad.
PERSPECTIVAS DE LA ECONOMÍA MUNDIAL
Tras una primera ola de despegues del crecimiento —una expansión del producto per cápita con una duración mínima de cinco años y un promedio mínimo de 3½% al año— de los países de bajo ingreso en la década de 1960 y comienzos de la década de 1970, los despegues menguaron en la década de 1980. El crecimiento de muchos de estos países se desaceleró a medida que empeoraron las condiciones económicas mundiales. Una segunda ola de despegues comenzó en la década de 1990 (véase el gráfico 1).
Una inquietud crítica en la actualidad es si los recientes despegues de los países de bajo ingreso podrían transformarse en retrocesos, como ocurrió en algunos casos en el pasado, sobre todo si el crecimiento mundial continúa siendo atenuado. Tras analizar despegues del crecimiento en más de 60 países de bajo ingreso durante las seis últimas décadas, el estudio del FMI lleva a pensar que los riesgos actuales son mucho más bajos.
Despegues más sostenidos
Según los autores, recientemente los despegues del crecimiento de países de bajo ingreso han durado más que los ocurridos antes de la década de 1990: más de la mitad de los países de bajo ingreso dinámicos de hoy continuaron expandiéndose a lo largo de la Gran Recesión.
Los despegues del crecimiento no se limitaron a los países productores de materias primas; también se produjeron en países de bajo ingreso ricos en recursos naturales, orientados a la manufactura y otros. “En los despegues, parece haber en juego algo más que la solidez de las condiciones mundiales, ya que muchos países de bajo ingreso, orientados ya sea a los recursos naturales o a la manufactura, no lograron despegar”, explicó John Bluedorn, uno de los autores del estudio.
En ambas generaciones, los despegues por lo general dieron fruto: en los 10 años siguientes, el ingreso per cápita subió 50–60%, a diferencia de los aumentos mucho más pequeños registrados en los países de bajo ingreso que no despegaron (véase el gráfico 2). “Ese es un mensaje importante para alrededor de dos tercios de los países de bajo ingreso de hoy que aún no han experimentado un despegue del crecimiento”, destacó Jaime Guajardo, otro de los autores del estudio. “Ahora bien, preocupa el hecho de que en la generación anterior los avances del ingreso logrados tras algunos despegues terminaron retrocediendo. El interrogante para muchas autoridades es si esta vez la situación será diferente”.
Tras los despegues recientes, afianzamiento de los cimientos de la política económica
El estudio detectó similitudes importantes entre los despegues de ambas generaciones: las tasas de inversión y el crecimiento de la exportación fueron más elevados que en los países de bajo ingreso que no lograron despegar. Esto pone de relieve los papeles bien establecidos que juegan la acumulación del capital y la integración comercial en el desarrollo.
Existen también diferencias notables entre ambas generaciones, lo cual da la seguridad de que los despegues de hoy son más resistentes que los del pasado. En los países que experimentaron despegues hace poco se observa una caída de los niveles de inflación y deuda pública y externa; en los despegues del pasado, por el contrario, los desequilibrios se agudizaron (véase el gráfico 3). “En parte, esto tiene que ver con el hecho de que los países están recurriendo más a la inversión extranjera directa, y en parte con el hecho de que el crecimiento vigoroso perduró aun con una inversión más baja que en la generación anterior”, señaló Nkunde Mwase, otro de los autores del estudio.
Los despegues recientes también han seguido una trayectoria más firme de instituciones y reformas estructurales, como por ejemplo una menor carga regulatoria, mejor infraestructura, niveles educativos más altos, menor desigualdad del ingreso y mayor estabilidad política.
El ímpetu de la reforma debe continuar
Basándose en los datos históricos, el estudio documenta que los países de bajo ingreso lograron despegar al reducir los desequilibrios, pero no todos pudieron mantener esa trayectoria. Los que enfrentaron con determinación las vulnerabilidades o implementaron reformas que contribuyeron a estimular la productividad gozaron de un crecimiento sostenido (Indonesia y Corea entre las décadas de 1960 y 1980). Cuando los desequilibrios se agudizaron, los despegues se frustraron o llegaron a su fin incluso después de décadas de crecimiento pujante (Brasil en la década de 1980 e Indonesia en la de 1990).
“La principal conclusión es que los países de bajo ingreso deben evitar sobreestimular la demanda o acumular una deuda externa excesiva a pesar de un entorno de tasas de interés mundiales ultrabajas”, observó Rupa Duttagupta, que dirigió el estudio.
El informe finaliza determinando que si los países de bajo ingreso dinámicos de hoy conservan el ímpetu de la reforma, probablemente no sufrirán los reveses que afligieron a tantos de sus predecesores. “Es necesario seguir poniendo empeño en reducir los desequilibrios y hacer frente a numerosos retos, como un crecimiento concentrado en unos pocos sectores o que aún no se ha traducido en una mejora generalizada de los niveles de vida y disminuciones de los niveles de pobreza”, recalcó Duttagupta.